M¨²sica y vajilla de Kioto
De Pozuelo a El Escorial, tomar el t¨¦ o saborear un caldo ¡®self-service¡¯ desde el samovar de plata Recomendaciones de la protagonista de ¡®Cinco horas con Mario¡¯, en el teatro Arlequ¨ªn
1. Bikram Hot Yoga. Un buen plan consiste en una sesi¨®n de yoga a 42 grados en una sala acristalada rodeada de sauces y abetos. Y si superas el primer impulso de salir corriendo a darte una ducha fr¨ªa, acabas encontr¨¢ndole el gusto y enganch¨¢ndote, doy fe (V¨ªa de las dos Castillas, 9. Pozuelo).
2. Casa de Campo. Un buen paseo en la parte cercana a Pozuelo, aunque el arroyo Meaques ya no fluye como antes, pues ahora riega un campo de golf y no s¨¦ qu¨¦ ha pasado con los patos y los gal¨¢pagos. Afortunadamente siguen el Puente de la Culebra, una joyita barroca encargada por Carlos III a Sabatini, y los ¨¢rboles ribere?os que han sobrevivido a talas crueles. Si resisten las zarzas se pueden recoger moras.
3. Taberna Yamaoka. Aprovechando el veranillo de San Miguel, el men¨² de degustaci¨®n al aire libre resulta delicioso hasta para alguien que, como yo, no adora precisamente la cocina japonesa. Helado de s¨¦samo negro y pastel de t¨¦ verde incluidos. A veces tambi¨¦n hay actuaciones de jazz. Si hace fr¨ªo, el interior, decorado por el due?o japon¨¦s y artista pl¨¢stico, es muy acogedor. Al que le guste la vajilla, que pregunte all¨ª, que la hacen por encargo igual que en Kioto pero a la vuelta de la esquina (Pozas, 31. El Escorial).
4. Tai. Aqu¨ª asist¨ª a mis primeras clases de interpretaci¨®n (San Mateo, 2), y compr¨¦ mis primeros textos teatrales en La Avispa (San Mateo, 30), que no s¨¦ ad¨®nde vol¨®, quiz¨¢ se la comieron esas salamandras que nunca se mueven de Mej¨ªa Lequerica, 1.
Largo recorrido
Natalia Mill¨¢n (Madrid, 1969) tiene un largo recorrido: canto, danza en el Ballet Nacional, cine, musicales (My fair Lady o Mata Hari), en la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico (con Marsillach) y ahora en televisi¨®n Amar en tiempos revueltos.
5. El Jard¨ªn Secreto. Un sitio que queda de mis recuerdos por Malasa?a, donde iba a ver una actuaci¨®n en el desaparecido El¨ªgeme o a ver arrancarse y cantar una de Jos¨¦ Afonso con Luis Pastor... O escuchar en El Lim¨®n a un barbudo genial, un tal Sabina... Ahora me pido un t¨¦ y una tarta y dulcemente me pregunto qu¨¦ ser¨¢ del Conde Duque (San Bernardino, 22).
6. Calle Libertad. Karen Taft sigue en el 15 y Libertad 8, en el 8. Menos mal. Y soy incapaz de resistirme a unas tortillas de Quitlacoche en La Panza es lo Primero en el 33. Puedes encontrar un par de zapatos en los muestrarios de Augusto Figueroa y echar una miradita a los cincuenta en la tienda La Pepa (Gravina, 12). El mercado de San Ant¨®n, mucho mejor ahora.
7. Fundaci¨®n Juan March. Un privilegio en plena crisis: los conciertos de m¨²sica de c¨¢mara con entrada libre hasta completar aforo. Nunca faltan acordes impresionistas, los que m¨¢s me emocionan. En la sala de exposiciones, delante de un Rothko por primera vez, viv¨ª un shock est¨¦tico que a¨²n me dura (Castell¨®, 77).
8. Plaza de Santa Ana. Seguro que me encuentro con alguien. Si veo a Echanove en un banco frente al Espa?ol, me sentar¨¦ a su lado a compartir ¨¦xtasis contemplativo. Si nos dura toda la noche, sugerir¨¦ ver amanecer reflejado en los miradores del Hotel Victoria, un aut¨¦ntico alucine... o eso recuerdo de un primero de A?o, a los 18.
9. La Violeta. Sigo por Pr¨ªncipe. Ya no est¨¢ el Dor¨ªn, ni vivo en el 15, ni abren la Comedia. As¨ª que corro a la Plaza de Canalejas 6, porque en La Violeta no han dejado de vender caramelos desde 1915, y me compro violetas escarchadas y sirope de violeta y mostaza y vinagre de violetas...
10. Lhardy. Hay un consom¨¦ que levantar¨ªa a Mario. Self-service desde el samovar de plata. Ven¨ªa de peque?a con mi madre y dan los ¨²nicos callos comparables a los que ella prepara. (Carrera de San Jer¨®nimo 8).
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