Love of Lesbian, de espectadores a protagonistas
La m¨²sica en vivo de la Merc¨¨ vuelve a sacar a los barceloneses a la calle
Cantaba La Iaia ¡°Jo vull ser la teva iaia¡± y una yaya en bata miraba curiosa desde su balc¨®n. Estaba cerca del escenario de la f¨¢brica Damm, en la calle de Cartagena, y una multitud se arremolinaba bajo su mirada. Un a?o m¨¢s la Merc¨¨ le hab¨ªa tra¨ªdo la fiesta a casa. Un gent¨ªo con muchas notas familiares, cantidad de beb¨¦s, de coches de esos que parecen veh¨ªculos lunares y pap¨¢s con ganas de m¨²sica, esperaban tras La Iaia a Love of Lesbian, la banda llamada a ser profeta en su tierra anoche. Luego vendr¨ªan como final de fiesta The Kooks, pero antes el grupo catal¨¢n, emocionado por haber pasado de espectador a protagonista de las fiestas despachar¨ªa su triunfal actuaci¨®n. Abri¨® a las 20.10 horas con La noche eterna, a la que seguir¨ªa Nadie por las calles. Justo la ant¨ªtesis de lo que pasaba en ese instante, marcado por la multitud, tres pantallas para acercar el escenario a la misma, portales vallados para evitar micciones indeseadas y por una yaya que en bata no perdi¨® detalles.
Por lo que respecta a la noche del viernes, primera de las fiestas, el reinado musical recay¨® en The Dream Syndicate, banda que tras 25 a?os volv¨ªa a tocar junta por vez primera, tal como record¨® su l¨ªder, Steve Wynn. Ante sus ojos una abigarrada concurrencia en la que destacaban muchos rockeros veteranos, p¨²blico que sab¨ªa qu¨¦ hac¨ªa all¨ª y qu¨¦ era lo que esperaba. No fue otra cosa lo que encontr¨®, justo aquello que anhelaba, pues el cuarteto interpret¨® su celebrado The Days Of Wine and Roses, disco con 30 a?os de vida y vigente a¨²n tal como si los ochenta permaneciesen vivos. Las canciones, celebrados hitos como su esplendorosa Tell Me When It¡¯s Over, o recuperaciones como The Medicine Show, sonaron actuales, densas y tersas, una suerte de rock cl¨¢sico alimentado por evocaciones de praderas y pantanos e iluminado por estribillos impecables que hacen quiebros a las melod¨ªas consabidas. Rock de toda la vida con convicci¨®n.
Para esperanzar a¨²n m¨¢s a la concurrencia, asaeteada por una nostalgia no dolida sino m¨¢s bien expansiva, acorde con el jolgorio de una plaza en fiestas, Steve Wynn, l¨ªder del grupo, mostr¨® un aspecto impecable. Fue un concierto contagioso y hondo. Hay canciones que no envejecen, el tiempo se limita a pasar por ellas a?ej¨¢ndolas y disponi¨¦ndolas para que cada generaci¨®n, si as¨ª lo desea, las fije en su memoria en un momento preciso de ese transcurrir. Eso ocurre con las de The Dream Syndicate, Si el resto de esta gira de reunificaci¨®n que en el BAM daba su primer paso mantiene el pulso, esquivar¨¢n la mera nostalgia pecuniaria. En Barcelona lo lograron.
Los de Sant Vicen? dels Horts por fin fueron profetas en su tierra
Lo que result¨® imposible de esquivar fue el asedio perturbador de los lateros, concentrados en la venta de sus bebidas con la insistencia del vendedor acostumbrado a trabajar en puertas fr¨ªas. Por cierto, que su actividad empresarial se vio ampliada con unos mojitos que no parecer¨ªan m¨¢s mustios tras un par de semanas en Fukushima. Tras el concierto de The Dream Syndicate la plaza qued¨® como el taller de un hojalatero. Las terrazas de la plaza Real contemplaron en su soledad un paisaje met¨¢lico movido por los pies de quienes se retiraban y de aquellos que les persegu¨ªan con m¨¢s latas en ristre emergidas de lugares enigm¨¢ticos.
Con anterioridad, el protagonismo recay¨® primero en Joan Colomo (plaza de los ?ngels) y, posteriormente, en Mates Mates (plaza de Joan Coromines), excelentes ejemplos de la escena dom¨¦stica. Colomo es un artista con una variedad de registros asombrosa, tanto en musicalidad ¡ªpuede ir del pop a los sonidos suavemente tropicales y latinos pasando por ramalazos de rock¡ª como en sus textos, fundamentados en una ingenuidad tan solo aparente que esconde nutridas dosis de cr¨ªtica social. Su aire de permanente amateur enfrent¨¢ndose al que siempre parece su primer concierto, conforma una personalidad muy atractiva y jugosa. Tanto como el pop de Mates Mates con sus inopinados cambios de ritmo, su aceleraci¨®n mel¨®dica, ese tono del cantante siempre en clave de euforia desatada y la vitalidad de una banda que a?ade car¨¢cter l¨²dico a sus canciones con el inestimable sonido del tromb¨®n. Tienen algo especial estos chavales de Osona, un empuje desali?ado y crudo que hace de su pop despeinado un verdadero encanto.
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