La sirenita l¨¢nguida
Los murmullos de Charlotte Gainsbourg pretenden sugerir y seducir, pero solo adormilan
La maldita crisis nos ha privado de muchas cosas, pero anoche nos arrebat¨® tambi¨¦n las estrellas. Despu¨¦s de dos d¨¦cadas largas de los Veranos de la Villa al aire libre, primero en Conde Duque y ¨²ltimamente en Puerta del ?ngel, se hac¨ªa rar¨ªsimo ayer inaugurar una nueva temporada bajo techo, en un Teatro Circo Price de ac¨²stica razonable y programaci¨®n a menudo sabrosa, pero ins¨®lito en estas semanas de calorina. Es lo que hay, como tantas veces nos repetimos a diario con casi todo, y alguien se lo explicar¨ªa ¡ªconfiemos¡ª a la buena de Charlotte Gainsbourg, que compareci¨® en un recinto m¨¢s bien desangelado. Porque ni a ellos, ni a los programadores ni a la municipalidad podemos culparles, eso s¨ª, de que F¨¤bregas sea un muchacho excelente y a la misma hora nos ayudara a reeditar glorias balomp¨¦dicas patrias.
Gainsbourg se reconoce como una artista atormentada por la timidez y lo demuestra sent¨¢ndose a media altura en una banqueta, descalza y encogida en un escorzo poco favorecedor para quien aspire a erigirse en due?o de un escenario. Por lo dem¨¢s, la hija de Serge Gainsbourg y Jane Birkin canta exactamente como cabr¨ªa presuponer aunque no la hubi¨¦semos escuchado jam¨¢s: murmurando con esa voz de sirenita l¨¢nguida que pretende sugerir y seducir, pero solo consigue adormilar.
La vivacidad tampoco consta entre las virtudes del cantante neozeland¨¦s Connan Mockasin y sus cuatro acompa?antes masculinos, todos vestidos de blanco y con m¨¢s aire de congregaci¨®n religiosa que de simp¨¢ticos jipis demod¨¦s. Y el repertorio pretende encuadrarse en el pop oscuro y experimental, pero no pasa de lo anodino. Ni siquiera cuando los firmantes son tan ilustres como Beck Hansen o Jarvis Cocker, sobre los que pesa la sospecha de hacer caja con sus descartes.
M¨¢s Veranos de la Villa en el Price
- Orquesta Mondrag¨®n (29 de junio).
- Carminho (2 de julio).
- Luis Fonsi (3 de julio).
- Nneka (4 de julio).
- Russian Red + Jero Romero (6 de de julio).
- Earth, Wind & Fire Experience (7 de julio).
- Arnaldo Antunes, Toumani Diabate y Edgar Scandurra (8 de julio).
- Regina Spektor (9 de julio).
- John Hiatt (10 de julio).
- Franco de Vita (11 de julio).
- Jethro Tull's Ian Anderson (12 de julio).
- Julieta Venegas (13 de julio).
- Miguel Poveda (14 de julio).
- Jill Scott (15 de julio).
Con la ciudad abras¨¢ndose bajo la can¨ªcula, Charlotte ejerci¨® de involuntario sistema de refrigeraci¨®n. Me & Jane Doe desarrolla una melod¨ªa tan elemental como una clase de Geograf¨ªa de la ESO, Heaven can wait no logra aportar el coraje que se le intu¨ªa a su marcado ritmo binario y la versi¨®n de Ashes to ashes, de Bowie, sustituye la sensualidad original por una serena modorra. Las cosas empeoran cuando nuestra protagonista recurre a la lengua de Moli¨¨re y descubrimos el pop sintetizado de Ouvertures eclair con tan poca circulaci¨®n sangu¨ªnea como una banda sonora de teleserie descolorida a finales de los setenta. O Pour ce que tu n'¨¦tais pas, canci¨®n embadurnada con unos teclados que har¨ªan furor en las cenas de marisquer¨ªa.
Confesaba la merecida musa del cineasta Lars von Trier que solo hab¨ªa pasado en una ocasi¨®n por Madrid, con seis a?os, y que la cita de ayer ten¨ªa algo de bautismo. Habr¨¢ que sugerir la anulaci¨®n y repetir la ceremonia, preferiblemente. En un contexto general de abulia, el oyente deb¨ªa aferrarse a los peque?os destellos: la inquietante y sinuosa melod¨ªa de All the rain (ah¨ª s¨ª, Beck); la encantadora elegancia de Memoir, del irland¨¦s Conor O'Brien, l¨ªder de Villager, o la muy sorprendente Forever dolphin love, de Mockasin, con cambios de ritmo y una enfervorecida aceleraci¨®n final. Curioso que el rub¨ªsimo guitarrista hubiese perpetrado pocos minutos antes un d¨²o dulz¨®n, Got lo let go, con aburrid¨ªsimas voces al un¨ªsono. Al final, m¨¢s de un espectador actualizaba con denuedo la pantalla de su m¨®vil por si la chavaler¨ªa de Del Bosque aportase alg¨²n motivo de excitaci¨®n. Gracias, Cesc.
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