?El horror, el horror! (las listas)
Habr¨¢ quien diga que como escojan los partidos a los candidatos es cosa suya y de sus militantes. As¨ª andamos
Todos los implicados en estas elecciones coinciden en que son decisivas. Cu¨¢les no, claro, pero estas de verdad. Se trata de elegir entre lo malo conocido y la aventura, seg¨²n el ataque de modestia y realismo que tuvo Alberto Feij¨®o en este peri¨®dico. O el momento de cambiar a un gobierno in¨²til, parar a la derecha y los recortes, seg¨²n las versiones m¨¢s o menos coincidentes de la actual oposici¨®n. O la oportunidad de construir un nacionalismo ampliamente votable, o la de introducir el anticapitalismo en O H¨®rreo, seg¨²n los nuevos. Con esas amplias expectativas, y sin ¨¢nimo de faltar a los que se presentan ?por qu¨¦ las listas son tan¡ digamos poco atrayentes?
El problema no es que se vayan de la bancada socialista Tuco Cervi?o, Jos¨¦ Manuel Lage, o Leiceaga, o de la nacionalista Alfredo Su¨¢rez Canal o Bieito Lobeira. Es que los que vienen son canteranos y ning¨²n Marchena¡ Y no parece que sea la forma de elegirlos, porque hubo de todo. Por orden previsiblemente decreciente, en el PP, o en la coalici¨®n PP de Galicia-PP de Ourense, las listas las han despachado, seg¨²n Feij¨®o, en media hora, en el ¨²nico gesto de eficacia de toda la legislatura. En el PSdeG las candidaturas las han confeccionado despu¨¦s de unas asambleas de las que salieron unos resultados completamente diferentes. Debe ser un sistema como ese de los caucus norteamericanos que nadie entiende, o una terapia de grupo para desahogar los nervios y las ansias democr¨¢ticas que tendr¨ªan que haberse desahogado en las primarias.
En el BNG, como llevan meses con candidato elegido y la oposici¨®n interna autodesalojada las han podido hacer relajadamente. Tampoco ha habido problema en AGE (EU+Anova) donde yo jurar¨ªa por Manolis Glezos, el hist¨®rico de Syriza, a que estaba antes decidido el t¨¢ndem Xos¨¦ Manuel Beiras-Yolanda D¨ªaz que la alternativa en s¨ª. En Compromiso por Galicia hicieron la prueba in¨¦dita de que la militancia y la ciudadan¨ªa en general asumiera directamente la responsabilidad de elegir a los cabezas de lista (es de imaginar que el d¨ªa de playa evit¨® que algunos pasasen por all¨ª y por los dos euros que costaba votar se permitiesen el lujo de proponer a Ca?ita Brava). As¨ª que el problema no debe estar ah¨ª.
Habr¨¢ quien diga que c¨®mo escojan los partidos a los candidatos es cosa suya y de sus militantes. As¨ª andamos. Aunque dados los actuales problemas de las organizaciones pol¨ªticas ese parezca una minucia, los partidos est¨¢n obligados a regirse por unas normas democr¨¢ticas. Bien es cierto que a un electorado ¡ªo gran parte de ¨¦l¡ª que hist¨®ricamente ha votado y est¨¢ dispuesto a votar a exdelincuentes, futuros delincuentes, imputados o sentenciados, despilfarradores de lo ajeno, probados mangantes, etc, detalles como ese tanto le tienen y lo mismo le da. Curiosamente, como se pasmaba Moravia, la gente no se siente responsable de los fracasos de los gobiernos que han votado.
Y por eso las listas se rellenan compensando familias y equilibrando a uno del Alto Xallas con otra de las Mari?as Betanceiras, cuando lo l¨®gico ser¨ªa que fuese una que sepa de ganader¨ªa, sea de Abad¨ªn o de Xanceda, con otro de pesca, fuese de Celeiro o de Ribeira. Un jefe de filas pol¨ªticas deber¨ªa tener el instinto de equipo ganador de John Lambie, aquel entrenador de un equipo de Glasgow que cuando el masajista le dijo que un delantero que hab¨ªa chocado con un rival no recordaba quien era ¨¦l respondi¨®: ¡°?Perfecto! Dile que es Pel¨¦ y que vuelva al campo r¨¢pidamente¡±. Pero el instinto que gasta es el del pastor, que va el hemiciclo procurando que no se le haya colado ning¨²n lobo (aunque sea amigo) ni se le pierda ninguna oveja.
De hecho, salvo en el morro de quejarse del sueldo, el diputado baltarista Collarte ten¨ªa toda la raz¨®n. Haberlo convertido en un hombre p¨²blico para prohibirle ejercer otra actividad que recorrer la A-52 es una p¨¦rdida de tiempo y ya no entro en si tambi¨¦n de talento. En una c¨¢mara como el Congreso espa?ol, muchas leyes mayormente ya las elaboran los grupos de presi¨®n (v¨¦ase las de las preferentes y tantas otras) y para lo que hacen la mayor¨ªa de los sus miembros, solo es necesario que haya como mucho media docena de listos por partido. El resto llega con que tengan la coordinaci¨®n motora imprescindible para chocar las palmas (si no, siempre pueden aporrear el esca?o) y la inteligencia suficiente para bramar o apretar un bot¨®n determinado cuando les dicen. Algunos nunca han aparecido por all¨ª, ante la incomprensible indulgencia de sus votantes y de su partido. O van por ir. Bien es cierto que Isaac Newton, en los a?os en que tuvo esca?o en el Parlamento ingl¨¦s, ¨²nicamente intervino para pedir que cerrasen una ventana porque hab¨ªa corriente, pero se disculpa por lo fruct¨ªfero de su actividad extraparlamentaria.
Cada vez se cumple m¨¢s el aserto c¨ªnico de P. J. O¡¯Rourke de que las personas que son sabias, buenas, inteligentes, h¨¢biles, o trabajadoras no necesitan la pol¨ªtica porque tienen puestos de trabajo. Creo que es algo premeditado. De ah¨ª propuestas como las de que sobran parlamentarios (de estos s¨ª, desde luego) o la franquista de Mar¨ªa Dolores de Cospedal (esa supermujer capaz de asumir dos grandes cargos de tiempo completo y de absorber media docena de sueldos de altos cargos) de que los representantes de los ciudadanos se dediquen a ello en el tiempo libre. Es decir, de la pol¨ªtica ya nos ocupamos nosotros y ustedes a sus cosas y circulen. Y no se junten.
@sihomesi
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