¡°Ni s¨¦ de qu¨¦ es el trabajo, pero qu¨¦ m¨¢s da ahora¡±
Miles de personas hacen cola ante una oficina de empleo temporal de Getafe para 150 plazas Un sorteo determinar¨¢ los 1.250 finalistas para los empleos en una f¨¢brica ¡°Ni s¨¦ de qu¨¦ es el trabajo, pero qu¨¦ m¨¢s da ahora¡±
La empresa de maquinaria agr¨ªcola John Deere busca 150 personas para su f¨¢brica de Getafe. No est¨¢ claro en qu¨¦ consiste el empleo m¨¢s all¨¢ de que se desarrolla en un taller. No se precisa la remuneraci¨®n. La compa?¨ªa tampoco aclara si los escogidos se incorporar¨¢n directamente o ingresar¨¢n en una bolsa de trabajo. Son muchas inc¨®gnitas, pero ninguna parece un obst¨¢culo para que miles de personas pasaran este lunes horas y horas en una interminable cola con la esperanza de ser los elegidos.
Una empresa de maquinaria agr¨ªcola busca trabajadores para su nueva f¨¢brica
La convocatoria llevaba abierta una semana y se cerraba ayer. A las cuatro de la tarde, una hora antes de que la oficina echara el cierre, todav¨ªa quedaban 600 personas esperando en la calle. R. M. R., de 47 a?os, y Javier Rodr¨ªguez, de 19, se desped¨ªan tras haber presentado los dos su solicitud. Ambos llevan m¨¢s o menos un a?o sin empleo. ¡°Parece ser que es para una cadena de montaje, pero no lo sabemos muy bien¡±, contaban. Durante la ma?ana, la fila delante de las oficinas en Getafe de Adecco ¡ªla empresa de trabajo temporal encargada del proceso de selecci¨®n¡ª ocupaba buena parte de la calle de Madrid (la principal del municipio, de 170.000 habitantes) y se doblaba formando un lazo que, seg¨²n vecinos de la zona, superaba holgadamente el kil¨®metro.
Desempleados que han pasado m¨¢s de cuatro horas en ella aseguraban que llegaron a ser 15.000, aunque, afirman en Adecco, ese es el n¨²mero total de inscritos en toda la semana, una semana infernal durante la que las esperas han llegado a arrancar antes de las cinco de la ma?ana. En cualquier caso, los datos de Adecco reflejar¨ªan que casi el equivalente del 10% de la poblaci¨®n de Getafe ha pasado por sus oficinas. A lo largo de la calle los aspirantes rellenaban solicitudes arrodillados sobre los bancos. Un transe¨²nte que pasaba murmuraba: ¡°Madre m¨ªa, c¨®mo est¨¢ la cosa¡±.
Rifa ante notario
"Ni s¨¦ de qu¨¦ va la oferta", confiesa uno de los j¨®venes que esperaban el turno
¡°La verdad es que ni s¨¦ de qu¨¦ va la oferta: para una f¨¢brica de no s¨¦ qu¨¦¡±, contaba Samuel M., de 23 a?os, al salir de la oficina con su resguardo. ¡°He estado aqu¨ª de las 12.30 a las 16. Me da igual de qu¨¦ sea el puesto, pero ya me han dicho que est¨¢ crudo¡±. Samuel, que hasta hace un mes trabajaba en el equipo de mantenimiento de un hospital, no tiene experiencia en una f¨¢brica; en lo que s¨ª conf¨ªa es en su suerte. ¡°Por lo visto, sortean lo del trabajo¡±, dice. Un portavoz de Adecco matiza que lo que hacen, y debido a una petici¨®n poco usual de John Deere, es cederle a la multinacional estadounidense todas las solicitudes que les lleguen; la compa?¨ªa efect¨²a un sorteo ante notario y, despu¨¦s de elegir a 1.250 candidatos, Adecco cruza curr¨ªculos y unas pruebas psicot¨¦cnicas hasta dar con los perfiles m¨¢s adecuados para los 150 puestos. John Deere, compa?¨ªa conocida por sus tractores, no ha respondido a preguntas de este diario sobre en qu¨¦ consistir¨ªa el empleo. En su f¨¢brica de Getafe emplea a unas 1.300 personas.
Entran en la oficina mujeres con carritos, parejas, j¨®venes en busca de su primer empleo, extranjeros, getafenses¡ Nazaret Cedillo, de 28 a?os, ha sido administrativa hasta que hace un a?o se qued¨® en la calle, pero no le importa cambiar de sector. ¡°Yo trabajo de lo que sea: me da lo mismo. No s¨¦ si todos los puestos son para cadenas de montaje o tambi¨¦n habr¨¢ de limpieza, mantenimiento¡ ?Y qu¨¦ m¨¢s da ahora?¡±, sonr¨ªe. A su lado, un hombre explica que ¨¦l se enter¨® de la oferta por un amigo; en la cola otros aseguran que lo hicieron ¡°de chiripa¡±, a trav¨¦s de un diario local, algunos por medio de la misma Adecco¡
La mayor¨ªa de los que abandonan la oficina lo hacen sin dramatismo, pero con un punto incr¨¦dulo respecto a sus posibilidades de ganar la rifa del trabajo. Algunos se desean buena suerte y se despiden de los compa?eros de espera. Otros dejan ver un poso de amargura. Es el caso de Juan Francisco Garrido, de 60 a?os. Garrido, elegantemente vestido con una chaqueta de lana verde, explica que trabajaba montando alternadores hasta que perdi¨® el empleo hace un a?o. Tampoco sabe qu¨¦ tendr¨ªa que hacer en John Deere, pero conf¨ªa en que despu¨¦s de una vida de trabajos manuales estar¨¢ capacitado. ¡°De todas formas, no tengo ninguna esperanza de que me elijan¡±, confiesa al final encogi¨¦ndose de hombros.
En la puerta de la oficina, un inmigrante aprovecha la afluencia para repartir ejemplares de un diario gratuito local. En la portada, junto a la foto de una pareja sonriente, un titular: De alcoh¨®lico, a empresario de ¨¦xito.
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