Un gigantesco y fraternal karaoke
Rub¨¦n y Leiva desgranan dos docenas largas de grandes ¨¦xitos en un concierto con aroma de despedida
Cu¨¢ntas caras guapas y radiantes se ve¨ªan ayer a las ocho de la tarde, hora y media antes de que comenzara el concierto de Pereza, por las inmediaciones del Palacio de Vistalegre. Los chavalitos y chavalinas ten¨ªan subrayado en rojo desde hace meses este viernes en su agenda del insti¡¯. Con los ex¨¢menes casi finiquitados, las vacaciones a la vista y las hormonas en ebullici¨®n, nada mejor que 130 minutos de m¨²sica en amor y buena compa?¨ªa. Y con alicientes a?adidos: pod¨ªan entrar menores de edad, algo que rara vez sucede en esta ciudad de legislaciones pacatas y demenciales; y queda por despejar la duda, entre nost¨¢lgica y morbosa, de si asist¨ªamos al ¨²ltimo recital en la historia de la banda m¨¢s resultona que ha dado en los ¨²ltimos a?os el rock urbano madrile?o.
Pereza ha sabido hacerse durante esta d¨¦cada con un p¨²blico bullicioso, entusiasta y entregado, de ese que hace la ola en los proleg¨®menos, corea el nombre de sus ¨ªdolos, funde las pilas de la c¨¢mara y convierte los pabellones en una fraternal y gigantesca sala de karaoke. Los dos colegas de Alameda de Osuna han atesorado un buen n¨²mero de exitazos y ayer no escatimaron ninguno (salvo Princesas), pero sus 12.000 seguidores no hacen distingos: se las saben todas. Incluso joyas m¨¢s rec¨®nditas de Rub¨¦n Pozo, como ese Yo nac¨ª para tocar en un conjunto¡¯ que parece una cara B de Bruce Springsteen adaptada al castellano. Solo les pillaron en la introducci¨®n de Beatles,? una breve y hermosa recreaci¨®n de Nowhere man. Hay que escucharse a los cl¨¢sicos, chicos.
A juzgar por el fervor de anoche, parece claro que la f¨®rmula del d¨²o sigue gozando de salud envidiable. Leiva y Rub¨¦n practican un rock tolerable para un amplio espectro de o¨ªdos y cultivan su eterna pose de malotes tiernos, de keithrichards que no esnifar¨ªan las cenizas de pap¨¢ y ser¨ªan asumibles para alguna suegra de mentalidad avanzada. Son muy h¨¢biles cronistas de historias callejeras y amores m¨¢s o menos l¨²bricos: una banda sonora perfecta para explorar las posibilidades de hacer manitas (o algo m¨¢s) con alguna inici¨¢tica media naranja.
Nuestros chicos de Alameda de Osuna se dedicaron pocos gestos de camarader¨ªa durante sus 27 canciones, al margen de descamisarse en los bises, y est¨¢n en su perfecto derecho de aparcar Pereza para siempre o por tiempo indefinido. Tendremos as¨ª discos por partida doble, aunque ni Diciembre (Leiva) ni Lo que m¨¢s (Rub¨¦n), aun siendo apreciables, superen algunas cotas anteriores. Eso s¨ª: ser¨ªa triste que el de anoche pasara a la historia como el testamento musical del grupo. Las gradas de Vistalegre son tan angostas como si las patrocinara alguna aerol¨ªnea de bajo coste. Y el sonido fue marrullero, tan deplorable como el de un radiocasete cochambroso. Podemos a?orar elementos de la era anal¨®gica, pero ese no. Por favor.
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