Machacar al periodista
"Se detecta alguna novedad entre tanta podredumbre moral, y es la ausencia de verg¨¹enza ante lo hecho, y a¨²n peor, la decisi¨®n previa de hacerlo pese a quien pese"
Y violar de paso a la parlamentaria adversa. En eso ha venido a quedar la gloria de Rafael Blasco y sus secuaces, un tipo del que los peperos valencianos, y en general todos los valencianos, har¨ªan bien en desprenderse cuanto antes, como ya hicieron los del glorioso FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patri¨®tico, nada menos, en el que un g¨¢nster vocacional como Ram¨®n de Soto pretend¨ªa hacer creer que Beatriz de Holanda recorr¨ªa las calles de Amsterdam en bicicleta provista de un spray con el que ensuciaba las paredes de los canales con un ?Viva el EfeErreAP!), los socialistas, y tutti quanti. Pero eso, con ser mucho, no lo es todo. A fin de cuentas ?qu¨¦ son un pu?ado de millones de euros birlados en nombre de la solidaridad y la ciudadan¨ªa? El chocolate de un loro especialmente goloso. Lo peor es lo otro. Y lo otro es considerar que muy probablemente en este mismo momento, cuando salen a la luz estas y otras miserables tropel¨ªas, est¨¢ sucediendo exactamente lo mismo, como en una pesadilla que se repite noche tras noche, y de las que no sabremos nada as¨ª que pasen cinco a?os. Y cuando eso suceda, cuando se sepa, tampoco nos asombraremos ya de nada, acostumbrados como estamos a que aqu¨ª puede pasar de todo, que todav¨ªa hay resquicios donde ejercer la rapi?a sin nombre de los desahucios, de los sobornos, de esas voces grabadas de pol¨ªticos, empresarios y allegados donde el bochorno es infinito y donde se fantasea sin piedad sobre la p¨¦rdida de la dignidad en la condici¨®n humana, tanto en el tobog¨¢n sin futuro de las v¨ªctimas como en la asombrosa, despiadada vor¨¢gine de los manejos de los chorizos.
Se dir¨¢ que todo ello, y lo que vendr¨¢, no es nada nuevo, que viene ocurriendo desde siempre, que los que mandan, mandan mientras el resto, que somos casi todos, se pliega, rabia u obedece sin rechistar o renegando por lo bajo. Pero s¨ª que se detecta alguna novedad entre tanta podredumbre moral, y es la ausencia de verg¨¹enza ante lo hecho, y a¨²n peor, la decisi¨®n previa de hacerlo pese a quien pese, y, peor todav¨ªa, el h¨¢bito cada vez m¨¢s extendido de sacar pecho como chorizo de post¨ªn en la creencia de que no habr¨¢n de pillarte en esa colecci¨®n de trapacer¨ªas que, como algunas pel¨ªculas de ¨¦xito, siempre tiene su segunda parte, una eterna versi¨®n de lo mismo.
Pero ahora (tambi¨¦n antes, pero ahora con mayor frecuencia) sucede que hay fotograf¨ªas, testimonio grabado de intervenciones diversas, material period¨ªstico que permite valorar los matices de la expresi¨®n de los granujas antes incluso de que sean registrados, escuchados, testimoniados y finalmente imputados ante unos jueces que a menudo obran exactamente como ellos. Aunque se muevan, y sobre todo si lo hacen, salen en la foto. Una foto como de p¨¢nico estremecedor donde queda fijada para siempre la catadura atroz de sus inn¨²meros protagonistas y ese desparpajo tabernario del que se cree tan impune como listillo.
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