Aires de periferia
El autor de ¡®Historias del Kronen¡¯ reivindica Vallecas, la M-30 y el aire 'retro' de La Movida Publica ¡®La literatura explicada a los asnos¡¯ para acercar a los j¨®venes los grandes cl¨¢sicos
1. Calle Velarde. Cada vez que paso por Tribunal y por esta calle, que baja hasta la plaza Dos de Mayo, tengo la impresi¨®n de revivir mi juventud. Son muchas horas en sus aceras y sus locales cl¨¢sicos, V¨ªa L¨¢ctea y Nueva Visi¨®n. Tambi¨¦n recuerdo los conciertos de Woodstock que se retransmit¨ªan noche tras noche en El Mago y las partidas de futbol¨ªn en El Laberinto.
2. Calle Barbieri. En el 89, Chueca no era a¨²n el barrio guay, chic y rosa, sino un aut¨¦ntico prado de jeringuillas, lugar muy oscuro por el que no daba gusto pasar. En Barbieri estaba el Jam, aut¨¦nticos mods con sus parkas militares y las Lambrettas. Parec¨ªa Quadrophenia, con 20 a?os de retraso. La Movida siempre tuvo aire retro.
3. La plaza de Cubos. Los cines Alphaville y Golem y los bares que las rodean han presenciado innumerables debates a la salida de las pel¨ªculas m¨¢s dispares. Voy menos por culpa de Internet.
4. El Siete Blanco. Me gusta tomarme una ca?a en este local bajo las fotos de los tres grandes sietes: Juanito, Butrague?o y Ra¨²l. Butrague?o era el m¨¢s especial. Me suena que lo dijera Loriga en Lo peor de todo: parec¨ªa que se hubiera ca¨ªdo en una p¨®cima m¨¢gica cuando era peque?o. Algunos de sus goles son imposibles. Iniesta, en alg¨²n sentido, es el que m¨¢s se le acerca. (Marcelino Santa Mar¨ªa, 1)
5. Torre Picasso. La elegancia de sus l¨ªneas, la belleza minimalista de su arquitectura (algo de lo que solo son capaces los japoneses) me dejan boquiabierto. M¨¢s all¨¢ de las connotaciones, en t¨¦rminos de plasticidad me parece una preciosidad. Y no hay m¨¢s que compararla con los cuatro bodrios que se han construido en la antigua Ciudad del Real Madrid para constatar que la belleza arquitect¨®nica no siempre es algo evidente. Ni siquiera se qu¨¦ arquitecto la concibi¨®.
Historias de Madrid
Jos¨¦ ?ngel Ma?as (Madrid, 1971) debut¨® con Historias del Kronen (1994, finalista del Nadal, que se llev¨® al cine y fue una de las m¨¢s taquilleras de los noventa. Otras obras suyas son Caso Karen o El secreto del or¨¢culo.
6. M-30. Durante el momento de mayor ¨¦xito de Historias del Kronen, conoc¨ª a dos chicas catalanas que hab¨ªan venido a Madrid solo para ver la famosa ¡°Emetreinta¡±. Me sorprendi¨® que les pareciera tan simb¨®lica, pero lo era. Marcaba una cierta ruptura geogr¨¢fica. La mayor¨ªa de las novelas anteriores eran c¨¦ntricas. Kronen era un Madrid visto a trav¨¦s de la ventanilla de un coche que circula por la Emetreinta.
7. Cerro del T¨ªo P¨ªo o parque de las Tetas. Inmejorable vista con el encanto de lo perif¨¦rico. Siempre que pienso en Vallecas me acuerdo del narrador de Barbie superestar, de Sabina: ¡°Se mascullaba en los billares que el Rayo iba a bajar a segunda¡°, etc.
8. Calle Mesena. Ah¨ª viv¨ª hasta los 15 a?os. No tiene nada de particular, pero es lo que pasa con el barrio en el que uno ha crecido. El asfalto guarda un aroma especial. No hay ninguna otra calle que me haga sentir igual. En el centro de Madrid siempre me he sentido forastero.
9. Restaurante Donzoko. Soy fan¨¢tico del pescado crudo. Y este local tiene unos boles de Chirashi espectaculares. Sin ser tan barato como el japotalego, ni tan exquisito como otros, es mi preferido. (Echegaray, 3)
10. Mirador de los Poetas. La vista sobre la Comunidad es impagable. Y los poemas tallados en la roca da gusto leerlos: ¡°Las noches de Cercedilla / las llevo en mi soledad / y son ya la ¨²ltima linde / que yo quisiera mira¡±, escribi¨® Luis Rosales. Era vecino de este pueblo.
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