Abandonados en gasolineras
Abundan los antipol¨ªticos, esos que inician las conversaciones diciendo ¡°esto lo arreglaba yo¡±
El Financial Times (FT), en un art¨ªculo (Autonomy under fire) publicado el pasado jueves consideraba, con ese curioso h¨¢bito que tienen los periodistas ingleses de llamar a las cosas por su nombre, que el Gobierno espa?ol quer¨ªa aprovechar la crisis para recentralizar el Estado y ¡°hacer retroceder el sistema auton¨®mico, que el PP ideol¨®gicamente detesta¡±. Por si no se f¨ªan del FT, tienen estas declaraciones de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella: ¡°El Estado de las autonom¨ªas es inviable tal como est¨¢¡±. Para quien ponga en duda los conocimientos de administraci¨®n del Estado de la se?ora de Aznar sepan que adem¨¢s de serlo ¡ªy de que por ello algo siempre se aprende¡ª estudi¨® Derecho y acto seguido, sin tocar tierra, fue saltando como un mirlo por varios destinos funcionariales. As¨ª que de pr¨¢ctica, bastante.
Yo mismo entend¨ª que hab¨ªa que hacer algo con lo de las autonom¨ªas y con las duplicidades un d¨ªa que desembarqu¨¦ en Barajas por un sitio que no conoc¨ªa, bastante desolado, y me encontr¨¦ con dos stands de informaci¨®n tur¨ªstica pegados. Uno de la Comunidad y otro del Ayuntamiento. ?C¨®mo se repart¨ªan la informaci¨®n? ?La municipal informaba del grueso, El Prado, etc¨¦tera, y despu¨¦s remit¨ªan a la de al lado para que le dieran folletos del Escorial y del Valle de los Ca¨ªdos? Ya s¨¦ que en Madrid-Comunidad hay cosas m¨¢s all¨¢ de Madrid-ciudad. Est¨¢n pueblos como Guadalix de la Sierra y Colmenar Viejo, sedes de experimentos claustrof¨®bicos como Gran Hermano y el campamento de instrucci¨®n de mi servicio militar. O el rural de la ¡°sierra pobre¡±, pero no deja de ser un exceso dedicar todo un gobierno a ello. Para completar el l¨ªo administrativo, no olviden que Madrid (la ciudad) es a la vez capital del Estado y de la Comunidad.
Adem¨¢s del raro fen¨®meno madrile?o, a m¨ª de joven ya me extra?¨® el raro reparto de las provincias en comunidades aut¨®nomas, que incluso contradec¨ªa la divisi¨®n regional que nos hab¨ªan ense?ado en la geograf¨ªa franquista (aunque quiz¨¢ precisamente por ello me pareci¨® aceptable). Que Santander o Logro?o quedasen a su aire, mientras las provincias leonesas resultasen adscritas a la vieja Castilla, por poner un ejemplo. Muchas de esas entidades auton¨®micas recibieron encantadas el nuevo estatus, o como dice crudamente el Financial ¡°se encontraron con unos gobiernos que nunca hab¨ªan pedido¡±. Dise?aron banderas, escogieron himnos, hincharon pechos ante las comunidades que tachaban de separatistas ¡°y a menudo se convirtieron en feudos para los barones locales y veh¨ªculos para el clientelismo partidista¡±, a?ade el FT, que concluye: ¡°La irresponsabilidad financiera de algunas ha llevado a algunos a la conclusi¨®n de que la descentralizaci¨®n es un lujo caro, especialmente en las crisis econ¨®micas¡±.
Entre esos ¡°algunos¡± podr¨ªamos incluir al Gobierno, pr¨¢cticamente a todo el PP, parte del PSOE, a UPyD, a lo que se supone que representar¨¢ el partido de Mario Conde y a los antipol¨ªticos que empiezan las conversaciones diciendo ¡°esto lo arreglaba yo¡± o ¡°la cosa es muy sencilla¡±. Y su soluci¨®n es la misma que la del padre que resuelve que los ni?os ya se han divertido bastante con el cachorrito de la autonom¨ªa que les dieron porque los vecinos ten¨ªan uno, pero llega la hora de volver a casa, y all¨ª va a ser un incordio y un gasto, as¨ª que lo vamos a dejar en esta gasolinera, y si llor¨¢is, llor¨¢is, pero ya se os pasar¨¢, que toda la vida estuvisteis sin cachorro y estabais igual de contentos.
Nuestro caso, el gallego, es parecido pero al rev¨¦s. Es el del abuelo que cedi¨® la herencia a quien no deb¨ªa en un momento poco oportuno y all¨¢ va, camino de la gasolinera, no sin cierto debate con la sociedad.
¡ªAlberto, cari?o, ?est¨¢s seguro? Todav¨ªa puede desarrollar sus potencialidades, puede hacer barcos, o tener vacas, o cultivar huerta¡
¡ª(G)Alicia, cielo, lo mejor es que quede libre su habitaci¨®n para recibir visitas. ?Adem¨¢s se empe?a en hablar gallego, y no solo eso, sino en que hay que ense?¨¢rselo a los ni?os!
¡ª?Pero si cada vez lo habla menos, y los ni?os no digamos!
¡ªNada, nada, de salida lo apeamos en la de O Corgo.
Por supuesto, y sin negar la irresponsabilidad financiera de bastantes comunidades, lo de que la descentralizaci¨®n resulta un lujo es falso. A diferencia de la alcaldesa de Madrid, yo no distingo un oficio de una instancia, pero afortunadamente est¨¢ Internet, y all¨ª est¨¢ la web del Ministerio de Hacienda. Seg¨²n explic¨® Crist¨®bal Montoro el pasado 27 de febrero, de los 91.344 millones de d¨¦ficit con los que cerraron 2011 las administraciones p¨²blicas, el 35% corresponde a las comunidades, el 60% a la administraci¨®n central, el 4% a la local y el 1% a la Seguridad Social. Si tenemos en cuenta que el Gobierno central (web de la Intervenci¨®n General de la Administraci¨®n del Estado) soporta ¨²nicamente el 21% del gasto total del Estado, las comunidades aut¨®nomas el 35,5%, las corporaciones locales el 13,5% y la Seguridad Social el 30%, la conclusi¨®n es que quien despilfarra es la Administraci¨®n central. Lo que es insostenible es el Estado tal como est¨¢. O sea que a quien hay que abandonar en la gasolinera es al padre.
@sihomesi
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.