La mujer de negro
Carminho, la gran sensaci¨®n de los mentideros fad¨ªsticos, casi llena el Circo Price
Alta, espigada, joven y hermosa, pero sin renunciar al pathos, al gesto doliente. As¨ª es Carminho, la nueva gran sensaci¨®n en los mentideros fad¨ªsticos de nuestra querida Lisboa, efervescentes desde que las nuevas generaciones portuguesas se sacudieran ¡ªcomo nosotros con la copla¡ª los trasnochados complejos sociol¨®gicos y hasta pol¨ªticos de anta?o. Carmo Rebelo de Andrade mam¨® las esencias del g¨¦nero desde edad temprana y concede bien pocos gui?os a la transversalidad: por decirlo gr¨¢ficamente, est¨¢ mucho m¨¢s cerca de Am¨¢lia Rodrigues que de Mariza. Pero una propuesta cl¨¢sica y sustancial, tan adusta como su vestuario de negro riguroso, se gan¨® el fervor de los 1.600 seguidores que casi llenaban anoche el Circo Price.
Hija de la fadista Teresa Siqueira, Carminho ya asom¨® hace unos a?os por la pel¨ªcula de Saura y ha conseguido el espaldarazo definitivo con un d¨²o, Perd¨®name, junto al baladista malague?o Pablo Albor¨¢n. Es parad¨®jico que a una vocalista tan rigurosa la termine avalando un ¨ªdolo de adolescentes, pero los vericuetos de la fama son inescrutables. Tanto como los arrebatos mel¨®manos en el entorno palaciego: la princesa Letizia, devota confesa de la lisboeta, se person¨® anoche en la Ronda de Atocha.
Carminho conoce las restricciones formales del fado, as¨ª que alterna las piezas m¨¢s sentidas y apesadumbradas, esas en las que parece al borde mismo del llanto, con los retazos de liviandad en Queixas, Pechincha o Voltar a ser, con el bajo t¨ªmidamente pellizcado. Entre las primeras destacaron Pedras da minha rua, la estremecedora introducci¨®n a capella de Alfama, la muy dram¨¢tica Disse-te adeus o ese poema amoroso qu¨ªmicamente perfecto que se titula Escrevi teu nome no vento. A veces cant¨® de perfil, como abrumada por la congoja (A folha), pero la mujer de negro acab¨® sin disimular su felicidad. Por voz y originalidad (Ruas), el futuro la corteja.
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