Los ayudantes del sheriff
No se ha hundido la Seguridad Social, sino los fondos de pensiones que recomendaban los gur¨²s
El otro d¨ªa escuch¨¦ o le¨ª a alguien decir que la sanidad p¨²blica ¡°no es rentable ni sostenible econ¨®micamente¡±. Tal cual. Claro que la sanidad p¨²blica no es rentable. Ni la ense?anza p¨²blica. Ni la polic¨ªa p¨²blica, ni el ej¨¦rcito p¨²blico. La sanidad p¨²blica incluso aspira a tener los menos clientes posibles, y por eso promueve h¨¢bitos saludables, al contrario que la privada, que ¡ªdesde el punto de vista estrictamente econ¨®mico, no el m¨¦dico¡ª deber¨ªa estar encantada con el tabaquismo, la emisi¨®n de gases nocivos o la conducci¨®n poco segura.
Lamento no recordar y no poder ofrecer a la execraci¨®n p¨²blica la identidad del asno o asna en cuesti¨®n. Si en ciertas conductas sociales estamos como estamos por condescender en su momento con el pantal¨®n masculino a media pierna en actividades distintas del baldeo de cubierta, pol¨ªticamente hozamos en la abyecci¨®n por permitir que sobrevivan en las tribunas gente que lo hace notablemente peor que los escolares que las ocupan en esas jornadas de puertas abiertas. No hemos llegado a los niveles de Carlos Menem cuando sentenciaba: ¡°Ac¨¢ no se trata de sacarle a los ricos para darle a los pobres, como hac¨ªa Robinson Crusoe¡±, pero hacia ah¨ª vamos.
Cierta clase pol¨ªtica, la que se debe a sus jaleadores y la que no tiene m¨¢s m¨¦ritos que el ansia de hacerlos como sea, se equipa con argumentos con la misma rapidez y desapego con la que en los westerns los ayudantes del sheriff cog¨ªan los rifles del armero al iniciar una persecuci¨®n. Al fin y al cabo, les van a dar el mismo uso. Se establece una verdad revelada ¡ª¡°hemos vivido por encima de nuestras posibilidades" o ¡°la gesti¨®n p¨²blica tiene que ser como la privada¡±¡ª y a partir de ah¨ª se incrusta en cualquier discurso, tenga o no sentido.
Con respecto al primer mantra, no s¨¦ c¨®mo habr¨¢n vivido ustedes, pero en general, y con respecto a nuestro entorno, todos lo hemos hecho con unos sueldos considerablemente m¨¢s bajos, con unos horarios laborales m¨¢s extensos, unos precios similares y unos servicios ¡ªtelefon¨ªa, transporte¡ª bastante m¨¢s caros y de menor calidad. Eso s¨ª, sol, fiesta y alegr¨ªa, toda. Y mucho mejor que en la ¨¦poca de nuestros padres/abuelos, que ten¨ªan que esperar a?os para que les dieran el coche/piso que hab¨ªan comprado. Y que en la posguerra, cuando los alimentos estaban racionados.
Con respecto al segundo axioma, el de que lo privado funciona mejor que lo p¨²blico, pues depende. Las empresas o sociedades concretas suelen estar mejor o peor gestionadas dependiendo de quien las gestione, no de quien sea su propietario. Como dec¨ªa Chesterton (para no decepcionar a Ant¨®n Baamonde y a su fe en la fe que el Opus Dei y yo tenemos en ¨¦l, en Chesterton, no en Baamonde): ¡°Un capitalista es posible que tenga m¨¢s ¨¦xito como capitalista si siente afici¨®n por sus negocios, aunque suele tenerlo a¨²n m¨¢s si tiene el sentido com¨²n de dejarlos en mano de un administrador¡±.
Es m¨¢s, si nos atenemos a la experiencia reciente, cualquier ayudante del sheriff tendr¨¢ que reconocer que la deuda p¨²blica era un pufo modesto al lado del cr¨¢ter de la deuda privada. Y lo que se ha hundido no ha sido precisamente la Seguridad Social, sino aquellos fondos de pensiones en los que los gur¨²s econ¨®micos recomendaban hace un par de d¨¦cadas que meti¨¦semos los ahorros en previsi¨®n de la m¨¢s que segura quiebra del sistema p¨²blico de pensiones. Bueno, ahora lo p¨²blico quiebra bastante, a consecuencia, entre otras cosas, de las ayudas que hay que dar para reflotar a los bancos que pagaban a aquellos tipos que hac¨ªan aquellos informes¡
Y tambi¨¦n, claro est¨¢, a consecuencia de los despilfarros de las instituciones. Reconozco a los ayudantes del sheriff que son p¨²blicas, pero el problema es que se han regido como si fuesen privadas y no tuviesen que rendir cuentas. De ah¨ª las infraestructuras multimillonarias acometidas, fuesen necesarias o superfluas, donde le ha parecido a la autoridad pertinente como si los fondos fuesen propios. As¨ª lo han entendido perfectamente desde el presidente del Tribunal Supremo, Carlos D¨ªvar, que convert¨ªa sus viajes en institucionales por el mero hecho de hacerlos (como ha sancionado en papel timbrado su teniente fiscal), al presidente saliente de la Diputaci¨®n de Ourense, cuando afirmaba que los trabajadores eran suyos, no de la instituci¨®n.
A buena parte de los ayudantes del sheriff los mantuvieron sus padres mientras hac¨ªan meritoriamente unas oposiciones que les permitiesen vivir del Estado, o si abandonaron el nido fue para construir otro en el ramaje del aparato de un partido. Es decir, no han tenido un trabajo de verdad ¡ªcon perd¨®n¡ª en su vida y por lo tanto, debatir con ellos sobre lo que le pasa a la gente es algo parecido a esta conversaci¨®n en Ruido de fondo, de Don DeLillo:
¡ªVa a llover esta noche.
¡ªEst¨¢ lloviendo ahora.
¡ªLa radio ha dicho que ser¨¢ esta noche.
Lo que saben perfectamente es que la pol¨ªtica, como la defini¨® Ambrose Bierce hace ya un siglo, es un conflicto de intereses disfrazados de lucha de principios y el manejo de los intereses p¨²blicos en provecho privado.
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