La m¨²sica combate el sida en el Sant Jordi
15.000 personas asisten al concierto ben¨¦fico Les nostres can?ons contra la enfermedad en el que participaron, entre otros, Lluis Llach, Guardiola y Silvia P¨¦rez Cruz
La luz diurna de una primavera avanzada se colaba por las claraboyas del Sant Jordi. Pod¨ªa pensarse en la esperanza que esta luz representaba en la lucha contra el SIDA, una enfermedad con treinta a?os ya a sus espaldas contra la que se convocaba el acto que a¨²n bajo luz natural comenzaba. Eran las 21:10h y el recinto ya estaba casi lleno, con unas 15.000 personas repartidas entre las gradas y las sillas que poblaron la pista para que quienes lo deseasen ayudasen con un importe superior al propio de las entradas m¨¢s econ¨®micas. Sentado al piano Manu Guix introdujo al primer participante, un Sisa que con su inagotable Qualsevol nit pot sortit el sol dio el pistoletazo de salida al espect¨¢culo Les nostres can?ons contra la SIDA.
Sisa, media sonrisa en el rostro y la mirada fijada en un punto del horizonte que se ignora si est¨¢ m¨¢s all¨¢ del sol o cerca de la punta de su nariz, estuvo gal¨¢ctico, como en ¨¦l resulta habitual. Uno de los grandes aciertos del espect¨¢culo, protagonizado exclusivamente por canciones cantadas en catal¨¢n, fue la omisi¨®n del presentador, lo que imprimi¨® ritmo y dinamismo al concierto, que de otra manera podr¨ªa haber embarrancado entre interrupciones. Tan s¨®lo unos v¨ªdeos aleg¨®ricos a la lucha contra el SIDA y al poder terap¨¦utico de la m¨²sica, protagonizados por participantes en el concierto, impon¨ªan la reflexi¨®n que evit¨® la excesiva trivializaci¨®n del acto. Y en el coraz¨®n de casi todas las intervenciones la necesidad de no bajar la guardia ante una enfermedad que sigue matando en silencio pese a que en ocasiones es considerada como poco m¨¢s que una infecci¨®n de cierta severidad.
Tras el paso de Marina Rosell por escena, seguida por un excelente Miguel Poveda y una sensacional S¨ªlvia P¨¦rez Cruz bordando con Toti Soler unas emocionantes Paraules d¡¯amor, el Sant Jordi tembl¨® ante la aparici¨®n de Llu¨ªs Llach y Pep Guardiola, quienes junto a la propia S¨ªlvia interpretaron Ara mateix. La escena fue hermosa: Llu¨ªs sentado ante en piano bajo uno de sus peculiares gorros de lana y Silvia y Pep apoyados en el instrumento, blanco como todo el escenario. A Pep, que prefiri¨® no cantar, le toc¨® recitar una parte de la letra en el que fue uno de los momentos m¨¢s singulares del show, seguido en pie por la asistencia. Tras la pieza, el sentimiento nacionalista se hizo presente por los c¨¢nticos que ba?aron al tr¨ªo mientras saludaba en escena.
Pep prefiri¨® no cantar y le toc¨® recitar parte de la letra de Ara mateix
El volumen propio de un concierto de heavy metal cuya intenci¨®n expresa fuese demoler t¨ªmpanos, se sinti¨® con la actuaci¨®n de Lax¡¯N¡¯Busto, cuyo Llen?at ensordeci¨®. Poco m¨¢s o menos ocurri¨® lo mismo con Pep Sala, un eficiente gestor de recuerdos cuyo fuerte no es la voz. Su ataque a Tren de mitjanit fue inusitadamente potente, ayudado por la cantante Gemma Recoder. Luego, Gerard Quintana y Sabor de Gr¨¤cia reinventaron L¡¯Empord¨¤ en clave rumbera con tanta determinaci¨®n que parte del p¨²blico se solt¨® a bailar. En la misma clave agitanada le sigui¨® Peret, cuya salida al escenario fue de libro: caminando pausado, con la guitarra despreocupadamente sobre el hombro. As¨ª salen los veteranos. Salud¨® y su Mig amic interpretado en solitario, destap¨® recuerdos. La Troba Kung Fu apur¨® el tramo rumbero con La can?¨® del lladre y as¨ª se llegaba al ecuador del espect¨¢culo.
A todo esto el p¨²blico no pod¨ªa ser m¨¢s variado. Ni?os y abuelos, t¨ªos solteros y novios con la mirada estrenando amor, adolescentes con la cara pintada con la cuatribarrada y cincuentones que dada la circunstancia vest¨ªan una camiseta comprada en la ¨²ltima gira de Marilion. Ante tal despliegue familiar lo ¨²nico que choc¨® fue la presencia de dos furgonetas antidisturbios de los Mossos d¡¯Esquadra, que ajenos al percal, posaban con la misma determinaci¨®n, fiereza y letal mirada con la que proteger¨ªan una cumbre de financieros en el Raval. Era como ver a un domador pertrechado hasta los dientes ante¡.unos ratones. Dentro del recinto el ambiente fue excelente, festivo, reivindicativo y muy participativo, con la asistencia dispuesta a formar parte de un momento marcado en las agendas del ma?ana como un hermoso y ¨²til acto contra el SIDA.
Tras la aparatosa actuaci¨®n de Obrint Pas, el tramo pop de la noche lo abrieron Ant¨°nia Font, para comprobarse que el sonido dif¨ªcilmente se solucionar¨ªa. Pelillos a la mar, no era cuesti¨®n de ponerse tiquismiquis. Mishima, excelente su Un tros de fang; Beth junto a Joan Masdeu y su muy aplaudida versi¨®n del Bon dia; Ter¨¤pia de Shock; Els Amics de les Arts; Gossos, ¨²nicos participantes en lanzar un mensaje cr¨ªtico contra la mercantilizaci¨®n de la sanidad apostando por una vacuna que no sea s¨®lo un negocio para la industria farmac¨¦utica y Gerard Quintana dieron forma a este tramo del recital, que desemboc¨® en la pieza de cierre. Fue Boig per t¨², cantado al alim¨®n por los participantes en el acto que con esta suma de voluntades tocaba a su fin. Hoy el SIDA sigue infectando y causando dolor, pero tambi¨¦n se est¨¢ un d¨ªa m¨¢s cerca de convertirlo en una pesadilla que pas¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.