Pulseras rojas
Todav¨ªa, cuando voy en bicicleta en un d¨ªa resplandeciente como el de hoy, un d¨ªa limpio y claro de verano, me asalta de pronto la musiquilla de Verano azul. ?Y han pasado treinta a?os desde su estreno! Curiosamente, este verano est¨¢ triunfando en la peque?a pantalla, y por sorpresa, una serie que pareciera que no tiene nada que ver con aqu¨¦lla, y a la que, sin embargo, encuentro similitudes: Pulseras rojas. Ya saben, ni?os y adolescentes con c¨¢ncer y otras enfermedades graves en el hospital, el tipo de argumento que espantar¨ªa a priori a casi cualquiera (a m¨ª incluida). Eso debieron pensar tambi¨¦n los programadores de Antena 3. Hasta que el ¨¦xito arrollador les hizo recular, claro est¨¢.
A primera vista no pueden ser series m¨¢s opuestas: la primera la protagonizaban chavales en su plenitud f¨ªsica, sin sombra de enfermedades ni otras desventuras, chavales que disfrutaban del sol y la playa (apenas recuerdo escenas de interiores), de los amigos y los primeros tonteos rom¨¢nticos; los protagonistas de la segunda, en cambio, apenas salen de entre los muros del hospital, ¨¦se es el mundo ¡ªel micromundo henchido y omniabarcante¡ª que constituye su h¨¢bitat, a pesar de que tras una ardua sesi¨®n de quimio jueguen a imaginar que est¨¢n en otro lugar, en una playa al sol, ba?¨¢ndose entre amigos.
Albert Espinosa ya ha narrado su tremenda historia de todas las formas posibles: teatro (Los pelones), cine (Planta 4?), novela (El mundo amarillo) y televisi¨®n (Pulseras rojas), pero es que tres c¨¢nceres y pasar toda tu adolescencia y juventud en hospitales, han de marcar lo suyo¡ Y si lo que hace grande a un narrador es saber contar su experiencia de manera tan efectiva que al final termine formando parte de la experiencia vicaria de todos los lectores/espectadores, puede decirse que Espinosa es un maestro en el g¨¦nero. Si yo ahora pedaleo bajo el sol y mi cerebro abre el caj¨®n de la musiquita de Verano azul, es posible que aquel que sea hospitalizado dentro de un tiempo est¨¦ lleno de im¨¢genes y sensaciones de Pulseras rojas. Im¨¢genes y sensaciones que tal vez le ayuden, adem¨¢s.
Fue precisamente Antonio Mercero, el creador de Verano azul, el que dirigi¨® Planta 4?. Ahora, enfermo de alzh¨¦imer, recibe su homenaje de mano de Espinosa en la piel de un paciente que sufre lo mismo, pero que sigue siendo un referente paterno, querido y respetado, para los protagonistas. ?Que qu¨¦ tienen en com¨²n ambas series? En la salud y en la enfermedad, una alegr¨ªa de vivir contagiosa e inteligente. Una imagen rica de la adolescencia como periodo de formaci¨®n del car¨¢cter, como per¨ªodo de creaci¨®n del yo. Un canto a la amistad y al compa?erismo, un canto al ser frente al tener. Eso s¨ª, menos azul y m¨¢s roja, Pulseras tiene adem¨¢s la virtud de la trascendencia: el dolor y la muerte olfateados cortan pronto, y de ra¨ªz, la tonter¨ªa juvenil; lo importante brilla y se muestra, clarificado.
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