¡°No van a conseguir atemorizarme¡±

La delegada del Gobierno en Madrid vivi¨® la tarde del pasado viernes uno de los peores momentos en su vida pol¨ªtica. Un grupo que se manifestaba por las calles de Madrid rodearon a Cristina Cifuentes, cuando regresaba de hacer unas compras por su barrio. La insultaron, la escupieron y la intimidaron hasta que logr¨® refugiarse en un restaurante de las proximidades. ¡°No van a conseguir atemorizarme con esas actitudes violentas¡±, reflexionaba ayer la representante del Ejecutivo central, que rest¨® importancia al incidente.

La manifestaci¨®n, que hab¨ªa sido convocada por el colectivo Democracia Real Ya y que no fue comunicada precisamente a la Delegaci¨®n del Gobierno, comenz¨® a las ocho de la tarde frente a la sede del PP, en la calle de G¨¦nova. Tras mantener un par de enfrentamiento con la polic¨ªa, los congregados decidieron acudir por los bulevares a la sede del PSOE en la calle de Ferraz (Moncloa).

Mientras, la delegada del Gobierno hab¨ªa terminado su jornada y se march¨® a comprar por las tiendas pr¨®ximas a su domicilio, en el barrio de Malasa?a (Centro). Cuando acab¨® de hacerlas, se dirigi¨® a su domicilio por la calle de Carranza. ¡°Iba pensando en mis cosas cuando no me di cuenta de que estaba pasando la manifestaci¨®n¡±, destaca Cifuentes. Algunos manifestantes se percataron de su presencia y comenzaron a insultarla y a escupirla. La hostigaron durante unos 50 metros al grito de ¡°dimisi¨®n, dimisi¨®n¡±. El n¨²mero fue cada vez mayor, seg¨²n recuerda la delegada, por lo que tuvo que refugiarse en un restaurante de comida et¨ªope que estaba abierto en las proximidades. Algunos colgaron al instante fotos del momento en la red social Twitter, donde se ve a Cifuentes marchar con cierta velocidad rodeada de j¨®venes que la est¨¢n chillando. ¡°No quer¨ªa ir a casa para que estos individuos no supieran d¨®nde vivo y no paren de molestarme¡±, explica.

Los empleados que estaban en el restaurante le dijeron que se pod¨ªa quedar todo el tiempo que quisiera e incluso cerraron el establecimiento para que no pudiera entrar nadie. All¨ª estuvo hasta que los trabajadores le indicaron que ten¨ªa una salida a trav¨¦s del hotel contiguo. Cuando lleg¨® a la recepci¨®n del establecimiento, la telefonista le pregunt¨® con malos modos qu¨¦ hac¨ªa all¨ª y que no pod¨ªa quedarse si no era clienta. Cifuentes le explic¨® que, si sal¨ªa de nuevo a la calle, la acorralar¨ªan. Cuando pas¨® el tiempo, se march¨® a su domicilio. Las personas que le insultaron ya se hab¨ªan marchado.

La delegada del Gobierno recalca que no fue en ning¨²n momento a buscar a los manifestantes y que el ataque que sufri¨® no la va a arredrar. ¡°Continuar¨¦ haciendo mi trabajo, sin que logren que d¨¦ un paso atr¨¢s¡±, concluye Cifuentes, que recibi¨® el apoyo de la Comunidad de Madrid a trav¨¦s del consejero de Econom¨ªa, Percival Manglano. ¡°No es posible que una delegada del Gobierno ande por la calle y se vea obligada a refugiarse en un local porque est¨¢ siendo escupida y agredida por manifestantes que dicen que representan al pueblo. El pueblo espa?ol no se caracteriza por arreglar sus diferencias escupiendo y agrediendo a las personas¡±, se?al¨® Manglano, que calific¨® estas pr¨¢cticas de ¡°absolutamente condenables y salvajes¡±.