De periodista a camarero
Laurentiu Ciocazanu pas¨® de dirigir un peri¨®dico de 220 redactores en Bucarest a servir caf¨¦s en un bar de Valencia
Llevaba d¨ªas trabajando en la exclusiva. Una potente historia de comprometedoras conversaciones que dejaban en pa?os menores al servicio de inteligencia rumano. La noticia se public¨® y la reacci¨®n fue inmediata. El todopoderoso jefe de los esp¨ªas dimiti¨®. El periodista Laurentiu Ciocazanu (Targu Jiu, Ruman¨ªa) recuerda la an¨¦cdota como un ejemplo de independencia frente al poder. Un trabajo m¨¢s en una exitosa trayectoria de 20 a?os, que comenz¨® como redactor de BBC Radio y culmin¨® en la direcci¨®n editorial del diario liberal de Bucarest Adevarul (La Verdad), que lleg¨® a tirar 150.000 ejemplares. Ciocazanu, de 45 a?os, coordinaba en su pa¨ªs a 220 redactores, se codeaba con pol¨ªticos y empresarios y frecuentaba las tertulias. Su sueldo no bajaba de los 12.000 euros mensuales en la equivalencia. Hoy sirve caf¨¦s, pinchos de tortilla y alb¨®ndigas en el bar que regenta desde hace un a?o en la calle de ?ngel Guimer¨¢ de Valencia. Y con horas y sudor (literal) cubre gastos. ¡°Estamos empezando¡±, admite junto a su esposa, exmaquetadora del peri¨®dico, que le acompa?a en la barra.
El cambio en la c¨²pula de Adevarul, que pas¨® a manos de un director general ¡°sin experiencia en prensa¡±, y la crisis global del periodismo escrito, abonaron su salida del diario en 2010. ¡°Se avecinaban recortes y prefer¨ª no vivirlos¡±, afirma. Las ventas se desplomaron y la empresa despidi¨® a 150 trabajadores. ¡°Echaron hasta a las limpiadoras¡±, recuerda. Ciocazanu se tom¨® un a?o sab¨¢tico. Decidi¨® abandonar Ruman¨ªa y probar suerte en Valencia, que conoc¨ªa por un hermano.
Las ventas se desplomaron
Ciocazanu vivi¨® en la calle los estertores del dictador comunista Ceausescu. Los cad¨¢veres se amontonaban en Bucarest a finales de diciembre de 1989 cuando un joven estudiante de Qu¨ªmica se reconvert¨ªa en periodista para denunciar los excesos del poder. Colabor¨® con tres peri¨®dicos, fue redactor de la corresponsal¨ªa de BBC Radio en Budapest ¡ªhoy clausurada¡ª, y ejerci¨® el periodismo de investigaci¨®n en el Evenimentul Zilei, de estilo directo. Tras poner en marcha un diario gratuito, impulsado por el grupo sueco Ringier, recal¨® en uno de los cargos de m¨¢s responsabilidad de Adevarul. Public¨® ¡°noticias inc¨®modas¡± y revel¨® exclusivas. Propici¨® con sus informaciones la dimisi¨®n de un ministro de Exteriores ¡°que no evit¨® la muerte¡± de un inocente en la embajada de Polonia. Y al final de su carrera percibi¨® cambios que le desconcertaron. Su ¨²ltimo jefe le dio tres nombres de pol¨ªticos intocables. ¡°No cre¨ªa lo que me estaba pasando¡±.
Ciocazanu es esc¨¦ptico sobre el futuro de la profesi¨®n. Duda de la supervivencia del periodismo de investigaci¨®n. Defiende la irrupci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas, como instrumento para contar historias silenciadas, y considera que la prensa espa?ola adolece de historias humanas. "Demasiada pol¨ªtica y econom¨ªa", se queja.
El camarero no se olvida de los teletipos y las exclusivas. Le delata su entorno. Sobre la barra reposan cada d¨ªa cinco peri¨®dicos de pago que se elevar¨¢n a ocho o nueve cuando la caja proporcione m¨¢s beneficios, hace descuentos en los men¨²s a periodistas y se plantea redactar una gacetilla diaria con las historias que le cuentan en la barra.
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