Rebeli¨®n policial en O Grove tras la ca¨ªda de las multas
El edil de Seguridad reprende a los agentes y suprime las horas extras
Lo que pretend¨ªa ser una comunicaci¨®n interna del concejal de Seguridad a la plantilla de la Polic¨ªa Local de O Grove se ha convertido en una guerra cruzada de acusaciones que por el momento se ha saldado con la apertura de dos expedientes disciplinarios que podr¨ªan derivar en la denuncia de los agentes por injurias y calumnias contra el edil.
El galleguista Fredi Bea, socio en el gobierno del alcalde popular Miguel ?ngel P¨¦rez, no calcul¨® la trascendencia que iba a tener la reprimenda por escrito que depar¨® a sus subordinados por no multar este a?o como el pasado (1.500 multas frente a 500) al tiempo que anunciaba la supresi¨®n de horas extras por falta de presupuesto. El enfado de los polic¨ªas fue monumental y comenz¨® un rifirrafe que lleg¨® a las redes sociales, lo que ha convertido el caso en la comidilla del pueblo. El concejal lleg¨® a afirmar que algunos agentes no multaban a sus amigos, por lo que estar¨ªan incurriendo en una prevaricaci¨®n.
Mientras que para los funcionarios uniformados la medida es una ¡°caza de brujas¡±, para el gobierno es una medida para cortar el grifo de horas extras que, seg¨²n el alcalde, se ha convertido en un complemento fijo de su sueldo. P¨¦rez ha tratado de intervenir como cortafuegos en el conflicto. ¡°La comunicaci¨®n del concejal se ha sacado de contexto convirti¨¦ndolo en una pol¨¦mica que no vamos a alimentar¡±, afirm¨®. ¡°Pero no vamos a permitir que las horas extras se conviertan en un sueldo porque no lo es¡±.
Con 16 polic¨ªas en activo, la plantilla se refuerza en m¨¢s del doble en los meses de verano cuando O Grove (12.000 habitantes) pasa a tener una poblaci¨®n flotante de 35.000 personas. Este a?o el refuerzo es de siete agentes, pero el presupuesto para horas extras se ha agotado.
El principal cometido de los agentes durante el tiempo que emplean fuera de su jornada laboral es utilizar el veh¨ªculo radar contra los infractores y, ¨²ltimamente, la incidencia de sanciones es pr¨¢cticamente nula. Aunque el alcalde insiste en que el bajo rendimiento recaudatorio no es el principal desencadenante de la supresi¨®n del extra sino los recortes impuestos por la situaci¨®n econ¨®mica del Ayuntamiento, la misiva del concejal ha levantado ampollas.
Bea ha insinuado p¨²blicamente que ¡°algunos agentes hacen la vista gorda con sus amigos¡± para no multar. La rebeli¨®n policial provocada por estas declaraciones se zanj¨® con expedientes disciplinarios contra agentes que se dejaron acompa?ar por c¨¢maras de televisi¨®n cuando patrullaban y o que hicieron declaraciones a la prensa. El gobierno local abri¨® una investigaci¨®n para controlar si la plantilla cumple con sus funciones. ¡°No hay caza de brujas sino un mayor control en la utilizaci¨®n del radar por el responsable del servicio¡±, aclar¨® P¨¦rez.
Francisco Candal, portavoz de la plantilla, cree que el alcalde y el concejal ¡°no trabajan en la misma frecuencia¡± y que el asunto ¡°se ha desmadrado¡±: ¡°Pero lo que nos preocupa es que seamos la comidilla del pueblo y que se nos intente desprestigiar¡±. El agente admite que la tramitaci¨®n de multas ha descendido pero pone en duda la estad¨ªstica municipal. ¡°Hacer un presupuesto en funci¨®n de lo que se recauda con las multas no nos parece pol¨ªticamente correcto, sobre todo cuando se nos acusa sin pruebas de que hay una huelga de bol¨ªgrafos en la plantilla y un comportamiento casi delictivo¡±, a?ade el portavoz. No descarta medidas legales contra el concejal por sus declaraciones incendiarias.
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