Anna Maria Dal¨ª y la cu?ada surrealista
Recuperadas las memorias de la hermana del pintor, ¡®respuesta¡¯ a la imagen de 'enfant terrible' que el artista dio de s¨ª mismo en ¡®Vida secreta¡¡¯
La familia, borrada; ¨¦l, ni?o casi angelical, convertido en ¡°un ser insincero, agresivo y desp¨®tico¡±, que acabar¨¢ volcando en los cuadros ¡°verdaderas pesadillas¡±, abandonando as¨ª los dulces paisajes de Cadaqu¨¦s (y a ella misma como modelo); es ¡°como si Salvador hubiera muerto¡±. Y toda la culpa, del maldito surrealismo. ¡°Bueno, donde escribe surrealismo en realidad Anna Maria quer¨ªa decir Gala, nombre que no sale ni una sola vez en el texto¡±, aclara la historiadora del arte Mariona Seguranyes, responsable de la complet¨ªsima edici¨®n, con algunas perlas in¨¦ditas incorporadas, que acaba de aparecer de Salvador Dal¨ª vist per la seva germana (Viena), la respuesta que aquella dio a Vida secreta de Salvador Dal¨ª, el escandaloso libro con el que el genio ampurdan¨¦s reconstruy¨® su infancia a medida. El cruce de ejemplares acabar¨ªa dinamitando los lazos entre los dos hermanos.
Hay en la historia un punto de las t¨ªpicas diferencias entre hermanos y cu?ados de toda familia, pero el apellido Dal¨ª lo sobredimensiona y casi freudiza todo. La peripecia arranca en 1942, cuando Dal¨ª publica en ingl¨¦s en EE UU su Vida secreta¡; en un ejemplar en castellano de 1944, la hermana escribir¨¢: ¡°Comentado por Ana Mar¨ªa Dal¨ª. (¡) Me limito a anotar lo que positivamente s¨¦ que es cierto o que es falso¡±. Cuando hace esas acotaciones, Anna Maria, de muy joven aficionada a llevar diarios, ya est¨¢ redactando sus recuerdos para contrarrestar esa imagen de un Dal¨ª ¡°enfant terrible, caprichoso y peligroso¡±, a la vez que buscar¨¢ reivindicar el arropamiento familiar, restituir en la pinacoteca del imaginario popular los cuadros donde ella aparece y el peso de Federico Garc¨ªa Lorca en la primera juventud del pintor¡
Con todo ese material y estimulada por el periodista Manuel Brunet, escribir¨¢ El meu germ¨¤ i nosaltres, que acabar¨¢ apareciendo en diciembre de 1949 publicado por Juventud pero en castellano y con el t¨ªtulo de Dal¨ª visto por su hermana. El pintor, que hab¨ªa pedido en vano a su padre que ¨¦l o Gala pudieran ver lo que perge?aba su hermana y que ya hab¨ªa sido expulsado y readmitido en el seno familiar por sus manifestaciones contra sus progenitores, montar¨¢ en c¨®lera y en enero de 1950 har¨¢ circular entre sus influyentes amigos (entre ellos, una buena cohorte de periodistas) un memor¨¢ndum contra el libro y la familia, a la que critica tambi¨¦n que est¨¦ vendiendo cuadros de su juventud. Dos de los documentos in¨¦ditos que aporta esta edici¨®n hacen referencia al episodio. En una respuesta privada a ese memor¨¢ndum, Anna Maria recuerda que Salvador hab¨ªa sido expulsado de la familia porque su padre se enter¨®, por un art¨ªculo de Eugeni d¡¯Ors, de que hab¨ªa dicho que ¡°cada ma?ana escup¨ªa sobre el retrato de su madre¡±. Y tambi¨¦n aclara que los dos cuadros vendidos, regalados por Salvador a ella, lo hab¨ªan sido para costear una operaci¨®n de su padre. El otro documento in¨¦dito es una carta del progenitor a su hijo en la que lamenta la redacci¨®n del memor¨¢ndum sin haber le¨ªdo antes el texto y que en el fondo no es m¨¢s que una respuesta a las ¡°injurias¡± que ¨¦l vierte en Vida secreta...
