Nuevo imperio alem¨¢n
Espa?a, Italia y Grecia pueden venderse baratas. Y Galicia ser¨ªa la periferia de la periferia
Cuando Helmut Kohl decidi¨® aprovechar la desintegraci¨®n de la URSS para llevar a cabo la reunificaci¨®n de Alemania no se trataba de eficiencia. Era una ocasi¨®n para cumplir un objetivo impreso en la Constituci¨®n de la Rep¨²blica Federal. Una de esas carambolas que se producen una vez en cien a?os ¡ªcomo la invasi¨®n de Irak para los kurdos¡ª y, simplemente, la aprovech¨®. El nacimiento del euro fue la contrapartida, exigida por Mitterrand, para dar luz al nuevo estado que compromet¨ªa el equilibrio del continente, al reintroducir en Occidente los antiguos sat¨¦lites sovi¨¦ticos. Alemania recuperaba as¨ª un hinterland al este. Una percepci¨®n que pudo ser confirmada poco despu¨¦s, cuando, en las cruentas guerras balc¨¢nicas, la limpieza ¨¦tnica de la Krajina a cargo de los croatas fue apoyada por alemanes y estadounidenses. Los curiosos pueden consultar esa historia, desde luego no para biempensantes, en El desequilibrio como orden. Una historia de la posguerra fr¨ªa, 1990-2008 (Francisco Veiga. Alianza Editorial, 2009 ).
As¨ª que dejen de representarse a los alemanes solo como ¨¢vidos lectores de Habermas o como desinteresados ingenieros, adictos a la m¨ªstica de las m¨¢quinas. Tal vez deban de leer tambi¨¦n El libro m¨¢s peligroso: la Germania de T¨¢cito (C. B. Krebs. Ed. Cr¨ªtica. 2011 ), una historia de c¨®mo los alemanes se han visto a s¨ª mismos, como hizo no hace mucho el Caf¨¦ Voltaire, ese curioso club de lectores vigu¨¦s, formado por aut¨¦nticos gentlemen y ladies no exentos de veleidades espirituosas. Aunque Jens Weidman, el atildado presidente del Bundesbank, parezca el tipo del hombre solo guiado por consideraciones t¨¦cnicas, no se fien. Es mentira que uno pueda explicar la actitud del Bundesbank, y por extensi¨®n la del BCE, como consecuencia de la aversi¨®n a la hiperinflaci¨®n y a sus consecuencias (el ¨¦xito nazi entre la poblaci¨®n alemana, al dar empleo a una gente endeudada por la gran depresi¨®n). Las causas de la posici¨®n alemana hay que buscarlas m¨¢s cerca, en los a?os noventa, despu¨¦s de la reunificaci¨®n, y radican en su inter¨¦s nacional, tal y como se declina en la ¨¦poca de la desregulaci¨®n financiera. A Alemania le interesaron en los noventa los tipos de inter¨¦s bajos, aunque ello condujera a la burbuja inmobiliaria espa?ola, regada con dinero alem¨¢n. Y, por supuesto, se salt¨® a la torera los l¨ªmites de d¨¦ficit de la UE a comienzos de la d¨¦cada pasada sin que eso constituyese un esc¨¢ndalo. Ahora le interesa la austeridad y la ejecuta. Puede hacerlo, eso es todo.
La UE siempre fue un irse apa?ando cuando convino. Desde sus comienzos intent¨® ser algo m¨¢s que una zona econ¨®mica, aunque naciese bajo la forma de una comunidad del carb¨®n y el acero. Era una manera de promover intereses comunes entre Francia y Alemania, evitando que a una guerra le siguiera otra. Por otra parte, en Europa era posible una s¨ªntesis entre el socialismo democr¨¢tico y la democracia cristiana, como culturas pol¨ªticas diferentes de las que proven¨ªan del mundo anglosaj¨®n y, a la vez, de la URSS. En ¨²ltima instancia, la creaci¨®n de la Uni¨®n Europea ambicionaba ser una alternativa al modelo social y a la hegemon¨ªa estadounidense y tambi¨¦n a la sovi¨¦tica. Pero jam¨¢s se construy¨® conforme a patrones estrictos. Fue m¨¢s bien el adaptarse a los intereses cambiantes, sobre todo de Francia y Alemania, lo que determin¨® su ¨¦xito.
?Por qu¨¦, pues, el rigorismo de hoy ? La leyenda se lo atribuye al luteranismo laborioso, opuesto al catolicismo despilfarrador, pero, por supuesto, eso solo es una fantas¨ªa cultural, dado que en el pasado reciente se despreci¨® ese rigor cuando convino. Ojal¨¢ que la actual inflexibilidad tuviera como motivo solo el deseo de cobrar los dineros que la banca alemana prest¨® en el pasado. Ese ser¨ªa el m¨¢s benigno de los males. Pero, llegados a este punto, uno empieza a calibrar si, una vez m¨¢s, Alemania no est¨¢ intentando ganar su oportunidad. De completarse lo que se infiere son sus planes, al final lo que quedar¨¢ es una Europa de hegemon¨ªa alemana, con otro hinterland al sur. El espacio vital germano se ampliar¨ªa al modo posmoderno, por la v¨ªa del control de las finanzas. En esa hip¨®tesis, Espa?a, como Grecia o Italia se devaluar¨¢, tal vez un 40%, lo que podr¨ªa dar lugar, en una segunda oleada, a que las tres pen¨ªnsulas fuesen compradas, baratas, por los amigos del norte. Galicia, como siempre, ser¨ªa la periferia de la periferia.
Es una hip¨®tesis que ha formulado Georges Soros. El multimillonario piensa que es probable que Europa se convierta en un imperio alem¨¢n. Si Alemania no ayuda a sus socios ¡°las diferencias entre pa¨ªses acreedores y pa¨ªses deudores provocar¨¢ la depresi¨®n permanente de los pa¨ªses arruinados, dependientes de la financiaci¨®n germana. Podr¨ªa ser un imperio germano con la periferia como zona de influencia¡±. En ello parecemos estar. Es una perspectiva inquietante.
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