El eterno retorno de las crisis
El poeta peruano Rodr¨ªguez-Gaona recorre los proyectos truncados de Madrid durante tres siglos
Poemas que esconden una cr¨®nica. Versos que recorren calles, plazas, bares, balcones, edificios. Escenas y ruidos de ciudad. Im¨¢genes que esparcen preguntas. Madrid, l¨ªnea circular (Oficina de Arte y Ediciones), el quinto libro del poeta peruano Mart¨ªn Rodr¨ªguez-Gaona, es un recorrido por el Madrid de hoy, pero atravesado por los espectros de su pasado, una invitaci¨®n a mirar la ciudad, a redescubrirla tal vez, desde sus contrastes hondos, sus est¨ªmulos casi permanentes y sus paradojas.
?Es adem¨¢s el relato de una bisagra a la vez in¨¦dita y antigua: la que une el ocaso del siglo XX con la primera d¨¦cada del XXI, pero, tambi¨¦n, el puente entre fines de 1800 y lo que vino despu¨¦s. De hecho, el libro comenz¨® a tomar forma a fines de los noventa, cuando Rodr¨ªguez-Gaona (Lima, 1969) recal¨® en Madrid despu¨¦s de varias temporadas en Estados Unidos. ¡°Eran a?os de un gran optimismo, de crecimiento econ¨®mico, de consumismo. Pero yo ve¨ªa que detr¨¢s de ese discurso primordial, en las zonas perif¨¦ricas y marginales hab¨ªa mucha desigualdad, espa?oles e inmigrantes pobres, cosas que no encajaban en ese fervor del desarrollismo¡±, recuerda Rodr¨ªguez-Gaona.
¡°Sobre la marcha fui descubriendo que muchas de las situaciones que est¨¢n sucediendo hoy en Madrid se han repetido a trav¨¦s de la historia de Espa?a, precisamente en los cambios de siglo, con sus proyectos de modernizaci¨®n truncados¡±, asegura. Tambi¨¦n el m¨¢s reciente, claro. ¡°Justamente, lo que demuestra la crisis actual es que el proyecto de modernizaci¨®n de los ¨²ltimos a?os ha fracasado, porque no ha sido lo suficientemente incluyente ni democr¨¢tico¡±.
A lo largo de 100 p¨¢ginas de ritmo dispar (?c¨®mo el de Madrid?), desfilan lugares y situaciones conocidas. Est¨¢n la Gran V¨ªa, Cibeles, la estaci¨®n de Atocha y Malasa?a. Pero tambi¨¦n, la glorieta de Bilbao, la plaza de Cabestreros y las calles Tres Cruces y Mes¨®n de Paredes, entre otras. La luz del d¨ªa, el ruido y las escenas de transporte p¨²blico se cruzan con la noche (siempre larga), la falsa intimidad de los bares y el desencuentro.
Pero, sobre todo, Madrid, l¨ªnea circular est¨¢ poblado de personajes, de fantasmas. Son ellos quienes amalgaman esa cr¨®nica que une puntos por debajo de los poemas. Est¨¢ Jos¨¦ Guti¨¦rrez Solana (¡°Una figura espectral, que apareci¨® de manera inconsciente¡±), dice Rodr¨ªguez-Gaona. Est¨¢n (y hablan) vanguardistas espa?oles como Luc¨ªa S¨¢nchez Saornil y Ernesto Gim¨¦nez Caballero, pero tambi¨¦n, unas p¨¢ginas m¨¢s all¨¢, Jos¨¦ Manuel Pipi Estrada y Luc¨ªa Lapiedra. Valerie Solanas, Vaslav Nijinsky, Freddie Herko, Keith Haring y Michael Basquiat conviven con Andy Warhol; Jack Spicer y Robin Blaser con Depeche Mode, Siouxsie & The Banshees y Lou Reed. Todos juntos. Y no tanto. Eslabones heterog¨¦neos de una cadena que une tres siglos.
?Por qu¨¦ inspira Madrid? ?Qu¨¦ la hace susceptible de poes¨ªa? Rodr¨ªguez-Gaona piensa, tarda en contestar. Pero no duda. ¡°Es una ciudad que recoge gente de toda Espa?a y, en los ¨²ltimos a?os, de todas partes del mundo: gente con las ilusiones y retos personales t¨ªpicos de quien llega. Esa es una ¨¦pica¡±, afirma.
Va incluso m¨¢s all¨¢. Quiere hablar de eso que, seg¨²n ¨¦l, convierte a las ciudades en mundos (contenedores de personas, procesos, historias, sensaciones) irresistibles. ¡°La ciudad es el lugar en el que uno nace y muere infinitas veces. Para el hombre contempor¨¢neo es el espacio en el que te haces consciente de tu propia condici¨®n ef¨ªmera, temporal, de producto con tiempo de caducidad¡±, enumera serio. Rodr¨ªguez- Gaona tambi¨¦n tarda en hablar de los amores y odios que le despierta Madrid. ¡°Amo sus museos, los gin-tonics y la fabulosa confusi¨®n de sus mujeres¡±. Le fastidia su ¡°falta de fe en s¨ª misma¡±. Nada m¨¢s. ¡°Dej¨¦moslo ah¨ª¡±, pide algo nervioso.
Madrid, l¨ªnea circular tiene m¨¢s de una lectura posible. Y Rodr¨ªguez-Gaona lo sabe. ¡°Depende de qui¨¦n es el que lee. Voy aceptando eso de que no hay un lector ideal¡±, desliza. Aun as¨ª, tiene bien claro qu¨¦ le gustar¨ªa conseguir. ¡°En este caso, mi poes¨ªa es un pretexto para que quienes lean reconozcan cosas que ya ha visto en Madrid y, quiz¨¢, con suerte, pueda indicar algunas otras cosas que deber¨¢n descubrir, indagar y asumir por s¨ª mismos¡±.
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