Anna Maria fue detenida por el SIM acusada de espionaje en 1938
Salvador Dal¨ª visto por su hermana crear¨¢ cierto revuelo en la prensa, en la que Brunet, furibundo antisurrealista y obsesionado irracionalmente con Dal¨ª, se defender¨¢ de la acusaci¨®n de ser el autor del libro y atacar¨¢ al pintor en la revista Destino. En la pol¨¦mica tercia tambi¨¦n Josep Pla (dos art¨ªculos en el rotativo Informaciones, reproducidos en esta edici¨®n), que con acierto dice que el texto de Anna Maria ¡°no es un libro contra su hermano, es el libro de la nostalgia de Salvador¡±, y recomienda al pintor que para que esas ¡°puerilidades familiares¡± se zanjen ¡°se afeite (...) el bigotito de las largas y petulantes gu¨ªas¡±. Fuera por el influjo del pintor o no, el libro pas¨® bastante desapercibido, incluso su edici¨®n m¨¢s reciente de 1988 y la primera en su idioma original, ah¨ª quiz¨¢ motivado por el enigm¨¢tico t¨ªtulo con el que apareci¨®: Noves imatges de Salvador Dal¨ª.
Sin ese contexto que Seguranyes fija en el generoso pr¨®logo, la lectura simple de los famosos recuerdos no dar¨ªa para la ignominia que se atribuy¨® Dal¨ª. Los ¡°recuerdos verdaderos¡± de un ambiente familiar ¡°desfigurado¡± en Vida secreta¡ ofrecen una inocentes estampas que hay que descodificar. De entrada aparece un ni?o aplicado (matr¨ªcula de honor en caligraf¨ªa), que dec¨ªa que quer¨ªa ser Napole¨®n y que de muy chico ya pintaba fielmente sobre una mesa roja unos patos que previamente hab¨ªa destrozado con un martillo, ¡°tan tozudo y rabioso como bueno y sensible¡±. Eso s¨ª: capaz de detectar ya a temprana edad billetes falsos de 25 pesetas, pero ¡°incapaz de demostrar nunca inter¨¦s econ¨®mico por nada¡± (ni siquiera sab¨ªa devolver bien el cambio cuando iba a la compra) y predispuesto a regalar a menudo sus lienzos; un ni?o que, en su habitaci¨®n amarilla, ten¨ªa en la cabecera de la cama una reproducci¨®n de la Virgen de la silla, de Rafael; o sea, todo lo contrario del Dal¨ª ateo, maquiav¨¦lico y ¡°Avida Dollars¡± que se construy¨®.
Tambi¨¦n Anna Maria reivindica el papel de su padre, el notario de duro car¨¢cter con el que discut¨ªan fuerte intelectualmente, pero que no dud¨® en apoyar la carrera de su hijo Salvador (El Patillas, como le apodan por su aspecto, que hace temer a su padre que les apedreen en Madrid): desde pag¨¢ndole los estudios en la capital a financiando su visita al Louvre, pasando por la gran cantidad de suscripciones a publicaciones de todo tipo. Todo para crear ¡°esas atm¨®sferas, relaciones y experiencias sensoriales, con epicentro en Cadaqu¨¦s, que ser¨¢n la base de toda la obra posterior de Dal¨ª¡±, resume Seguranyes.
Si hasta el padre aval¨® con un pr¨®logo el libro (¡°refleja la historia de nuestro hogar con fidelidad absoluta¡±, certific¨® como si fuera su oficio), ?de qu¨¦ pod¨ªa quejarse el pintor? ¡°Sin saberlo, Anna Maria culpa del cambio est¨¦tico de Dal¨ª al surrealismo, quit¨¢ndole as¨ª al propio artista sus esfuerzos por trazar un arduo camino que hizo solo, a trav¨¦s de la obra de Picasso, de la Residencia de Estudiantes¡ De ah¨ª sus cr¨ªticas sobre errores cronol¨®gicos en el libro¡±.
Con prosa detallista y cierta intersecci¨®n con las fijaciones de su hermano (las sombras; el mundo de las hormigas, que ve¨ªan paseando juntos por el campo), Anna Maria, mujer culta que estudi¨® un tiempo en Inglaterra, amiga de Lorca y que ten¨ªa entre sus libros de cabecera la dif¨ªcil Oceanografia del tedi, de Eugeni d¡¯Ors, har¨ªa una aportaci¨®n capital para saber del joven Dal¨ª, mientras pespuntea la figura de su padre, que no tiene una biograf¨ªa, como ella misma. En esa l¨ªnea, Seguranyes aporta la hasta ahora desconocida detenci¨®n de Anna Maria el 4 de diciembre de 1938 por el temible Servicio de Inteligencia Militar (SIM), acusada de espionaje. Tras 17 d¨ªas de encarcelamiento y torturas en Barcelona, fue liberada el 20 de diciembre tras una ¡°grave crisis nerviosa¡± que, sin duda, le salv¨® la vida, pero que la acab¨® postergando casi ocho meses en cama... Anna Maria Dal¨ª tambi¨¦n tendr¨ªa que ser vista por alguien.
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