Construir el primer piso de la seguridad: nuevo intento
Adem¨¢s del impulso a la agenda de g¨¦nero, Sheinbaum tiene en su estrategia de lucha contra la violencia el verdadero diferenciador con respecto a su antecesor
Adem¨¢s del impulso a la agenda de g¨¦nero, la presidenta Claudia Sheinbaum tiene en su estrategia de seguridad el verdadero diferenciador con respecto a su antecesor. Se trata de un cambio real que a¨²n tiene que probar que est¨¢ a la altura de un pa¨ªs en llamas.
El asesinato de un sacerdote ind¨ªgena en Chiapas, el homicidio de un contraalmirante en Colima, coches bomba en Guanajuato, el alcalde de Chilpancingo decapitado, violencia sin control en Tabasco, matanzas en Guerrero, Quer¨¦taro o el Estado de M¨¦xico, y extorsi¨®n en Apatzing¨¢n¡ hechos violentos de las primeras semanas del Gobierno de Sheinbaum que no podr¨ªan ser m¨¢s ilustrativos del tama?o del reto de la presidenta, y todo ello sin mencionar, por supuesto, a Sinaloa.
Tal es la bienvenida, en forma de desaf¨ªo, de los grupos violentos al nuevo gobierno. Hasta ahora, para los criminales el 1 de octubre no ha significado diferencia alguna: no parecen temer ni al s¨²per polic¨ªa ni a la s¨²per secretar¨ªa que entraron en acci¨®n con la llegada de Sheinbaum.
A diferencia de su antecesor, la presidenta encarga la estrategia de seguridad a un polic¨ªa experimentado, a un funcionario con el que tiene una relaci¨®n profesional exitosa, a un icono del modelo policiaco civil, a un sobreviviente de un ataque criminal.
Sheinbaum no improvis¨® con un exvocero. Ni puso a un personaje que se achicara ante las empoderadas fuerzas armadas, ni frente al escurridizo fiscal de la Rep¨²blica. Eligi¨® a quien en su curriculum condensa varios intentos de construir un modelo de seguridad.
Omar Garc¨ªa Harfuch personaliza la estrategia. Si el anterior presidente se volvi¨® vocero y s¨ªmbolo de un paradigma que evitaba confrontar, verbalmente e incluso en el territorio, a los criminales, el nuevo secretario de seguridad simboliza todo lo contrario.
Mediante presentaciones prolijas en datos de decomisos y capturas, Garc¨ªa Harfuch instala desde la ma?anera un nuevo paradigma: con inteligencia y en demostraci¨®n de capacidades operativas van por ¡°los generadores de violencia¡±. Los abrazos a los criminales, al armario.
Y para que Garc¨ªa Harfuch no sea una mera entelequia, un polic¨ªa medi¨¢tico sin mando en el territorio, la presidenta ha hecho cambiar las leyes a fin de dotarlo de una super secretar¨ªa de seguridad desde donde se ejecute la coordinaci¨®n que tanto demanda Sheinbaum.
Esta semana el Congreso dio luz verde a iniciativas que otorgan a Garc¨ªa Harfuch amplias capacidades de investigaci¨®n, la coordinaci¨®n del sistema nacional de inteligencia, autoridad para coordinar a los tres niveles de gobierno, y la fiscalizaci¨®n de fondos federales a estados.
Podr¨¢ asimismo emitir lineamientos para que los estados se plieguen a la estrategia, lo que constituye otro de los brazos con los que su dependencia ha sido dotada. Porque adem¨¢s de reforzar y concentrar la inteligencia, ser¨¢ necesario arrear a las y los gobernadores.
Y es que m¨¢s pronto que tarde se notar¨¢ esa caracter¨ªstica en el estilo de gobernar de la presidenta. Ella reclamar¨¢ a las y los mandatarios estatales el cumplimiento de sus obligaciones con una severidad que estos no han conocido.
De hecho ha comenzado ya esta misma semana, cuando el martes en la ma?anera en que Garc¨ªa Harfuch y otros integrantes del gabinete de seguridad dieron su reporte quincenal, Sheinbaum record¨® que castigar los homicidios corresponde a las entidades federativas.
Un s¨²per polic¨ªa, una s¨²per secretar¨ªa y la coordinaci¨®n de ¨¦sta de todos los esfuerzos de seguridad recuerdan a la naci¨®n que contra lo que se dijo por a?os, e incluso sin que la presidenta acepte en p¨²blico la gravedad de la situaci¨®n, M¨¦xico est¨¢ bajo acoso criminal.
Los primeros pasos de la estrategia se notan en la coordinaci¨®n entre Harfuch y las fuerzas armadas, que presentan comunicados de forma conjunta, por ejemplo. Y en el milagro de dos apariciones del fiscal general Alejandro Gertz Manero en las nuevas ma?aneras.
En el mismo sentido van los golpes a distintas organizaciones, con capturas de mediano o alto perfil ocurridas lo mismo en Sinaloa, que en r¨¢pida respuesta a traum¨¢ticos eventos como las masacres de Quer¨¦taro capital o Cuautitl¨¢n de hace d¨ªas.
Operativos estrat¨¦gicos o de reacci¨®n oportuna, si se prueban en los juzgados como reales y en apego del debido proceso, que el gobierno quiere usar de contraargumento en la discusi¨®n donde los cr¨ªticos, con bastante evidencia, denuncian la enorme indefensi¨®n de la ciudadan¨ªa.
