La decisi¨®n de uno condiciona al resto
La asignatura de Religi¨®n es motivo de controversia desde hace a?os, desde que la sociedad ha ido cambiando hasta alcanzar cifras que muestran que dos de cada tres alumnos en cuyos colegios p¨²blicos se imparte esta materia no la cursa. Y es que la legislaci¨®n establece que los centros tienen la obligaci¨®n de ofrecerla, si bien es voluntario para las familias. Para garantizar la igualdad, en el momento en que un alumno escoge Religi¨®n, el resto de la clase est¨¢ obligada a estudiar la alternativa en Secundaria, evitando que avancen en otras materias ¡ªen Primaria est¨¢ permitido¡ª. Si no hay demanda de esta asignatura, las horas se destinan a las que se detecte que los estudiantes necesitan reforzar. Esto ha motivado cr¨ªticas de colectivos de padres religiosos, que han denunciado en reiteradas ocasiones que hay familias que reciben presiones para que no escojan Religi¨®n y poder as¨ª dedicar las horas al apoyo de otras materias.
En el caso del Bachillerato, en Euskadi no se ofrece una alternativa, por lo que muchos institutos abogan por impartir Religi¨®n a primera o a ¨²ltima hora del d¨ªa para que los alumnos que no la escojan no vean partido su d¨ªa. Otros, los menos, apuestan por llevarla a la tarde, fuera del horario escolar, algo que demandan para todo el sistema diversos colectivos.
En Primaria, el curr¨ªculum recoge que en cada ciclo se deben establecer tres horas a la semana de clase de Religi¨®n, que cada centro reparte como considere oportuno ¡ªla mayor¨ªa apuestan por hora y media semanal, que se traduce en dos clases de 45 minutos¡ª. En Secundaria se act¨²a de manera distinta. Los centros tienen que impartir cinco horas semanales en los tres primeros cursos de esta etapa y una en cuarto.
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