En busca de los 600 de El Marrufo
Un grupo de voluntarios desentierran restos en un centro de tortura y exterminio del franquismo ubicado en una finca de la serran¨ªa de G¨¢liz
En una fosa de cinco por dos metros excavada en la tierra, doce esqueletos perfectamente alineados a lo largo, comienzan a desvelar el horror que se vivi¨® durante los primeros meses de la Guerra Civil en El Marrufo, una finca en la serran¨ªa cercana a Puerto G¨¢liz, entre los municipios de Jerez, Jimena, y la aldea de La Sauceda, en la provincia de M¨¢laga. Uno de los cuerpos desenterrados a¨²n tiene las mu?ecas atadas con un alambre que ha sobrevivido a la corrosi¨®n bajo tierra 76 a?os. Lo mismo que las balas, casquillos, botones, cremalleras y otras evidencias halladas junto a los cad¨¢veres. En un hoyo contiguo hay otras dos osamentas que presentan orificios de bala en el cr¨¢neo. Estos hallazgos podr¨ªan ser s¨®lo el avance de un macabro escenario formado por decenas de personas fusiladas en este cortijo que fue convertido por las fuerzas falangistas sublevadas, al inicio de la contienda, en un centro de tortura y exterminaci¨®n.
Tras d¨¦cadas de silencio, la Asociaci¨®n de Familiares de Represaliados por el Franquismo de La Sauceda y El Marrufo ha comenzado a desenterrar este cap¨ªtulo de la historia. Un equipo de arque¨®logos y antrop¨®logos excava la zona desde el 2 de julio siguiendo las pistas ofrecidas por los testimonios de vecinos de la zona. ¡°La combinaci¨®n de declaraciones de descendientes de fusilados y de investigaciones de archivos indica que, desde noviembre de 1936 a febrero del a?o siguiente pudieron ser ejecutadas en la zona entre 300 y 600 personas¡±, seg¨²n Andr¨¦s Rebolledo, presidente de la asociaci¨®n y coordinador del proyecto de exhumaci¨®n.
Adem¨¢s, entre los alcornoques de estas laderas, tras la capilla que preside El Marrufo, una de las mayores fosas de Andaluc¨ªa, yacen ancianos, ni?os y muchas mujeres que fueron violadas de modo sistem¨¢tico por las noches antes de recibir un disparo de gracia, seg¨²n algunos historiadores.
Semejante barbarie responde al ensa?amiento que se produjo sobre los pobladores de esta comarca, ¨²ltimo basti¨®n republicano tras el alzamiento militar y en el que se present¨® una enorme y feroz resistencia. Seg¨²n Rebolledo, ¡°en esta zona, escarpada, de dif¨ªcil acceso y f¨¢cil defensa ante incursiones por tierra, se refugiaron centenares de vecinos de pueblos de los alrededores al empezar la guerra. Algare?os, ubrique?os, cortesanos o vallenses intentaron huir hacia M¨¢laga ante el avance de las tropas rebeldes desde el oeste de la provincia de C¨¢diz, y el valle de La Sauceda era la ruta natural¡±. Seg¨²n las cr¨®nicas de la ¨¦poca, hasta cuatro batallones de rebeldes trataron de hacerse con la zona, pero fueron repelidos sufriendo numerosas bajas mediante emboscadas en las enfiladas que forman estas tierras. Hizo falta un bombardeo a¨¦reo de tres aviones sobre el diseminado rural para hacer salir a los vecinos a los que fueron confinando en El Marrufo. La zona fue tomada finalmente por tropas de Falange y voluntarios de las Milicias al mando del teniente de la Guardia Civil de Ubrique, Jos¨¦ Robles, quien convirti¨® la finca en centro de tortura. En tres meses finaliz¨® su siniestro trabajo y abandon¨®, bajo un halo de terror, la comarca ya controlada por el ej¨¦rcito franquista.
El Marrufo fue un centro de terror y represi¨®n cercano al Puerto de G¨¢liz
Hoy, casi una veintena de voluntarios, muchos familiares de desaparecidos, forman el equipo de exhumaci¨®n, que ayer sac¨® a la luz cinco nuevos esqueletos. Su objetivo: encontrar e identificar al m¨¢ximo de personas enterradas en El Marrufo y darles una sepultura digna e individualizada en el cementerio de La Sauceda, al otro lado del valle.
En la comarca pudieron ser ejecutadas entre 300 y 600 personas
Los descendientes de los fusilados, entre los que est¨¢ el propio Rebolledo, quien perdi¨® a su padre y a su t¨ªo, van a presentar una denuncia ¡°por cr¨ªmenes de lesa humanidad, que no prescriben, para hacer justicia¡±.
Los excavadores han comenzado a reunir pruebas para adjuntarlas a las denuncias. Se ha encontrado numerosa munici¨®n, tanto de arma larga (la del Mauser reglamentario entonces del Ej¨¦rcito), como de corta (9 mm largo), y restos de cremalleras, zapatos o una pipa de fumar.
Adem¨¢s, seg¨²n se?alan desde la asociaci¨®n, la exhumaci¨®n de estos cuerpos se va a complementar ¡°con un estudio de los restos a cargo del antrop¨®logo forense Juan Manuel Guijo y con la toma de ADN para tratar de identificar a los fusilados¡±. Est¨¢ previsto que los trabajos se prolonguen todo el verano gracias a la colaboraci¨®n de voluntarios. La organizaci¨®n, financiada al completo por el descendiente de un desaparecido de la Sauceda, ha instalado en la finca carpas para alojar en turnos de 15 d¨ªas a los voluntarios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.