A los pies de los promotores

Cualquiera que sea la decisi¨®n que adopte el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, una cosa es cierta: Alicante necesitar¨¢ varias d¨¦cadas para recuperarse de los gobiernos de Luis D¨ªaz Alperi y de Sonia Castedo. El paso de estas personas por la alcald¨ªa ha tenido unas consecuencias para la ciudad que s¨®lo ahora comenzamos a ver en toda su magnitud. La crudeza de la crisis econ¨®mica ha hecho que los alicantinos nos enfrentemos, en los ¨²ltimos meses, a una realidad que las autoridades ocultaban. La brillante ciudad del turismo y los servicios ha resultado ser poco m¨¢s que un ingenioso eslogan de la propaganda oficial. Las repetidas quejas de los hoteleros vienen a confirmar la situaci¨®n. No es una casualidad que las encuestas m¨¢s recientes sobre la calidad de vida en las ciudades espa?olas releguen a Alicante a los ¨²ltimos lugares. Se necesita un esfuerzo continuado para alcanzar esta posici¨®n.

La imputaci¨®n de Luis D¨ªaz y Sonia Castedo por favorecer a Enrique Ortiz durante la elaboraci¨®n del Plan General de la ciudad puede dar la impresi¨®n de que el problema se reduce a este asunto. Desde el punto de vista de la justicia es as¨ª, desde luego, y esto es lo que han manifestado las investigaciones de la polic¨ªa. Pero la realidad es bastante m¨¢s compleja. Quien haya seguido la pol¨ªtica municipal de Alicante durante los ¨²ltimos quince a?os sabe que el urbanismo ha sido su columna vertebral. En torno a la construcci¨®n y a la recalificaci¨®n de terrenos se ha levantado la ciudad que los alicantinos sufrimos ahora. La situaci¨®n actual de Alicante, sus problemas de limpieza, de movilidad, son el resultado de una pol¨ªtica municipal que gobern¨® para unos pocos y olvid¨® a la mayor¨ªa. Durante mucho tiempo, en la ciudad mandaron los constructores y se gobern¨® a su criterio.

Los sucesos en torno al Plan General, su inacabable redacci¨®n, sus cambios, sus vaivenes, reflejan con exactitud lo que ha sido la pol¨ªtica municipal de Alicante bajo la alcald¨ªa de D¨ªaz Alperi y Sonia Castedo. Cuando D¨ªaz contrata a Llu¨ªs Cantallops para redactar el Plan General se produce un equ¨ªvoco que, con el tiempo, resultar¨ªa revelador. Cantallops ¡ªun arquitecto de prestigio en su especialidad¡ª se asombra del ritmo de la construcci¨®n que observa a su llegada a la ciudad. ¡°Lo que ocurre en Alicante no lo he visto en ning¨²n sitio¡±, declarar¨¢ a la prensa. Sus manifestaciones a favor de la calidad frente a la cantidad alarman a los constructores locales. La ciudad que propone el arquitecto ¡ªrecuperar el tejido urbano, compactarlo¡ª no puede ser aceptada por los promotores porque va en contra de sus intereses. En la discusi¨®n, D¨ªaz toma partido por estos y se producen las desavenencias que acabar¨¢n con el despido de Cantallops y su sustituci¨®n por otro arquitecto menos d¨ªscolo. ¡°Cantallops pretend¨ªa decirnos a los alicantinos c¨®mo ten¨ªamos que vivir¡±, declarar¨¢ a la prensa, tiempo despu¨¦s, un importante constructor. No s¨¦ si Cantallops pretend¨ªa decirnos a los alicantinos c¨®mo deb¨ªamos vivir, pero lo cierto es que acabamos viviendo como quer¨ªan los promotores.