Vacaciones en el vertedero
Los vecinos de La Vega Baja montan un campamento para vigilar la empresa de ?ngel Fenoll El Juzgado de Cieza decret¨® el cierre cautelar del vertedero despu¨¦s investigar el Seprona
Aprieta el calor a media tarde en el Campamento de la Salud mientras unas mujeres juegan una mano de chinch¨®n frente al vertedero que La Murada (Orihuela) comparte con la localidad murciana de Albanilla. Llevan pr¨¢cticamente una semana cocinando para un asentamiento espont¨¢neo con una treintena de tiendas de campa?a de muchos vecinos de la zona que piden el cierre del vertedero de Proambiente, empresa de ?ngel Fenoll, presunto cabecilla del caso Brugal.La conversaci¨®n gira en torno a una preocupaci¨®n camino de la obsesi¨®n. ¡°Hay una peste que se puede masticar¡±, asevera Mar¨ªa Ju¨¢rez que irrumpe en esta improvisada cocina que da de comer a una media de 40 personas diarias y en su mejor noche hasta 120. ¡°Tengo 54 a?os y nunca me hab¨ªa dolido la cabeza. Empec¨¦ un d¨ªa a toser sin parar y cada vez que respiraba me asfixiaba. El m¨¦dico me acab¨® ingresando¡±.
?Es un olor ¡°agrio¡±, describen las mujeres: ¡°Muy raro, seca la garganta¡± y aparece especialmente por la noche con el cambio de viento. ¡°Es insoportable, se queda dentro de las casas¡±, comenta alguna de ellas sujetando una mascarilla, al tiempo que estudian sus naipes y hablan de casos de asma entre sus nietos e hijos. Jes¨²s, un ni?o que juega entre las tiendas, presenta s¨ªntomas de piel at¨®pica: eccemas, piel estropajosa.
La idea del campamento cogi¨® fuerza hasta materializarse el pasado viernes 13 cuando 500 vecinos de la zona se presentaron ante la empresa de Fenoll llenos de sospechas alimentadas durante m¨¢s de una d¨¦cada. ¡°Encontramos material sanitario en los enterramientos y eso no lo pueden tratar en el vertedero¡±, dice el portavoz de Vertivega, Vicente P¨¦rez. La semana pasada el Juzgado de Cieza decret¨® el cierre cautelar del vertedero despu¨¦s de que el Seprona sorprendiera a 25 camiones vertiendo residuos sin tratar en fincas agr¨ªcolas. Y el diagn¨®stico de los an¨¢lisis de las basuras fue claro: grave riesgo medioambiental.
A 300 metros de la base del campamento, el suelo supura humedad en un d¨ªa en el que el term¨®metro del coche supera los 35 grados. An¨¢lisis qu¨ªmico en mano, P¨¦rez se indigna y pide estudios completos del terreno y subsuelo: ¡°Tenemos bajo nosotros un r¨ªo de lixiviados¡±, un l¨ªquido contaminante negruzco y de olor penetrante resultado de la descomposici¨®n de materia org¨¢nica. Tiene propiedades cancer¨ªgenas.
El Ayuntamiento de Orihuela explic¨® a los vecinos que el vertedero no puede verter residuos al estar clausurados los vasos de vertido, solo tratar; pero ¡°aqu¨ª entran camiones con carga y salen sin ella, algunos sin pasar por la pesa¡±. Colgado de un poste de la cocina del campamento est¨¢ la lista de turnos para el puesto de vigilancia de los camiones. Es lo que han llamado el Check Point Charlie. Grupos de vecinos con chalecos reflectantes hacen turnos de ocho horas todo el d¨ªa, anotan las matr¨ªculas, la empresa y la procedencia. Vienen de la zona, pero tambi¨¦n de Valencia o Tarragona. A las cuatro de la ma?ana la media se dispara de cuatro camiones por hora a 12. ¡°La primera noche fueron hasta 180 camiones¡±, cuenta Teresa Tenza, de vuelta a la cocina. Varios de los que ya han hecho las guardias describen la misma sintomatolog¨ªa que Teresa al acabar la noche: sensaci¨®n de falta de ox¨ªgeno, angustia, ardor, picores, v¨®mitos...
Vicente P¨¦rez, portavoz de los vecinos: ¡°Tenemos bajo nosotros un r¨ªo de lixiviados¡±
Un todoterreno que sale de un edificio que se anuncia como un zoo capta la atenci¨®n de la gente. ¡°?Es Fenoll?¡±, se preguntan. ¡°No, Fenoll lleva ch¨®fer¡±, corrige una de ellas, ¡°ese ser¨¢ el hijo o el sobrino¡±. ¡°Dec¨ªa que si aqu¨ª pueden vivir los animales, nosotros tambi¨¦n podr¨ªamos, recuerda Josefina Robira, heredera de un campo de almendros cercano que ha dejado de explotar. ¡°Puso de todo, ?hasta monos! ?Y nada! Se le han muerto todos, solo le quedan unos caballos. Todos los que viven aqu¨ª se han ido¡±.
Los vecinos est¨¢n decididos. Organizan actividades por las noches como conciertos, concursos para los ni?os, barbacoas: unas aut¨¦nticas vacaciones de camping junto al vertedero. Y entre escaleras, y chinchones, las cocineras se plantan: ¡°De aqu¨ª no nos movemos hasta que lo cierren para siempre. Aunque nos den las uvas¡±.
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