De cierta forma, guste o no al oficialismo, hay un retorno a los tiempos del criticado Garc¨ªa Luna: un polic¨ªa que apresa a delincuentes al por mayor; incluidas las conferencias de prensa donde se machaca a la sociedad con datos y datos que abruman antes que tranquilizar.
Porque el nuevo modelo tiene otra coincidencia con lo que se ha visto en el correr de los sexenios. Mientras las estad¨ªsticas se endiosan, para fijar en ellas los tendederos de una narrativa de supuesto ¨¦xito, las v¨ªctimas son las grandes ninguneadas en Palacio Nacional.
La presidenta muestra la misma desidia que su antecesor a abrir su agenda, y su discurso, a quienes buscan a sus hijos, a aquellas personas que perdieron seres queridos, a la poblaci¨®n que vive con terror y miedo en demasiadas regiones del pa¨ªs.
De Calder¨®n a hoy, eso no cambia. Ni la derecha ni los que se proclaman de izquierda quieren discutir la seguridad con quienes ponen los muertos, con esos que dejaron de salir de noche, con quienes no transitan carreteras para evitar a criminales, con quienes pagan derecho de piso.
Tampoco da muestras Sheinbaum de querer convocar a expertos o sociedad civil para discutir l¨ªmites, contrapesos y fiscalizaci¨®n de hechos y abusos de las fuerzas armadas en tareas de seguridad y de las polic¨ªas mismas. La ciudadan¨ªa no es bienvenida en Palacio.
Y en lo operativo, el modelo de seguridad tiene un enorme tal¨®n de Aquiles. La presidenta y su s¨²per secretario est¨¢n por descubrir lo disfuncionales que son las polic¨ªas estatales, las respectivas fiscal¨ªas y, desde luego, las y los mandatarios, unos m¨¢s que otros.
Porque en M¨¦xico indignan pero no sorprenden las noticias de que ha sido detenido el secretario de seguridad en funciones en Chilpancingo por la decapitaci¨®n del alcalde; y lo mismo se puede decir en Tabasco, donde se acusa al extitular de seguridad de estar vinculado al crimen.
Los tan cacareados ¨¦xitos de Claudia Sheinbaum y Omar Garc¨ªa Harfuch en la Ciudad de M¨¦xico ser¨¢n el bumer¨¢n a la hora de medir la eficacia de la nueva estrategia. Porque la Rep¨²blica tiene en los gobernadores y sus polic¨ªas y fiscales unos enormes pies de barro.
El sinaloense Rub¨¦n Rocha es el antiejemplo de moda, pero qui¨¦n puede decir que es el ¨²nico gobernante que ha dialogado con delincuentes, que pudo hacer campa?a electoral s¨ª y solo s¨ª le fue permitido por los due?os de las plazas.
Morena tiene m¨¢s de dos tercios de las gubernaturas del pa¨ªs. Ese dominio ser¨¢ puesto a prueba en el combate al fen¨®meno delincuencial que el mismo gobierno reconoce que est¨¢ fuera de control: la extorsi¨®n.
Garc¨ªa Harfuch se enfrentar¨¢ con lo que Eduardo Guerrero y Eunises Rosillo tan bien definieron al decir que, en los ¨²ltimos a?os, en donde las organizaciones criminales se expandieron notablemente, esa ¡°presencia territorial del crimen se convirti¨® en control territorial del crimen¡±.
Para romper ese control, que en los hechos se toler¨® en el sexenio pasado, ser¨¢ menester desbaratar complicidades que por acci¨®n u omisi¨®n hayan forjado criminales y pol¨ªticos en municipios y estados. Prueba de fuego para quienes han ganado elecciones desde 2018.
El inicio sexenal parece haber destapado no solo fuerzas contenidas ¡ªse ha registrado un aumento en la letalidad de polic¨ªas y soldados, y en v¨ªctimas mortales inocentes a manos de militares¡ª, sino tambi¨¦n en cr¨ªticas del clero y hasta del ladino embajador Ken Salazar.
A Sheinbaum le ha estallado, adem¨¢s, la fase m¨¢s cruenta de la guerra que se vaticin¨® en Sinaloa, donde una poblaci¨®n inerme se pregunta si adem¨¢s de miles de soldados y detenciones puntuales, la presidenta tiene alguna estrategia para que su econom¨ªa no muera.
En ese estado, y en otros m¨¢s, la estrategia del super polic¨ªa y la super secretar¨ªa tendr¨¢n que dar resultados muy pronto. En beneficio de la poblaci¨®n, primeramente, y como argumento para resistir mejor la verdadera prueba de fuego del arranque del sexenio de la presidenta: la llegada a la Casa Blanca de un Donald Trump que quiere declarar a los c¨¢rteles como grupos terroristas y con ello darse la libertad de invadir la Rep¨²blica Mexicana.
Es inaceptable cualquier intervencionismo militar de Estados Unidos. Como inaceptable resultar¨¢ tambi¨¦n que el gobierno mexicano no demuestre muy pronto que avanza en su obligaci¨®n esencial de dar seguridad a sus ciudadanos. Sin eso no habr¨¢ segundo piso de nada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.