Los sue?os y la bocina
Chambao cant¨® ante una sala Riviera casi abarrotada
Despu¨¦s de cinco a?os de silencio y con un nuevo disco titulado sencillamente ¡®Chambao¡¯, cab¨ªa intuir que las m¨¢s recientes canciones de Lamari presentar¨ªan una cierta vocaci¨®n rupturista. No es as¨ª. El ¡®buenismo¡¯ y ¡®buenrollismo¡¯ de la malague?a pueden agradecerse como revulsivo ante las malas rachas, pero el p¨²blico que casi llenaba anoche La Riviera no hab¨ªa interiorizado un repertorio que suena tan pl¨¢cido como carente de picos y valles. Que agrada pero dista de conmover.
Vuelve a lucir Lamari melena generosa, se pasea con gracilidad de gitanilla sobre sus pies descalzos y exhibe una voz arrolladora, estupenda; muy segura y templada. Arranca con ¡®La verdad mentira¡¯, sobre las falsas impresiones, primera de las muchas piezas con esp¨ªritu aleccionador: ¡®Miedo por dentro¡¯ explora los temores ¨ªntimos, ¡®Lo mejor pa ti¡¯ es bienintencionada y algo maternal y ¡®El vaiv¨¦n¡¯ opta por un discurso metaf¨ªsico en primer grado. Se agradecen m¨¢s el aire moruno de ¡®Buenos consejos¡¯, con el oud (la¨²d ¨¢rabe) de Amir, o ese gracejo de coplilla popular que desprende ¡®Beliche¡¯.
M¨¢s fervor despiertan en el gallinero los grandes cl¨¢sicos, desde ¡®Mejor me quedo aqu¨ª¡¯ a ¡®Papeles mojados¡¯, ¡®Pokito a poko¡¯ o, claro, la et¨¦rea ¡®Ah¨ª est¨¢s t¨²¡¯. Todos los bises, en cambio, pertenec¨ªan al ¨²ltimo ¨¢lbum, con los buenos deseos de ¡®Los sue?os¡¯ como colof¨®n. L¨¢stima que los sue?os se desintegren casi siempre con el bocinazo del despertador.
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