¡°Las instituciones deben garantizar el ocio¡±
Mar¨ªa Jes¨²s Monteagudo dirige desde hace siete a?os el foro Ociogune de la Universidad de Deusto
Mar¨ªa Jes¨²s Monteagudo trabaja en el Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto desde 1992 y dirige la C¨¢tedra de Ocio y Conocimiento del Grupo Santander. Desde hace siete a?os, es la responsable del foro Ociogune, que se celebr¨® la semana pasada en Bilbao.
El ocio en sentido amplio es uno de los sectores m¨¢s sensibles a la crisis, pero Monteagudo resalta que tambi¨¦n ¡°es un espacio que te permite crear, pensar, so?ar y avanzar para buscar estrategias nuevas¡±. ¡°La coyuntura econ¨®mica es importante, pero tambi¨¦n hay una crisis de valores que afecta al ocio, que hoy se entiende estrictamente vinculado al consumo¡±, explica. ¡°Hay muchas florituras superfluas que no son necesarias para que el ocio cumpla su funci¨®n de elemento de desarrollo personal¡±, a?ade.
Monteagudo insiste mucho en ese concepto: ¡°Desde la c¨¢tedra no entendemos el ocio como una mera actividad de tiempo libre, sino como una experiencia vital que se hunde en el terreno de la autorrealizaci¨®n, una forma de que la persona descubra sus habilidades y destrezas y mejore su calidad de vida¡±. la responsable del foro se pregunta si ese ocio tan arraigado en el consumo encadena y frustra al ciudadano en lugar de hacerle libre.
¡°Hay una crisis de entusiasmo, m¨¢s all¨¢ de la de consumo¡±, afirma la especialista
Para reflexionar sobre la nueva realidad del ocio, la cita de la capital vizca¨ªna se dividi¨® en tres foros tem¨¢ticos que contaron con diversos ponentes. Uno de ellos, el m¨¢s cr¨ªtico, se centr¨® en las pol¨ªticas de las Administraciones p¨²blicas. ¡°El ocio es un derecho y las instituciones deben garantizarlo, pero vemos que los recortes han llevado al cierre de proyectos que supone un riesgo¡±. La directora de la C¨¢tedra de Ocio menciona en este sentido, entre otras iniciativas, a Topaleku, una entidad de inserci¨®n social para expresidiarios que cerr¨® sus puertas recientemente. ¡°Miles de proyectos est¨¢n viendo sus posibilidades anuladas, y apostar por el ocio es apostar por la salud¡±, dice.
Los otros dos grupos pusieron sobre la mesa el papel de los ciudadanos y de la industria, incluyendo a sectores culturales, tur¨ªsticos o deportivos. Las cuestiones a debate se sucedieron: ?es sostenible ese ocio optimista e insolidario de los tiempos de bonanza econ¨®mica? ?Va a suplir la ciudadan¨ªa la perdida de protagonismo de las instituciones? ?Habr¨¢ una criba en la industria del sector? ?Sobrevivir¨¢n los grandes grupos o predominar¨¢ la calidad?
En opini¨®n de Monteagudo, ¡°m¨¢s all¨¢ de la crisis de consumo hay una crisis de entusiasmo¡±. El ocio se erige as¨ª como una v¨ªa para escapar del pesimismo y apostar por un desarrollo personal, m¨¢s humano y menos consumista. ¡°El ocio no se puede vender, se puede promover, pero la experiencia no se compra con un billete de avi¨®n; debe buscarla uno mismo¡±, concluye esta especialista.
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