Lo que hace falta es gobernar
Tras las semanas de placidez propias de agosto, placidez que incluso parec¨ªa extenderse a la presi¨®n de los mercados sobre la deuda soberana del reino de Espa?a, llega septiembre y con ¨¦l la vuelta al colegio y al curso pol¨ªtico que, adem¨¢s, trae consigo un adelanto electoral que puede ser calificado de todo menos de sorprendente.
Otro d¨ªa podremos hablar de las elecciones pero hoy toca hablar de la situaci¨®n que como la pertinaz sequ¨ªa parece envolvernos desde siempre y para siempre y que lleva a nuestros pol¨ªticos a hablar continua y constantemente de la ¡°gesti¨®n de la crisis¡±. La llegada de septiembre nos ha tra¨ªdo unas cifras, adem¨¢s de la prima de riesgo y el Ibex 35, que no es que no me interesen, pero desde luego mucho menos que las siguientes. El segundo semestre ha vuelto a ofrecer un saldo de recesi¨®n, por primera vez, que yo recuerde, ha crecido el desempleo en los meses de verano y sobre todo, Septiembre nos ha tra¨ªdo el dato relativo a las afiliaciones en Seguridad Social, seg¨²n el cual cada dos contribuyentes sostienen a un miembro de las clases pasivas.
Dejando de lado que no me creo a pies juntillas esta interpretaci¨®n de los datos de afiliaci¨®n, lo que resulta es que, por fin, han conseguido arrojar un dato que verdaderamente pone en solfa la sostenibilidad del sistema de pensiones. Realmente no creo que el sistema sea insostenible, sino que de ser cierto el dato habr¨¢ que acudir a sistemas como los n¨®rdicos en los que conviven el sistema de relevo con la financiaci¨®n v¨ªa presupuestaria. Hace un par de a?os, cuando se planteaba este mismo problema, la respuesta que daban los economistas era que con la subida de un punto o punto y medio de la tarifa del IVA era suficiente para asegurar el pago de las pensiones. Pero hoy, dos a?os despu¨¦s, nos encontramos con que el IVA ha subido no uno ni uno y medio sino cinco puntos. A simple vista parece cerrada o muy limitada esta v¨ªa de financiaci¨®n. ?Qu¨¦ han hecho los gobiernos con este dinero? La verdad es que no lo s¨¦, ni siquiera han sido capaces de mantener el nivel de prestaciones p¨²blicas. ?nicamente puedo colegir que su destino ha sido y ser¨¢ el ataque al nuevo gran enemigo: el endeudamiento p¨²blico.
Se hace necesario el desarrollo de nuevas actividades productivas
La deuda p¨²blica se dirige habitualmente al fortalecimiento de lo que se da en llamar capital social. Por el contrario, el endeudamiento privado tiene como destino ¨²nicamente la actividad productiva en un 6%. La limitaci¨®n de la deuda p¨²blica no solo conduce a un d¨¦ficit social sino a la limitaci¨®n de la inversi¨®n en investigaci¨®n, en ciencia y en innovaci¨®n, es decir, conduce a una econom¨ªa m¨¢s injusta y m¨¢s ineficiente.
Hoy estamos todos de acuerdo en que se hace necesario el desarrollo de nuevas actividades productivas tales como energ¨ªas renovables, reciclaje, agricultura y servicios sociales debiendo olvidar un modelo econ¨®mico basado en grandes infraestructuras de car¨¢cter antiecon¨®mico y antisocial tales como AVEs, grandes autopistas y metros. Es preciso un proyecto social compartido, negociado y predise?ado con una fuerte intervenci¨®n de los poderes p¨²blicos.
Por otro lado, resulta que los momentos de mayor recesi¨®n econ¨®mica coinciden con los momentos de mayor desigualdad. La concentraci¨®n de riqueza en manos del 1% de la poblaci¨®n en EE UU en 1929, justo antes del crack es exactamente igual que la de 2008, antes de la quiebra de Lehmann Brothers. La explicaci¨®n es sencilla: la desigualdad supone una menor participaci¨®n de los salarios en la renta nacional y, por tanto, menor participaci¨®n de las rentas que van destinadas mayoritariamente al consumo. En la desigualdad, la p¨¦rdida de poder adquisitivo de los salarios, impide la formaci¨®n de un mercado interior fuerte capaz de sostener la demanda agregada y por tanto la base para la consolidaci¨®n empresarial que permita el acceso a mercados supranacionales aprovechando econom¨ªas de escala, haciendo realidad la pretendida internacionalizaci¨®n de la empresa.
Solo se crea empleo cuando existe demanda de bienes y servicios
El alza de los salarios tanto el nominal como el indirecto y el diferido (salario propiamente dicho, gasto social y pensiones) es merecedor de un verdadero anatema por parte de la ortodoxia liberal generalizada en casi todo nuestro espectro pol¨ªtico ¡ªen tres de los cuatro partidos y coaliciones que concurren con expectativas reales a las pr¨®ximas elecciones¡ª. El desempleo rampante se combate desde este pensamiento trav¨¦s de la reducci¨®n de derechos sociales que en teor¨ªa favorecer¨ªa la contrataci¨®n y adem¨¢s ser¨ªa capaz de fomentar la competitividad internacional.
A pesar de que se han desarrollado complicados modelos matem¨¢ticos que han intentado justificar lo anterior, lo cierto es que s¨®lo se crea empleo cuando existe demanda de bienes y servicios, solo se contrata cuando se hace preciso el trabajo porque existe mercado para las ventas. Para ello queda claro que es preciso el fortalecimiento del mercado interno y en consecuencia el crecimiento de la capacidad adquisitiva de los salarios.
El Reino de Espa?a tiene unas cifras de empleo p¨²blico muy inferior a la media de la Uni¨®n Europea a 15, justificado por el d¨¦ficit social tradicional de nuestra econom¨ªa, con lo que el sector p¨²blico todav¨ªa ha de ser nicho de empleo. El nuevo eje del mal, endeudamiento p¨²blico, salarios justos y fortaleza del sector p¨²blico es lo que puede convertir lo que hemos equiparado a la pertinaz sequ¨ªa ¡ªla crisis¡ª en una lluvia fuerte, sana y limpiadora. Pero para ello no sirve gestionar, en lo que se autoproclaman expertos los nacionalistas; hace falta gobernar.
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