El vocabulario de la crisis
"La m¨¢s lamentable de las expresiones es la que se utiliza para resumirlo todo y que corta cualquier atisbo de esperanza y no da derecho a r¨¦plica: ¡°Es lo que hay¡±.
Crisis. Si tecleamos esta palabra en Google, obtenemos 560 millones de entradas. Mercados arroja 109 millones y recortes, m¨¢s de 37 millones.
Nuestro vocabulario de uso diario se ha visto enriquecido con palabras, frases y expresiones que la mayor¨ªa de nosotros no utilizaba antes de que estallara la crisis. Las escuchamos primero en boca de pol¨ªticos y de economistas, pero de un tiempo a esta parte las hemos hecho nuestras y, as¨ª, nos parece normal hablar de mercados, de agencias de calificaci¨®n, de prima de riesgo, de rescates, de bancos malos, de recortes... Algunas de ellas las conoc¨ªamos, s¨ª, pero en otros contextos, en otras circunstancias. Ahora hemos descubierto que la desaceleraci¨®n no es lo que pens¨¢bamos, que la depresi¨®n nada tiene que ver con nuestra salud, que burbuja no es un ¡°gl¨®bulo de aire u otro gas que se forma en el interior de alg¨²n l¨ªquido y sale a la superficie¡±. El antiguo ¡°hay que apretarse el cintur¨®n¡± ha cobrado una nueva dimensi¨®n (parece que nadie escapa a la necesidad de, efectivamente, practicar un nuevo agujero en el cinto y ce?¨ªrselo cada d¨ªa un poco m¨¢s) porque ahora viene acompa?ado de un recorte, de manera que ya no podremos aflojarlo. Solo nos quedar¨¢ comprar otro cintur¨®n m¨¢s largo. Si podemos.
Y junto a todo ello han proliferado tambi¨¦n, adem¨¢s de las met¨¢foras y los tecnicismos, los eufemismos, con los que los dirigentes intentan suavizar la cuesti¨®n. Se esfuerzan cada d¨ªa por encontrar nuevos giros para disfrazar la realidad. As¨ª, por ejemplo, no dicen bajada de sueldos, sino ¡°devaluaci¨®n competitiva de los salarios¡±. Y hablan de ¡°crecimiento negativo¡±, que es un ox¨ªmoron, o una ant¨ªfrasis.
Entre esas palabras, frases y expresiones que ahora se utilizan con tanta frecuencia destaca, por su versatilidad, la que nos previene ante ¡°la que est¨¢ cayendo¡±. Sirve para casi todo. Es una amenaza. Es un consejo. Es una amonestaci¨®n. Con la que est¨¢ cayendo, no podemos arriesgarnos; con la que est¨¢ cayendo, no podemos estirar la cuerda; con la que est¨¢ cayendo, debemos acceder a lo que se nos pide. En definitiva, que debemos someternos al dictado de quienes deciden qu¨¦ es lo mejor para todos, esto es, los pol¨ªticos, los empresarios..., los mercados. Lo preocupante es que esos dictados provienen de gente que no se ha caracterizado por su credibilidad. Como el entonces presidente del FMI, Rodrigo Rato, que a mediados de 2007, cuando ya se intu¨ªa la debacle, dijo que ¡°la crisis de liquidez de los mercados podr¨ªa quedar normalizada en las pr¨®ximas semanas¡±. O como el expresidente Camps, que en 2009 aseguraba que la Comunidad Valenciana ser¨ªa la primera en salir de la crisis. Grandes visionarios. As¨ª nos va. Pero la m¨¢s lamentable de las expresiones es la que se utiliza para resumirlo todo y que corta cualquier atisbo de esperanza y no da derecho a r¨¦plica: ¡°Es lo que hay¡±.
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