Contratistas y contratas
"En una reciente reuni¨®n de Fecoval qued¨® claro que la Administraci¨®n de Alberto Fabra les adeuda m¨¢s de 40 millones de euros"
Las arcas auton¨®micas est¨¢n exhaustas. Y no est¨¢ claro que la petici¨®n de rescate al Gobierno a trav¨¦s del Fondo de Liquidez Auton¨®mico (FLA) vaya a facilitar suficiente ox¨ªgeno al Consell para hacer frente a las facturas que a¨²n tiene pendientes de atender, despu¨¦s de haber utilizado el pr¨¦stamo del Instituto de Cr¨¦dito Oficial (ICO) para pagar a los proveedores. En una reciente reuni¨®n de la Federaci¨®n de Contratistas Valencianos (Fecoval) qued¨® claro que la Administraci¨®n de Alberto Fabra les adeuda m¨¢s de 40 millones de euros que no est¨¢n contemplados en parte alguna porque los empresarios aceptaron la sugerencia de retrasar el vencimiento de los pagos.
Con ser grave, no es esta la peor situaci¨®n con la que pueden encontrarse los contratistas valencianos. Sus empresas, en general, no tienen suficiente peso econ¨®mico para hacer frente a una crisis que est¨¢ consumiendo la mayor parte de sus reservas ni para soportar la presi¨®n cada vez m¨¢s fuerte sobre las administraciones p¨²blicas de las grandes empresas contratistas de obra p¨²blica espa?olas que han vuelto sus ojos hacia el mercado nacional tras constatar que cada vez les resulta m¨¢s dif¨ªcil conseguir proyectos en el extranjero.
La triste realidad es que la crisis sist¨¦mica por la que atraviesa Espa?a ha puesto a sus grandes empresas en almoneda. La valoraci¨®n burs¨¢til de las sociedades que cotizan hoy en el Ibex 35 es realmente rid¨ªcula. El magnate americano Donald Trump ya se ha interesado por hacer negocios en Espa?a. ¡°Est¨¢ todo muy barato¡±, ha dicho. Podr¨ªa haber a?adido que la accesibilidad al mercado es comparable al riesgo que se corre. Pero nadie gana si no se arriesga, dicen.
Un pa¨ªs, en buena medida, vale lo que valen sus empresas. A las valencianas, con las notables excepciones de rigor, les ha venido faltando musculatura para competir fuera de sus fronteras auton¨®micas. Y las que lo han intentado en los ¨²ltimos a?os se han estrellado contra el hundimiento del mercado, la falta de liquidez y sus propios errores, incapaces de adaptarse al gigantismo que hab¨ªan desarrollado en los peores momentos.
Durante muchos a?os, el contratista de obra civil valenciano ha caminado apoy¨¢ndose en las muletas de la Administraci¨®n auton¨®mica que interven¨ªa para que al menos formaran UTE con las grandes del sector. Ahora tal parece que ni eso. Pesa la mala imagen de la marca Comunidad Valenciana, la debilidad pol¨ªtica del Consell en los centros de decisi¨®n y la ambici¨®n de las grandes que no quieren ceder ni un cacho del pastel porque lo necesitan todo para alimentarse (mal).
Pero la constataci¨®n de las dificultades no significa que no debe lucharse contra ellas. La flojera pol¨ªtica del equipo de Alberto Fabra es grande, pero no tanto como para dejar caer un sector estrat¨¦gico para la econom¨ªa de la Comunidad Valenciana sin hacer nada por evitarlo.
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