¡°He venido a informaros, no a debatir¡±
"Nuestro sistema educativo precisa lucidez en su gesti¨®n y sosiego en su desarrollo cotidiano"
En un contexto de problemas generales y siendo tantas, tan graves y urgentes las dificultades a las que en particular debe enfrentarse la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, no se entienden muy bien algunos cambios que se nos imponen, ni las formas hostiles de imponerlos. Nuestro sistema educativo precisa lucidez en su gesti¨®n y sosiego en su desarrollo cotidiano. Expliqu¨¦moslo brevemente.
El programa (el modelo de programa) de Historia de la Filosof¨ªa que se trabaja en 2? de Bachillerato, y del que se examinan los alumnos en las pruebas de acceso a la Universitat, tiene una vigencia de unos 23 a?os. Ha sido un modelo democr¨¢ticamente consensuado y aprobado por los profesores de Filosof¨ªa de Castell¨®n, Valencia y Alicante y no ha sufrido otras modificaciones que las necesarias para introducir nuevos textos y autores o para alcanzar mejor sus objetivos (alguna modificaci¨®n en la prueba, piedra de toque del modelo). Salvo los debates inevitables y saludables y las cr¨ªticas puntuales imprescindibles, ha sido un modelo refrendado en todas las reuniones celebradas por los profesionales a lo largo de todos estos a?os: una cierta pax valenciana reinaba como un ¡°medio¡± en favor de los ¡°fines¡±: la lectura cr¨ªtica de los cl¨¢sicos, la disertaci¨®n rigurosa sobre los temas, la actualizaci¨®n de las propuestas.
Todo cambi¨® cuando el profesor A. Gil, el funcionario / profesor coordinador de las PAU, entr¨® en la tienda de cer¨¢micas (la reuni¨®n de profesores convocada este a?o como a una boda griega: para romper platos). El profesor Gil vino a decirnos dos cosas: que viv¨ªamos en un estado de ilegalidad que ya duraba 23 a?os y del que, en segundo lugar, ¨¦l nos conminaba a salir ¡°s¨ª o s¨ª¡±, como se dice ahora en un alarde de positividad negativa. El pecado nefando consist¨ªa en un ¡°exceso de opcionalidad¡±, que de hecho no es tal (los alumnos de filosof¨ªa eligen, como todos los alumnos en todas las asignaturas que forman las PAU, entre dos opciones) y el remedio nos lo impon¨ªa de forma hostil: cambio de prueba (¡°he venido a informaros, no a debatir¡±, dijo). Ante la oposici¨®n democr¨¢tica e in¨²til de las asambleas de profesores de Castell¨®n, Valencia y Alicante, el se?or Gil, que tambi¨¦n es un dem¨®crata, nos permite vivir en la ilegalidad hasta 2015. Ni un d¨ªa m¨¢s.
Lo que el funcionario no quiere entender es que su ¡°interpretaci¨®n de la ley¡± echa por tierra un proyecto pedag¨®gico que es legal y leg¨ªtimo: legal, porque nosotros interpretamos que se ajusta a la ley en su letra y esp¨ªritu; leg¨ªtimo, porque es fruto de una voluntad general libre y racionalmente expresada, la del conjunto de los profesores de la asignatura.
?Qu¨¦ queremos? Muy sencillo: que cuando despertemos de esta pesadilla, un individuo no pueda torcer la voluntad de tantos. ?Qu¨¦ queremos? Parece simple, pero algunos nos lo ponen complicado: seguir trabajando en paz, sin otros moscardones que los socr¨¢ticos. Eso es lo que precisamos. Nos preocupa una pregunta: ?C¨®mo un tema tan importante puede haber recibido un tratamiento tan circunstancial? Estos son los temas que deber¨ªan acaparar la atenci¨®n de quienes regulan y dirigen el sistema educativo; algunos pensamos que un cambio de programa, un cambio en el modo de hacer la clase, es lo que deber¨ªa de preocupar a la se?ora consejera. Rectificar en este caso ser¨ªa una muestra de sabidur¨ªa.
Guillermo Quint¨¢s es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universitat de Val¨¨ncia. Firman tambi¨¦n este escrito 130 profesores de Filosof¨ªa de las universidades, institutos y colegios de la Comunidad Valenciana.
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