2024: el a?o del coraz¨®n encogido
2024 ha sido el a?o del incendio de Campanar, el problema de la vivienda, la tromba de agua y el poeta del pueblo
El 2024 fue declarado el a?o Estell¨¦s.
A lo largo de estos meses hemos conmemorado el centenario del nacimiento de Vicent Andr¨¦s Estell¨¦s (Burjassot, 1924 ¨C Val¨¨ncia, 1993), el poeta del pueblo, el fill del forner.
Ser¨¤s el rent que fa pujar el pa, ser¨¤s el solc i ser¨¤s la collita,
Todav¨ªa estaba echando a rodar el a?o cuando se nos encogi¨® el coraz¨®n por primera vez. El 22 de febrero un edificio del barrio de Campanar ardi¨®. Se trataba de una construcci¨®n acabada en plena burbuja inmobiliaria, con unos materiales que no eran los m¨¢s adecuados. 138 viviendas. 10 muertos. 15 heridos. Seguimos el avance de la tragedia, impotentes, frente a nuestras pantallas. La lloramos en directo. Convivimos con su esqueleto de pena negra durante meses.
ser¨¤s la fe i la medalla oculta, ser¨¤s l¡¯amor i la ferocitat.
Por desgracia, no ha sido la ¨²nica tragedia vinculada a la vivienda que hemos padecido. La subida desmesurada y escalofriante del precio de los bienes inmuebles, unida a la expansi¨®n descontrolada de los alquileres tur¨ªsticos, ha carcomido nuestro territorio y nos ha recordado que somos profundamente vulnerables. La frustraci¨®n ha herido de muerte a una juventud a la que se le niega el derecho a una casa. Sus familias hacen n¨²meros tristes y no entienden qu¨¦ ha pasado. No podemos evitar un estremecimiento al preguntar por cu¨¢nto se ha vendido aquel piso de enfrente ¨Chan comprado la finca entera, nos dice alguien¨C y cabeceamos con pesadumbre al comprobar que la ferreter¨ªa es ahora otro bajo inmolado a las vacaciones ajenas.
En medio de tanto desconsuelo, salt¨® una chispa de rabia colectiva que reuni¨® a miles de personas agitando sus llaveros por las calles, pidiendo precios justos y alternativas habitacionales. Fueron muchas las ciudades que convocaron manifestaciones (Barcelona, Madrid, M¨¢laga, etc.), pero Val¨¨ncia no se qued¨® ah¨ª. Un grupo de j¨®venes acamp¨® en la Plaza del Ayuntamiento, se organiz¨® y proclam¨® que no se ir¨ªa hasta que se alcanzara alg¨²n acuerdo. Reactivaron en el pueblo cierta memoria de la dignidad y la alegr¨ªa. Pero entonces llegaron las lluvias. Aguantaron los envites del tiempo durante m¨¢s de una semana. Finalmente tuvieron que desconvocar la acampada. Era 27 de octubre. Dos d¨ªas despu¨¦s nos iba a cambiar la vida.
Ser¨¤s la clau que obre tots els panys, ser¨¤s la llum, la llum il¡¤limitada,
El 29 de octubre vino la negrura, la tromba, el desbordamiento. Aquella fue la noche de los puentes rotos, los coches llevados por la corriente, los trabajadores pidiendo ayuda desde el tejado de las f¨¢bricas, las ramas de los ¨¢rboles insuficientes para sostener a las personas, los s¨®tanos convertidos en trampas, los falsos techos de las plantas bajas cobijando la esperanza de que el agua no siguiera subiendo.
Y al d¨ªa siguiente, la nada.
Cad¨¢veres y la nada. Fango y la nada. Carreteras partidas y la nada.
Deber¨ªan mandar a alguien, pero no llega nadie.
ser¨¤s conf¨ª on l¡¯aurora comen?a, ser¨¤s forment, escala i¡¤luminada!
El tiempo no se detuvo y una riada de personas voluntarias comenzaron a llegar a donde deber¨ªan estar llegando las instituciones. Limpian el lodo de esas viviendas que tant¨ªsimo nos cuesta pagar ¨Cesas por las que est¨¢bamos luchando en las calles¨C, ponen sus brazos a disposici¨®n del pueblo, recuerdan que ellas mismas son pueblo.
Y el poeta del pueblo se vuelve m¨¢s poeta y m¨¢s pueblo que nunca en mitad de la tragedia. Sus versos aparecen pintados en los puentes que quedan en pie, son compartidos en las redes sociales, llenan pancartas en las manifestaciones contra la negligencia pol¨ªtica.
Sin duda, este ha sido el a?o Estell¨¦s.
El a?o del coraz¨®n encogido y la conciencia de ser pueblo.
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