El pez diablo sube a la superficie
Hay que creer siempre, aunque Dios finja no existir; hay que presionar hasta el final, aunque el empate te valga; hay que exigirse, en el amor y en la Champions, lo que los dem¨¢s esperan de ti
![Jude Bellingham (d) celebra junto a sus compa?eros el tercer gol del Madrid durante el partido de Champions ante el City este martes.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SBFSMHVI3FCKRH3QD7G7ZOHTJE.jpg?auth=3b05ace971f018d2f5d371fac8afcbb6e7642f1fb06eafbd6747671fc0d07a60&width=414)
Solo los comentaristas de RAC1, en un vibrante momento de lucidez durante la remontada hist¨®rica del Madrid al City en 2022 supieron describir a la perfecci¨®n el partido que se celebr¨® este martes, tres a?os despu¨¦s, entre el City y el Madrid: no se trata de f¨²tbol, se trata de un fen¨®meno paranormal. Pero se olvidaron de algo: no es paranormal, es paranormal¨ªsimo. La nueva paranormalidad, que era la vieja. El Madrid haciendo cosas del Madrid en los ¨²ltimos minutos. La bestia callada y herida, sangrando por todas las heridas de esta temporada, sangrando por las lanzadas de equipos grandes que lo maniataron hasta el final este a?o, emergi¨® como un pez diablo abisal en el partido m¨¢s importante y contra el rival m¨¢s grande, contra el entrenador m¨¢s grande, en el estadio maldito: dos golazos, uno en el ¨²ltimo segundo, y a poner a reventar el Bernab¨¦u de gente en la vuelta. Ha vuelto la Champions, gritaban en Macondo cuando volv¨ªa el gitano Melqu¨ªades con sus cachivaches m¨¢gicos al pueblo; ha vuelto la Champions, como grita a¨²n en los pueblos el afilador d¨¢ndole a la rueda debajo de las ventanas. Y ha vuelto el Madrid. Ha vuelto la felicidad, cuando m¨¢s se la esperaba, cuando m¨¢s se la necesitaba.
Y eso que el partido empez¨® con mural burl¨®n hacia Vini recordando sus lloros bajo una hermosa imagen de Rodri besando el Bal¨®n de Oro. Rodri le sac¨® una foto. No extra?a. Cualquier prueba es buena para, en el futuro, asegurar que gan¨® el Bal¨®n de Oro 2024. Y eso, tambi¨¦n, que de todas las variables catastr¨®ficas que el Real Madrid hab¨ªa ensayado con ¨¦xito esta temporada contra clubes grandes, hab¨ªa una in¨¦dita que fue convenientemente explotada durante 45 minutos en M¨¢nchester: jugar mejor, crear ocasiones claras, fallarlas y perder. Se olvid¨® el Madrid de jugar a nada y jug¨® a todo, y el marcador le hizo recordar en alg¨²n momento a los tiempos en los que el monstruo Champions permanec¨ªa agazapado sin saber qu¨¦ hacer con el bal¨®n m¨¢s que para sacarlo de la l¨ªnea de meta antes de que cruzase, y luego inyectar el veneno mortal.
Se present¨® un City sometido durante muchos minutos a un bombardeo constante: Mbapp¨¦, Valverde, Vinicius. Hasta Mendy tuvo una ocasi¨®n clara en el bazar de la defensa citizen superada por momentos, descalabrada otros. Nada hab¨ªa. Tuvo que ser el peor remate de la vida de Mbapp¨¦ el que le empezase a dar aire al Madrid para la vuelta. Un aire que deposit¨® al Real en el segundo tiempo con maneras de mariscal y mordedura de cobra, entregado como nunca en el estadio de Guardiola a una manada sensacional encabezada por Vinicius, Rodrygo y Mbapp¨¦ durante minutos que se dir¨ªan imperiales si en el Madrid el juego fuese imperial, no los goles.
Y no hubo goles blancos hasta los minutos Madrid, ese manojo de minutos en que parece que ya est¨¢ todo hecho, que no hay m¨¢s, que esto a los 50 a?os es lo que la vida nos ha ofrecido y lo aceptamos con resignaci¨®n. Un 2-1 y a esperar la vuelta, o que haya luz despu¨¦s de la muerte. Pero en la vida hay que ser el Madrid, aunque en el f¨²tbol no seas del Madrid. Hay que creer siempre, aunque Dios finja no existir; hay que presionar hasta el final, aunque el empate te valga; hay que exigirse, en el amor y en la Champions, lo que los dem¨¢s esperan de ti. Y repetirlo una y otra vez, una y otra vez. Porque nadie, nunca, se aburre de esto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
![Manuel Jabois](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F643e6247-f9af-4c29-b158-70f4b8fdbcfc.png?auth=d28825d7562d6ab3d97543d9315aec3d03a924beecea71fa5ef685a93b7a4e71&width=100&height=100&smart=true)