La cuesta de septiembre
Este a?o la cuesta de enero es tan empinada que ha empezado ya en este mes de septiembre
Hace unos a?os en el laboratorio de una universidad de Atlanta colocaron cinco monos capuchinos para realizar un experimento y llegaron a una conclusi¨®n extraordinariamente obvia: la injusticia es la injusticia, y hasta los monos lo saben. Los bi¨®logos sometieron a los primates a unas denominadas pruebas de igualdad, en las que un monitor reclamaba un objeto a los monos a cambio de una recompensa: un pedazo de pepino; y a otras de desigualdad, en la que el primate enchufado recib¨ªa uvas de premio, un fruto mucho m¨¢s apreciado por la especie. Seg¨²n el estudio, del que daba cuenta la revista Nature, los primates rechazaron el pepino cuando observaron que sus colegas recib¨ªan un premio m¨¢s valioso (las uvas) por el mismo trabajo o por un menor esfuerzo. ¡°Los vimos comparando sus obsequios y c¨®mo rechazaban los menos importantes si sus compa?eros hab¨ªan recibido uno m¨¢s valioso¡±, explicaba uno de los investigadores.
En la revista se dec¨ªa que este comportamiento irracional hab¨ªa sorprendido a cient¨ªficos y economistas que, tradicionalmente, hab¨ªan argumentado que todas las decisiones econ¨®micas son siempre racionales. Para ellos, la investigaci¨®n estableci¨® el sentido emocional de la justicia y el papel clave que esta juega en este tipo de decisiones. O lo que es lo mismo, que ni las decisiones econ¨®micas son siempre racionales ni los monos son tontos, por eso la injusticia es siempre tan injusta.
Desde que lleg¨® la crisis econ¨®mica a Espa?a, primero con el Gobierno de Zapatero, y sobre todo con este de Rajoy, pareciera que este pa¨ªs se ha convertido en un gran laboratorio donde se desarrolla el mayor experimento econ¨®mico de la historia. Se trata de una enorme prueba de desigualdad donde a una gran mayor¨ªa de ciudadanos se le premia sus esfuerzos con un pepino, mientras otros comen todos los d¨ªas uvas. En los ocho meses de ajustes del actual Gobierno del PP, no he encontrado ni una ¨²nica medida destinada a elevar la contribuci¨®n a las arcas del Estado de las grandes rentas; tampoco a penalizar a los evasores fiscales ¡ªen este caso, se ha hecho justo lo contrario, propiciar una amnist¨ªa¡ª; ni mucho menos a reducir la opacidad y los beneficios de las Sicav, esas sociedades de inversi¨®n que apenas tributan al 1%.
Por el contrario, los ajustes est¨¢n llenas de subidas y recortes que afectan a todos y que aumentan las desigualdades sociales, al no tener relaci¨®n alguna con las rentas de cada uno: subida del IRPF, del IVA, de las tasas universitarias y las judiciales. A la vez que se van acumulando los recortes: paralizaci¨®n del calendario de aplicaci¨®n de la ley de dependencia; supresi¨®n de la renta b¨¢sica de emancipaci¨®n o la supresi¨®n de la desgravaci¨®n por compra de vivienda.
La mayor desaz¨®n ciudadana frente a las medidas de ajustes econ¨®micos tiene que ver con la sensaci¨®n que experimentaron los monos capuchinos en el laboratorio de la universidad de Atlanta: la injusticia de comer pepinos mientras otros com¨ªan uvas. Este a?o la cuesta de enero es tan empinada que ha empezado ya en este mes de septiembre. Ha subido el IVA, los funcionarios no tendr¨¢n paga de navidad, desaparecen cientos de medicamentos y se introduce el copago, los inmigrantes sin papeles no tienen tarjeta sanitaria, suben las tasas universitarias, bajan las ratios de profesores en los colegios¡
Septiembre no viene ya con anuncios, nos trae realidades. La de un pa¨ªs que se prepara para un rescate con el que poder hacer frente al pago del rescate a la banca. Vamos directos al precipicio dando cada d¨ªa un nuevo paso al frente. Sin prisas, pero sin pausa. Convencidos de que es posible llegar al 31 de diciembre de 2012 con seis millones de parados, que es el mayor desastre social de la historia de Espa?a. Ese d¨ªa dar¨¢n las campanadas, pero no nos premiaran con uvas. Nos dar¨¢n pepinos. Justo por el sitio por donde amargan.
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