Un pol¨ªtico hechizado por el poder

Si algo define a Rafael Blasco (Alzira, 1945) es la pulsi¨®n por el poder. Una obsesi¨®n que ha convertido en 40 a?os de carrera pol¨ªtica, interrumpidos ¨²nicamente por los casos de corrupci¨®n. M¨¢s de cuatro d¨¦cadas en las que ha recorrido casi todo el espectro ideol¨®gico ¡ªdesde la extrema izquierda hasta la derecha liberal¡ª para acabar derribado por uno de los esc¨¢ndalos pol¨ªticos m¨¢s dif¨ªciles de digerir por la opini¨®n p¨²blica, el saqueo de las ayudas destinadas a la cooperaci¨®n.

La vida pol¨ªtica de Blasco arranca en los a?os sesenta en la clandestinidad. Bajo el influjo del marxismo-leninismo, Blasco ingresa en el Frente Revolucionario Antifascista y Patri¨®tico (FRAP). ¡°Al final del franquismo hace su primer ejercicio de pragmatismo y, tras tantear la viabilidad de un partido republicano, ingresa en el PSOE de la mano de su hermano Paco, que durante a?os ser¨¢ alcalde Alzira¡±, explica uno de sus antiguos camaradas.

En la transici¨®n, los Blasco levantan el PSOE en la comarca de La Ribera y, cuando en 1983 Joan Lerma se convierte en el primer presidente de la Generalitat, Rafael es nombrado consejero de Presidencia. Son a?os de vino y rosas y Blasco contrae matrimonio con Consuelo Ciscar, secretaria personal de Lerma y hermana de Cipri¨¤, titular de Educaci¨®n.

La ambici¨®n, esa pulsi¨®n que hace que piense en pol¨ªtica 24 horas al d¨ªa, lleva a Blasco a cuestionar el liderazgo de Lerma, que lo aparta a la Consejer¨ªa de de Obras P¨²blicas y Urbanismo en 1985. Son a?os de tiranteces, pero todo salta por los aires en 1989, cuando Blanca Blanquer, responsable de Urbanismo, presenta una denuncia por sobornos a funcionarios a cambio de la recalificaci¨®n de terrenos.

Lerma no duda. Destituye a Blasco y lo pone en cuarentena en el partido. La invalidaci¨®n de unas grabaciones, presuntamente incriminatorias, permite a Blasco salir absuelto, pero ya no regresar¨¢ al socialismo. De esos a?os, le viene al pol¨ªtico alzire?o la costumbre de usar tel¨¦fonos p¨²blicos, en vez de particulares.

El pol¨ªtico alzire?o ha buscado siempre estar lo m¨¢s dentro posible del Gobierno

El periodo entre 1991 y 1994 se convierte en el cuatrienio del destierro y regresa a su plaza de interventor municipal. Aunque no se detiene. Crea el Partido Socialista Independiente (PSI), promueve un fracasado proyecto de Converg¨¨ncia Valenciana y, finalmente, se aproxima al PP a trav¨¦s de Eduardo Zaplana. La victoria del PP en 1995 le abre de nuevo la puerta de Presidencia. All¨ª, como subsecretario de Planificaci¨®n, asume parte de la fontaner¨ªa, contribuye a fagocitar Uni¨®n Valenciana y crea redes clientelares de consumidores. En 1999, Zaplana lo premia y lo nombra consejero de Empleo (1999-2000) y de Bienestar Social (2000-2003). No sabe que Blasco ser¨¢ uno de los primeros en traicionarlo y ponerse al servicio de Francisco Camps. El nuevo presidente lo recompensa, pese a su pasado, y lo nombra consejero de Territorio y Vivienda (2003-2006, a?os de urbanismo salvaje y de los primeros contratos con G¨¹rtel) y de Sanidad (2006-2007).

Camps, reelegido en 2007 ya sin lastres, decide orillar a Blasco y le otorga una cartera menor, la de Inmigraci¨®n, casi sin presupuesto. Sin embargo, el estallido del caso G¨¹rtel y la par¨¢lisis del Ejecutivo llevan a Camps a pedir a Blasco en 2010 que dise?e una estrategia pol¨ªtica frente a los esc¨¢ndalos. Una oportunidad que Blasco aprovecha para ampliar sus poderes: logra m¨¢s competencias en la rebautizada Consejer¨ªa de Solidaridad y el nombramiento de portavoz parlamentario.

Con el poder renovado, Blasco intenta abarcarlo todo. Aparece en grabaciones sobre el futuro del Valencia CF, se entrevista con promotores... Pero mientras despliega su red, el sistema corrupto del ¨¢rea de Cooperaci¨®n se resquebraja. Se filtran docenas de documentos llenos de irregularidades que acaban en el juzgado y en los peri¨®dicos. Es el principio de su segunda debacle.

Camps gana los comicios de 2011, pero no puede mantener a Blasco en el Consell ante las presiones de G¨¦nova y parte del PP valenciano. Pese a ello, el jefe del Consell cambia la ley de Gobierno antes de dimitir para permitir que su estratega, al que mantiene de portavoz parlamentario, pueda acudir a las reuniones del Consell con voz pero sin voto.

La llegada de Fabra en julio pasado y el avance del sumario judicial no hacen sino debilitar paulatinamente a Blasco. Primero el jefe del Consell cierra el grifo del dinero a los proyectos dise?ados por Blasco, poco despu¨¦s le explican que no es bienvenido a las reuniones de Gobierno y, finalmente, Fabra destituye a los cargos de confianza del portavoz del PP en la Generalitat. El martes, el presidente lo apart¨® de la portavoc¨ªa.

Puede que, en ese momento, Blasco se acordase de Camps cuando dec¨ªa: ¡°Quedan uno o dos escaloncitos y toda esta cuesti¨®n tan estrafalaria ser¨¢ cosa del pasado¡±.