El #25S, seg¨²n Tim
Tim Pool tiene 26 a?os y un objetivo: transmitir en directo las manifestaciones de indignados Curtido en Occupy, hace una semana cruz¨® el Atl¨¢ntico para contar lo que pasa en Madrid Algunos lo llaman ¡°periodismo ciudadano¡±. ?l se considera un ¡°periodista independiente¡±
Tim Pool est¨¢ preocupado. No encuentra un punto elevado desde el que grabar la manifestaci¨®n. Son las siete de la tarde del s¨¢bado y la plaza de Neptuno empieza a llenarse por tercer d¨ªa. Pool viste de negro y gris de arriba abajo ¡ªzapatillas, vaqueros, sudadera y gorro de lana¡ª y lleva cuatro horas merodeando la zona. A las tres de la tarde ya estaba en el Starbucks preparando su mochila, llena de bater¨ªas, cables, un micr¨®fono, una c¨¢mara y dos smartphones. Tim tiene una misi¨®n: transmitir al mundo en directo lo que est¨¢ pasando en Madrid. De su pecho cuelga un carnet de prensa que se ha hecho ¨¦l mismo. Ni se te ocurra cuestionarlo. Te clava la mirada: ¡°?Por qu¨¦ iba a ser menos relevante que el de un gran medio? ?Porque detr¨¢s no hay una corporaci¨®n? Mi pase es aut¨¦ntico. Y me cost¨® 15 d¨®lares hacerlo¡±.
A sus 26 a?os, es un hombre pegado a una c¨¢mara desde hace poco m¨¢s de 12 meses, cuando el movimiento Occupy floreci¨® en EE UU. Es serio, tremendamente pragm¨¢tico y no le falta amor propio. Hijo de un bombero y de una vendedora de coches, empez¨® a ganar dinero a los 18 a?os. Ha trabajado rodando v¨ªdeos de skate para marcas deportivas, en aeropuertos o recaudando fondos para ONG. Un d¨ªa vio un v¨ªdeo de Occupy Wall Street en el que varios polic¨ªas arrastraban a un hombre esposado. Le sangraban las manos.
- T¨ªo, parece muy fuerte, ?vas a ir?, le dijo su hermano.
- S¨ª, voy a ver qu¨¦ est¨¢ pasando.
Se subi¨® a un autob¨²s en Chicago y se plant¨® en Nueva York con un poco de ropa y sus smartphones. ¡°Pronto me di cuenta de que ten¨ªa que conseguir retransmitir en directo¡±, dice. Adem¨¢s de grabar, Tim pone voz a lo que ve. Su estilo es distanciado, como har¨ªa un locutor con experiencia. ¡°Intento no tomar partido, lo que me ha costado m¨¢s de un enfrentamiento con activistas que consideran que los periodistas independientes solo podemos contar cosas que beneficien a los manifestantes¡±.
Sus retransmisiones empezaron a popularizarse. ¡°De ocho a 70 seguidores, despu¨¦s 200, 2.000, 26.000¡¡±. Su cuenta en Twitter (@timcast) cuenta con 24.000 seguidores y sus retrasmisiones acumulan millones de visionados. Su r¨¦cord de audiencia lo marc¨® el 17 de noviembre de 2011, con 750.000 espectadores simult¨¢neos. ¡°Aljazeera o?The New York Times han utilizado mis v¨ªdeos¡±, dice. La revista?Time, que el a?o pasado nombr¨® persona del a?o a los manifestantes, le eligi¨® como uno de los 100 exponentes de la categor¨ªa y le dedicaron un reportaje.
El pasado 16 de septiembre, Tim vio que en las redes sociales se coc¨ªa una nueva convocatoria en Madrid. Y decidi¨® hacer su segunda incursi¨®n internacional (tambi¨¦n cubri¨® las protestas estudiantiles de Canad¨¢). El pasado martes, asisti¨® a la protesta ¡®Rodea el Congreso¡¯ encaramado a una de a las torres que se dispusieron en Neptuno y obtuvo dos buenos v¨ªdeos: La polic¨ªa ataca a los manifestantes en Madrid, con 57.000 visionados, y Hombre seriamente herido por la polic¨ªa espa?ola en Madrid, 6.500 visionados.
Sin embargo, hoy s¨¢bado las cosas pintas m¨¢s dif¨ªciles. Esta vez no hay torres a las que subirse. Intenta entrar a un hotel, pero le informan de que Telemadrid ha reservado la azotea. Lo intenta en otro edificio, pero tambi¨¦n est¨¢ reservado. Se sube a una reja. Trepa a una valla. ¡°Puedo subirme a ese ¨¢rbol con ayuda de mi cintur¨®n¡±, dice de pronto mirando la copa de una palmera. A su lado va Annie, estadounidense de 21 a?os y ¡°fan de Tim¡±. Estudia Econom¨ªa en Berl¨ªn y al enterarse de que este viajaba a Madrid decidi¨® ir a su encuentro. Luce un pa?uelo palestino y aunque se define como ¡°socialdem¨®crata¡± enloquece cuando ve una bandera anarquista. Se acaban de conocer y ella le sigue a todas partes. La idea de la palmera no le suena descabellada: ¡°Yo te sujeto la mochila¡±, dice colaboradora. Pero se desecha la idea.
