La ciudad oculta en las gu¨ªas de viaje
El Prado, los tablaos y los bares. A esos sitios los turistas ya saben que tiene que ir. Estas son otras propuestas de un circuito a menudo desconocido para los madrile?os
En agosto florecen los planos en las calles. Con el calor, gatos y semejantes tienden a retirarse a la costa o hasta donde les lleguen los euros. Para los que se quedan (este a?o, m¨¢s de la mitad de los madrile?os, seg¨²n c¨¢lculos del Ayuntamiento), la visi¨®n de turistas perdidos consultando sus gu¨ªas de viaje siempre representa un pasatiempo agradecido. Sin embargo, a estas alturas de la historia sigue siendo un misterio qu¨¦ buscan exactamente los turistas en las gu¨ªas. Se puede intuir que consejos, direcciones seguramente. ?Pero alguien est¨¢ seguro de qu¨¦ Madrid explican esos libros?
El Madrid de los turistas, parece la respuesta m¨¢s sensata. Para entender tal evidencia primero hay que asumir que la ciudad de los guiris y la de los madrile?os no se pueden solapar. Aparte de unos cuantos puntos en los que los dos universos convergen (Sol, el paseo del Prado, la plaza de Espa?a¡), la intersecci¨®n no es posible. Ellos tienen que ir al Villa Rosa a escuchar flamenco; a casi ning¨²n madrile?o se le ocurre entrar al Villa Rosa. Cuando tienen sed, a ellos les parece razonable beberse una sangr¨ªa en las Cuevas del S¨¦samo; a los de aqu¨ª, no.
Museo Sorolla (TripAdvisor)
El Prado, el Reina Sof¨ªa, el de los bomberos... Los museos son un destino clave para todo turista que se precie. Sorprendentemente, el mejor valorado en Madrid por los usuarios de la web TripAdvisor es este. No se trata solo de una pinacoteca dedicada al valenciano. Tambi¨¦n se expone a otros pintores y a escultores como Rodin. Paseo del General Mart¨ªnez Campos, 37.
Para descubrir en qu¨¦ consiste esa ciudad oculta, lo m¨¢s l¨®gico parece pregunt¨¢rselo a ellos, pero el resultado no es siempre esclarecedor. ?Qu¨¦ se viene a ver a Madrid? ¡°El Palacio Real¡±, contesta el turista Dimitri Blank. ¡°El sol¡±, propone la francesa Florence Delville. Son medio mill¨®n de visitantes (seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, 415.792 en junio): ?por qu¨¦ todos responden lo mismo? Es dif¨ªcil decirlo: quiz¨¢s sean las ganas de agradar, de no decepcionar al nativo con respuestas extempor¨¢neas. Tal vez teman que el confesar que lo m¨¢s genuino de la capital es el Congreso de los Diputados vallado pueda resultarnos de mal gusto. Mejor ser prudentes y apostar por lo que saben que queremos o¨ªr. ¡°La gente, la fiesta, el Reina Sof¨ªa y el Prado¡±, explica muy simp¨¢tica la holandesa Saskia Kleinendorest.
Ante este fracaso comunicativo, lo m¨¢s recomendable parece ir a la fuente de informaci¨®n original: las citadas gu¨ªas de viaje. Consultar su edici¨®n extranjera sirve en primer lugar para darse cuenta de que los que las escriben saben muchas m¨¢s cosas de Madrid que la mayor¨ªa de sus habitantes. Y eso a pesar de que ninguna en su infinita sabidur¨ªa es capaz de explicar c¨®mo funcionan las nuevas tarifas del metro. Un segundo descubrimiento es que todas compiten en grandilocuencia: ¡°Madrid es una exalumna de un colegio de monjas, una adolescente rebelde que traspas¨® los l¨ªmites del hedonismo y luego creci¨® y se sofistic¨® sin olvidar jam¨¢s c¨®mo divertirse¡± (Lonely Planet). ¡°Su ritmo nocturno, esa marea humana ¡ªla marcha¡ª que vagabundea y se desboca a la hora en la que los cat¨®licos acuden a las v¨ªsperas, os seducir¨¢¡± (Guide du routard).
Cat¡¯s Hostel (Routard)
Dentro del mundo de los youth hostels, este es un cl¨¢sico. No solo atesora el encanto de un edificio neomud¨¦jar del siglo XVIII. Tambi¨¦n organiza un sinn¨²mero de actividades para sus hu¨¦spedes, y en su bar subterr¨¢neo con minis de cerveza a precio asequible han empezado muchas fiestas, tanto de guiris como de nacionales. Eso s¨ª, hay que saber apreciar la est¨¦tica guiri. Ca?izares, 6.
Infinidad de respuestas
La Gastroteca de Santiago (Frommer¡¯s)
Hace tres a?os los rese?aron en The New York Times y ya notaron el efecto. Luego lleg¨® la gu¨ªa m¨¢s vendida en EE UU. Desde entonces, al menos una de las seis mesas de este diminuto restaurante siempre la ocupan extranjeros, cuenta Jorge Bay¨®n, jefe de sala. Plazuela de Santiago, 1.
Hay que elegir bien la gu¨ªa si se quiere encontrar algo revelador en ella. Las hay con criterios muy discutibles (Time Out recomienda el bar La Torre del Oro por ¡°sus souvenirs de toros y porque sus camareros son incomprensibles¡±). Las hay de est¨¦tica arcaizante, con fotos en las que Madrid parece Toledo en los a?os cincuenta, centradas en las abigarradas salas del Museo del Ej¨¦rcito o el museo taurino (Bonechi). Pero ni siquiera esas informaciones son desde?ables: un repaso de la web de referencia Trip Advisor muestra encendidos debates sobre la conveniencia de visitar la colecci¨®n de trajes de luces de Las Ventas y revela que los museos realmente les chiflan a los visitantes de Madrid. El m¨¢s valorado, el Museo Sorolla.
