Momentos de confusi¨®n
No me convence la idea; primero, la independencia, luego ya veremos.Eso implica despolitizar la propia idea de independencia.No est¨¢n los tiempos para cheques en blanco
Son meses extra?os y confusos, llenos de sensaciones complicadas y de riesgos acechantes, ciertos o imaginados. Estamos a las puertas de un oto?o que viene cargado de malos presagios. Los acuerdos de esta pasada semana han hecho bajar la prima de riesgo y subir la Bolsa, pero nadie se ha sentido demasiado aliviado. Las condicionalidades aumentan y no presagian nada bueno para los que cuentan cada d¨ªa si van a llegar a final de mes. Tenemos elecciones en el horizonte, pero tampoco tranquilizan sus imprevisibles resultados. Y en Catalu?a, despejada la inc¨®gnita de Eurovegas, surgen nuevos interrogantes en torno a una iniciativa, Barcelona World, vinculada al viejo modelo de desarrollo y de contubernio p¨²blico-privado y que, precisamente por eso, ha sido recibido con entusiasmo por aquellos que solo conocen esa v¨ªa para seguir estando donde est¨¢n. Pero, todo ello parece una an¨¦cdota si se compara con la apuesta por cambiar las reglas de juego pol¨ªtico e institucional que han emprendido los promotores de la manifestaci¨®n del pr¨®ximo martes, bajo el lema Catalunya: nou Estat d¡¯Europa¡±.
Sabemos que el apoyo popular a la posibilidad de abrir un proceso que pueda conducir a la independencia de Catalu?a ha crecido significativamente en los ¨²ltimos tiempos. A ello ha contribuido la gran decepci¨®n que supuso el extenuante proceso de aprobaci¨®n de un nuevo marco estatutario y el portazo que recibimos por parte de las instituciones estatales, incapaces de entender (en momentos mucho m¨¢s propicios que los actuales) el mensaje de nueva fraternidad que implicaba. Y es evidente que en todo ese proceso, y a medida que la crisis acentuaba la penuria de los presupuestos p¨²blicos, la identificaci¨®n no solo emocional o pol¨ªtica con el independentismo, sino tambi¨¦n la motivaci¨®n material y econ¨®mica, han hecho aumentar significativamente el n¨²mero de ciudadanos partidarios de la independencia. En los ¨²ltimos meses, el desprestigio de la pol¨ªtica institucional del Estado ha crecido espectacularmente. La p¨¦rdida de soberan¨ªa de las instituciones democr¨¢ticas no tiene precedentes. Y, adem¨¢s, el PP est¨¢ aprovechando la situaci¨®n para recentralizar el Estado, aplicando las tesis de Aznar, Wert y la Fundaci¨®n FAES. En ese periodo, los dirigentes de CiU en la Generalitat han sabido combinar con su habitual ambig¨¹edad, los acuerdos constantes con el PP en Madrid y en Catalu?a (en Diputaciones y Ayuntamientos) con proclamas m¨¢s o menos matizadas de soberanismo. Fruto de todo ello es que hoy, la gran mayor¨ªa pol¨ªtica y ciudadana que anta?o se agrupaba bajo el incierto t¨¦rmino de ¡°catalanismo pol¨ªtico¡±, ha ido desplaz¨¢ndose hacia un soberanismo cada vez m¨¢s neto.
?Estamos dispuestos a avanzar aun a costa de romper los delicados equilibrios conseguidos a lo largo de todos estos a?os?
Pero, si la respuesta es la independencia, ?cu¨¢l era la pregunta? ?Tiene sentido reclamar soberan¨ªa en momentos en que nadie sabe muy bien d¨®nde encontrarla? Con todo, m¨¢s all¨¢ de ello, parece claro que muchos de los que viajaban m¨¢s o menos c¨®modamente instalados en el convoy catalanista, pueden ahora sentirse amenazados de exclusi¨®n en un futuro al que nadie parece invitarles. Nos referimos a los que en las encuestas no se?alan la casilla independentista, o aquellos que viven en una esfera social, comunicativa y medi¨¢tica a la que apenas llega la pasi¨®n soberanista, hegem¨®nica en muchas partes del territorio. ?Estamos dispuestos a avanzar aun a costa de romper los delicados equilibrios conseguidos a lo largo de todos estos a?os? No resulta tampoco f¨¢cil relacionar el futuro de independencia que se nos propone con los enormes interrogantes que se han abierto con relaci¨®n a temas tan vitales como el trabajo, la producci¨®n, la educaci¨®n, la sanidad o la vivienda. Son temas que est¨¢n sometidos a un escrutinio y a una tensi¨®n ideol¨®gica y pol¨ªtica que no permite difuminaciones ni simplificaciones bajo ninguna bandera, por estelada que sea. ?Todo ir¨¢ mejor con la independencia? ?Mejor para qui¨¦n? Los que capitalicen el previsible ¨¦xito de la manifestaci¨®n del martes ?qui¨¦nes son?, ?a favor de qu¨¦ est¨¢n? No me convence la idea; primero la independencia, luego ya veremos. Eso implica despolitizar la propia idea de independencia. Me gustar¨ªa ver qui¨¦n me acompa?a en ese viaje y qu¨¦ valores defiende. No est¨¢n los tiempos para cheques en blanco, aunque vayan acompa?ados de visitas al notario. Yo soy europe¨ªsta convencido, pero no a cualquier precio ni en cualquier Europa. Lo mismo digo en referencia a una Catalu?a independiente.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.