Tras pasar una semana en Madrid, Tim ha ido sacando impresiones respecto a lo que est¨¢ sucediendo: ¡°Los problemas a los que se enfrentan los espa?oles son muy similares a los de EE UU, pero aqu¨ª son mucho peores, por eso hay m¨¢s manifestantes¡±, empieza con su habitual seguridad en s¨ª mismo. ¡°En cuanto a la polic¨ªa, por lo que veo aqu¨ª respetan m¨¢s a los periodistas, pero son m¨¢s duros con los manifestantes. Tambi¨¦n me ha sorprendido ver que hay personas que se enfrentan e incluso golpean a los agentes¡±. Tim cree que la polic¨ªa, al intervenir, solo empeora las cosas. ¡°Deber¨ªan esperara a que la gente se canse y se marche. En el fondo, ambos luchan por lo mismo. La gente que protesta siente que ha perdido algo, necesita un empleo. Y la polic¨ªa tiene trabajo y no quieren perderlo, por eso hacen lo que les dicen¡±.
A Tim le molesta cuando los grandes medios ¡°simplifican¡± las manifestaciones. ¡°En Estados Unidos lo ¨²nico que explican es que la gente en Madrid est¨¢ protestando por las medidas de austeridad, pero es mucho m¨¢s que eso y yo s¨ª lo cuento¡±, dice con la mirada iluminada. ¡°La gente siente rabia hacia los bancos, creen que el Gobierno les enga?a, que no hay suficiente democracia ni se est¨¢n pidiendo responsabilidades. Y no les gusta ver que la polic¨ªa le pega a quien protesta por sus derechos. Si el gobierno tiene que pegar a una sola persona para mantenerse en el poder, eso es una tiran¨ªa¡±, concluye.
Tim no cobra por lo que hace. Pero el a?o pasado ingres¨® 6.000 d¨®lares (4.600 euros) en donaciones y obtuvo otros 11.000 euros por dar charlas y asesorar a una empresa tecnol¨®gica de la que no aporta m¨¢s detalles: ¡°Firm¨¦ un contrato de confidencialidad¡±. Hay quien llama a lo que ¨¦l hace periodismo ciudadano. ?l prefiere la etiqueta ¡°periodismo independiente¡±. ¡°No soy un activista¡±, puntualiza. ¡°Si acaso soy un activista de la informaci¨®n¡±. Tim no fue al instituto, ni a la universidad y eso le enorgullece. ¡°Mi nivel de comprensi¨®n era mucho m¨¢s elevado que el de muchos de mis profesores. Eso me hac¨ªa infeliz y lo dej¨¦. Mis amigos me dec¨ªan que acabar¨ªa en el McDonald mientras que ellos ganar¨ªan 70.000 d¨®lares. Unos a?os m¨¢s tarde yo estaba ganando 35.000 d¨®lares buscando fondos para ONG y ellos en el paro y ahogados por las deudas de sus cr¨¦ditos de estudios. Y yo soy completamente libre. Los grandes medios ya empiezan a hacer streaming, pero no saben c¨®mo. Dentro de 10 a?os me estar¨¢n llamando y ser¨¦ el mejor consultor en este tipo de tecnolog¨ªa¡±.
Cuando los antidisturbios rodean Neptuno, se crece ante la c¨¢mara: ¡°Son las 23.30 y la polic¨ªa est¨¢ a punto de cargar. Pero no estamos aqu¨ª para hacer suposiciones, sino observaciones¡±, dice a su p¨²blico, unas 2.000 personas en ese momento. A su alrededor, decenas de periodistas y ciudadanos armados de c¨¢maras se preparan para grabar. Un grupo lanza botellas hacia los polic¨ªas. Pasada la media noche, la manifestaci¨®n llega a su fin. Tim se enfoca con su c¨¢mara: ¡°Son las 00.37 en Madrid, parece que acaba el tercer d¨ªa de protestas. El primero el Gobierno estim¨® que hab¨ªa 6.000 personas pero puedo decir que eso es imposible, eran miles. El segundo d¨ªa hab¨ªa menos gente y los enfrentamientos fueron mucho menos violentos. Hoy la protesta ha sido larga y al final se han lanzado botellas a los agentes y las cosas se han puesto feas. Puedes seguirme en Twitter, en @timcast y en www.timcast.com. Las donaciones me ayudan a hacer lo que hago y son bienvenidas. Gracias por mirar¡±.
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