Feij¨®o se encomienda a Keynes

Encall¨® la fusi¨®n de las cajas y el banco resultante, Novagalicia, se aboca a la subasta mientras los fondos de inversi¨®n extranjeros siguen al acecho. El publicitad¨ªsimo plan para unir ayuntamientos que se sac¨® de la chistera el presidente de la Xunta, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, en el debate sobre el estado de la Autonom¨ªa es una quimera y hasta los alcaldes del PP amagaron con un mot¨ªn La promesa estrella de su campa?a de 2009 ¡ªbajadas generalizadas de impuestos ¡°para dinamizar el consumo como Aznar en 1996¡±¡ª hace un par de a?os que es papel mojado. El PP no reducir¨¢ el tramo auton¨®mico del IRPF y de las rebajas selectivas aplicadas en el impuesto de transmisiones patrimoniales ¡ªcon la vista puesta en el sector del ladrillo¡ª lo que se sabe es que la recaudaci¨®n de ese tributo se ha desplomado, tal y como admite la propia Xunta en el Plan de Reequilibrio presentado al Ministerio de Hacienda.

Entretanto, el paro engorda incluso en abril (a diferencia de lo que sucedi¨® en otras comunidades e incluso en la media del Estado) pese a la semana santa, y el ¨ªndice de producci¨®n industrial contin¨²a en ca¨ªda libre a la espera de que la nueva f¨®rmula de tax lease y el acuerdo con Pemex se traduzca en pedidos para los astilleros o se recupere el sector textil, otro de los que se desploma.

Con semejante panorama econ¨®mico, el presidente de la Xunta se debate sobre si adelantar las elecciones a la vuelta del verano o aguantar hasta marzo y convocar cuando toca. Mientras mira de reojo a Euskadi ¡ªdonde su partido ha dejado de apoyar al Gobierno¡ª para ver qu¨¦ hace el lehendakari Pachi L¨®pez, que tambi¨¦n debe poner fecha a los comicios vascos, Feij¨®o repite que tiene encuestas que le auguran ¡°resultados hist¨®ricos¡± y que si se tratase de beneficiar al PP, ya hubiera llamado a las urnas, como le han reclamado repetidamente algunos barones que empiezan a temer abrasarse al calor de los incumplimientos de Rajoy y su Gobierno.

?A qu¨¦ espera entonces el presidente? Ni siquiera los m¨¢s cercanos se atreven a dar un pron¨®stico sobre la fecha de las auton¨®micas. Feij¨®o asume que la econom¨ªa a corto plazo no va a repuntar pero cree contar con una baza a su favor: el brutal recorte de 18.000 millones de euros que las autonom¨ªas pactaron la pasada semana en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera. Presidente, conselleiros, Partido Popular y medios p¨²blicos repiten que de esa cantidad Galicia solo ha de recortar 69 millones, muy lejos de los 2.500 que le corresponden a Andaluc¨ªa o los m¨¢s de 4.000 de Catalu?a, por no citar Gobiernos del PP endeudados hasta las cejas como Valencia, Madrid, Castilla y Le¨®n o Murcia. Quienes hacen esa lectura admiten que la Xunta ya ven¨ªa podando a?o a a?o unos presupuestos que en tres ejercicios perdieron m¨¢s de 2.000 millones de euros. Las dem¨¢s autonom¨ªas solo pueden empeorar y esa el argumento al que se aferra el presidente.

En un acto para contraprogramar las manifestaciones del movimiento 15M el pasado 12 de mayo, Feij¨®o prometi¨® ante 5.000 incondicionales que com¨ªan mejillones y carne ¨® caldeiro en A Coru?a: ¡°La recuperaci¨®n econ¨®mica empezar¨¢ en Galicia¡±. Seis d¨ªas m¨¢s tarde tras un consello de la Xunta aclar¨® que no es que disponga de razones para el optimismo, ¡°sino para el menor pesimismo¡±.

Ni siquiera los colaboradores m¨¢s cercanos saben de la fecha electoral

Es ah¨ª donde Feij¨®o abraza la teor¨ªa de Keynes. Parte de la idea de que si la econom¨ªa gallega est¨¢ peor es porque paga las consecuencias de haber anticipado los recortes, cosa que algunos de sus colegas en otras comunidades no hicieron por mero c¨¢lculo partidista: tuvieron elecciones en 2011 y por eso decidieron retrasar los deberes. Ahora que han pasado las auton¨®micas, las generales y las andaluzas, ha aflorado todo ese d¨¦ficit oculto y el resto de comunidades se ven forzadas a aplicar ajustes dr¨¢sticos para cumplir con el techo de d¨¦ficit impuesto por el Gobierno. No tendr¨¢n otro remedio que recortar gasto, despedir o bajar sueldos a funcionarios, de modo que la inversi¨®n p¨²blica ya no podr¨¢ tirar del cuadro macroecon¨®mico.

El argumentario del PP sostiene que se medir¨¢ a un "tripartito o cuatripartito"

Al contrario, habr¨¢ menos gasto de las administraciones y eso se traducir¨¢ en m¨¢s paro y contracci¨®n econ¨®mica. En ese escenario, cuando las cosas a¨²n vayan a peor en todo el resto del Estado es donde Galicia saldr¨¢ reforzada. De entrada, Feij¨®o ya presion¨® al Gobierno de Rajoy para que ninguna de las comunidades incumplidoras recibiera compensaciones de ¨²ltima hora en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera y hubiera una ¨²nica vara de medir. De momento, parece que lo ha logrado, a la espera de ver c¨®mo se las componen el resto de presidentes auton¨®micos para cuadrar sus cuentas.

Pero la estrategia de dejar pasar los meses para que Galicia sea el tuerto en el pa¨ªs de los ciegos tiene riesgos, el m¨¢s inminente, el descr¨¦dito de Rajoy y del PP que va a m¨¢s cada d¨ªa que pasa con manifestaciones en la calle y parte de sus bases desencantadas. Entre las ventajas de esperar, que por fin haya barcos en construcci¨®n en las gradas bien por pedidos de Pemex o de otros pa¨ªses donde el PP ha desplegado gestiones diplom¨¢ticas para lograr carta de trabajo en astilleros de Vigo y Ferrol, territorios clave en la batalla electoral. Y est¨¢ la fragmentaci¨®n de los partidos de la oposici¨®n porque cuanto m¨¢s tiempo pase, m¨¢s probabilidades hay de que las escisiones del Bloque constituyan su plataforma electoral. Para cuando eso suceda, Feij¨®o ya tiene listo el argumentario que se le ha escapado en alguna comparecencia reciente: el PP ya no se mide a un bipartito sino a un tripartito o un cuatripartito y a una ensalada de siglas.