Hay gu¨ªas de todo tipo: dirigidas a familias, gastr¨®nomos, bebedores¡ Para los avanzados, existe en castellano una Gu¨ªa del Madrid m¨¢gico hecha por una grafopsic¨®loga que propone visitas tan sugerentes como la de los enclaves mas¨®nicos de la ciudad. ?De verdad el misterio es objeto de inter¨¦s de los extranjeros? Pues parece, porque una de las recomendaciones estrella de Hidden Madrid son Las Cuevas de Luis Candelas, donde oficiosamente se ocultaba el bandolero m¨¢s famoso de la ciudad y en cuyas noches de farra resulta un expediente X encontrar a un madrile?o.
Al final el criterio m¨¢s efectivo para cifrar el grado de realismo de estos textos parece ser el del precio de sus propuestas: unos aconsejan dormir en el hotel de las Letras (suite con terraza por 180 euros) y otras en el albergue municipal (20 euros). Suponemos que el Madrid de los turistas debe de encontrarse en un punto medio. En cualquier caso, aunque resulte m¨¢s barata que Par¨ªs o Londres, est¨¢ bien recordar que la capital no es barata. Tras Barcelona, Pamplona, Palma de Mallorca y Vitoria, es la quinta ciudad m¨¢s cara de Espa?a. Una noche para dos personas tiene un precio de 160 euros, calcula TripAdvisor bas¨¢ndose en el precio de dos martini dry, una cena con vino blanco, el taxi y una habitaci¨®n doble.
Boutique Pool (Monocle)
"Claro que da resultado que te recomienden. El efecto resulta muy duradero: a¨²n vienen clientes de Nueva York que nos han visto en la revista", cuenta Nicholas Benitz, canadiense y conocido de Tyler Br?l¨¦ el creador de la biblia de la elegancia mundial. N¨²?ez de Balboa, 13.
?Pero eso del martini y el taxi es de verdad Madrid? Quiz¨¢ para algunos. Si le preguntan a la gu¨ªa DK Eyewitness Travels, ¡°los pubs irlandeses son muy populares en Espa?a¡±. Por eso recomienda el Moore¡¯s, que es donde parece ser que nos reunimos los nativos para ver partidos de cr¨ªquet y f¨²tbol ga¨¦lico. Otro cl¨¢sico es La Fontana de Oro, genuino bar de guiris que comenz¨® siendo el decimon¨®nico escenario de la primera novela de Benito P¨¦rez Gald¨®s.
Otro cl¨¢sico de la literatura de viajes es ese concepto de El Madrid de Almod¨®var, que evoca una categor¨ªa diferente de ciudad invisible. Por ejemplo, al pasar frente a la terraza del Woosters (San Mill¨¢n, 3), nadie pensar¨ªa que un cin¨¦filo de Hamburgo se emocionar¨ªa. Y podr¨ªa darse el caso, porque all¨ª estaba en los ochenta La Bobia, chill out avant la lettre en el que Fabio McNamara monta un numerito en la secuencia inicial de Laberinto de pasiones.
Cafeter¨ªa de El Corte Ingl¨¦s (Weekend pas cher)
Hemingway bebi¨® aqu¨ª, Hemingway bebi¨® all¨¢. La lista de locales en la que se emborrach¨® el escritor da para gu¨ªas en varios pa¨ªses. Uno de los enclaves m¨¢s se?eros es el hotel Florida, el de los corresponsales en la Guerra Civil. En su lugar se levanta ahora El Corte Ingl¨¦s, y en su novena planta est¨¢ esta cafeter¨ªa recomendada por sus vistas. Plaza de Callao, 2.
Demasiados misterios sobre la villa oculta que vuelve loca a los turistas. Como ninguna respuesta parece satisfactoria, volvamos al plan A: la palabra de los interesados. ?Qu¨¦ es Madrid? ?Qu¨¦ busca usted en esta ciudad? Mar¨ªa Abeita Garc¨ªa, de Nuevo M¨¦xico se detiene en la plaza Mayor para responder: ¡°El restaurante Sobrino de Bot¨ªn: todav¨ªa no he entrado pero ya s¨¦ qu¨¦ es lo que m¨¢s me gusta de Madrid. ?Por d¨®nde se va?¡±. No hay tiempo para indicaciones: Mar¨ªa debe huir cuando un hombre disfrazado de Spiderman con sobrepeso la asalta. ¡°English, fran?ais?¡±. Parece decidido a lograr mediante una foto con ¨¦l que la visita de la se?ora sea inolvidable. Despu¨¦s de todo puede que la se?orita Kleinendorest tuviera raz¨®n: la esencia de Madrid, el de los turistas y el de los locales, reside en el donaire de su gente.
Los beb¨¦s de Chamber¨ª (Lonely Planet)
B¨¢rbara Carre?o abri¨® su tienda de ropa infantil en 2004 con productos importados y un estilo peculiar. "Cuando aparecimos en la Lonely Planet empezamos a notar mucha mayor afluencia de extranjeros. Incluso algunos clientes nos comentaban que era una parada obligatoria al visitar Madrid", cuenta. Desde 2009 tiene su propia colecci¨®n, Mikrula. Gonzalo de C¨®rdoba, 7.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.