Cuando el g¨¦nero es uno mismo
Las composiciones de Tortoise ganan cuerpo aupadas en la contagiosa polirritmia que dictan sus dos bater¨ªas
La perdurabilidad del discurso de Tortoise es una de las pruebas m¨¢s irrefutables de que las etiquetas coyunturales poco pueden hacer para ahogar carreras marcadas por el genio. Ninguna banda ha sido con m¨¢s frecuencia asociada a aquello que un cr¨ªtico brit¨¢nico bautiz¨® como post rock, a mitad de los 90, como ellos. Y, a la vez, ninguna otra banda ha mostrado, a trav¨¦s de su evoluci¨®n, la futilidad de tal etiqueta.
Porque mientras otros supuestos correligionarios orbitan sobre el mismo eje, buscando el Santo Grial de la alternancia entre calma y tempestad repitiendo una y otra vez el mismo modus operandi, la propuesta de los de Chicago -aparentemente m¨¢s cerebral- siempre ha sido m¨¢s permeable a g¨¦neros como el jazz, el kraut e incluso la bossa. Siempre ha tenido m¨¢s puntos de enganche con un p¨²blico potencialmente m¨¢s heterog¨¦neo.
Tortoise
Tortoise. John McEntire, John Herndon, Doug McCombs, Jeff Parker, Dan Bitney. Wah Wah. Valencia, 17 de mayo de 2012.
El milagro es que todo eso lo ensamblen con una misma voz, extrayendo una sonoridad absolutamente reconocible a unos instrumentos que, sobre el escenario, intercambian con pasmosa destreza. Son como un g¨¦nero en s¨ª mismo. Como los cl¨¢sicos del blues o del jazz. Por eso siempre reconforta volver a verles en escena.
Volver a testificar c¨®mo sus composiciones, entes org¨¢nicos que parecen crecer de forma aut¨®noma (pese a su m¨¢s que premeditada arquitectura), van ganando cuerpo aupadas en esa contagiosa polirritmia que dictan sus dos bater¨ªas.
Certificar una vez m¨¢s que su talante sesudamente intelectual (cuando la m¨²sica lo dice todo, ?para qu¨¦ tratar de congraciar con el p¨²blico con los mismos lugares comunes de siempre?), fr¨ªo a primera vista, no contradice la capacidad emotiva que a¨²n conserva su m¨²sica. Porque fue el suyo un magn¨ªfico concierto. Quiz¨¢ solo algo falto de fuelle en sus estertores, ya que acab¨® un poco difuminado por un bis marcado por cierta desidia, a modo de condescendiente propina.
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