Covers

Perm¨ªtanme una confesi¨®n. A finales de los a?os sesenta, tras una infancia distra¨ªda, comenc¨¦ a interesarme por la m¨²sica. De inmediato me llev¨¦ una fuerte impresi¨®n. Precisamente cuando me documentaba sobre el rock y sobre el pop desaparec¨ªan The Beatles. Para entonces, el grupo hac¨ªa oficial su separaci¨®n.

Me inform¨¦ de ese hecho un d¨ªa, una jornada nada particular, en casa. El locutor radiof¨®nico daba la noticia con total solemnidad. En aquel momento, tuve la sensaci¨®n de haber llegado tarde, de haber llegado tarde a casi todo. Cre¨ª ser v¨ªctima de la mala suerte. Sentado a la mesa camilla y con cierta rabia, recuerdo haberme puesto a dibujar. ?Qu¨¦ cosa? Grafismos pop, aquellas letras resaltadas e iluminadas que semejaban neones. Coloreaba con ceras el nombre de alg¨²n grupo. Trataba de reconstruir lo que cesaba.

La m¨²sica ligera nos ha cambiado la forma de ver el mundo. Hemos imitado las indumentarias de los cantantes, hemos seguido sus carreras: incluso hemos repetido sus excesos. Nos hemos calzado botas camperas, nos hemos ocultado tras gafas de cristales ahumados, nos hemos vestido con vaqueros de marca y, si el presupuesto llegaba, nos hemos comprado chupas de cuero. Mientras todo eso suced¨ªa, algunos grupos se extraviaban, algunos solistas dejaban de cantar: perd¨ªan la voz o la vida. Y tambi¨¦n, mientras todo ello ocurr¨ªa, los j¨®venes cambiaban. La edad no es una virtud. Pero aquellos muchachos hicieron de la inexperiencia una cualidad; hicieron que el estupor, la rabia o la rebeld¨ªa fueran modos de rechazar el mundo gastado de sus adultos.

Ha pasado el tiempo, y muchos de aquellos j¨®venes han desaparecido: como Elvis, a quien vimos declinar con pompa y estilo. Otros han continuado envejeciendo bien: como Bob Dylan, que fue efigie y poeta y a¨²n hoy es un admirado compositor. ?Y The Rolling Stones? ?Qui¨¦nes son? Actualmente reconocemos en ellos la r¨¦plica de lo que fueron. Sin duda, son humanos: se aferran al dinero.

De los or¨ªgenes de esa juventud, del mundo del rock, de los a?os cincuenta y primeros sesenta en Am¨¦rica, nos ocupamos en una exposici¨®n titulada Covers. Hay discos de Luis Puig, electrodom¨¦sticos de Alfaro Hofmann, motocicletas de otros coleccionistas. Y hay grafismos y audiovisuales de ¨¦poca, la reconstrucci¨®n de un pasado que no es remoto: un relato de lo que eran los j¨®venes cincuenta a?os atr¨¢s.

La muestra se inaugura el 2 de octubre en La Nau y la organiza la Universitat de Val¨¨ncia. Somos comisarios Alejandro Lillo y yo mismo. Y son numerosos los colaboradores: Norberto, Pepe, D¨ªdac, Ib¨¢n, Francisco, Juan, David, ?urea, Manuel, Rub¨¦n... No lleguen tarde (como me pas¨® a m¨ª con The Beatles): a¨²n podemos contemplar aquellas d¨¦cadas de m¨²sica y rebeld¨ªa. Es historia popular y es historia cultural.

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