Indigentes bajo techado regional
Inmigrantes rumanos sin hogar pernoctan en un lateral de la biblioteca Joaqu¨ªn Leguina, en el distrito de Arganzuela
Todas las noches, como si se tratara de un ritual, un grupo de rumanos saca sus escasas pertenencias de un parque cercano y se aposta bajo la techumbre abierta de la biblioteca regional Joaqu¨ªn Leguina, en el distrito madrile?o de Arganzuela. Es el sitio que han encontrado desde hace a?os este grupo de mendigos para guarecerse del fr¨ªo, el calor o la lluvia. Ellos afirman que los vecinos ya les conocen y les bajan comida, pero la Consejer¨ªa de Empleo, Turismo y Cultura asegura haber recibido numerosas quejas sobre ellos.
Alrededor de las nueve de la noche, el improvisado campamento ya ha quedado instalado en la confluencia de las calles del General Lacy y Ram¨ªrez de Prado. Las mantas y los edredones se colocan en fila para aislarse de la fr¨ªa piedra y poder dormir. Justo a su vera, tres llamativas c¨¢maras de seguridad (una de ellas, con infrarrojos) vigilan el edificio, que tambi¨¦n alberga el Archivo Regional y una sala de exposiciones. Junto a ellos, a¨²n queda alg¨²n carro de compra con los materiales recogidos en sus andanzas de las ¨²ltimas horas.
Los indigentes aseguran que malviven de la chatarra que hay por el barrio y de las limosnas que piden en las puertas de las iglesias. ¡°Mucha gente ya nos conoce y nos baja algo para comer, bocadillos, leche. Tambi¨¦n nos dan ropa¡±, explica Al¨ª Amb¨ª, de 37 a?os. Todos provienen de la ciudad rumana de Patromil. All¨ª trabajaban en la construcci¨®n, entre otras ocupaciones, pero se quedaron sin empleo y sin dinero y decidieron emigrar. Sus hijos se quedaron all¨ª con sus abuelos. ¡°Muchos d¨ªas nos tenemos que conformar con dos o tres euros, que es lo que sacan las mujeres en las iglesias¡±, reconoce Amb¨ª. El resto permanece tumbado en las mantas, sin entender casi la conversaci¨®n, ya que apenas hablan castellano.
Para lavarse las manos tienen que utilizar una botella de agua. Algunas mujeres van descalzas; ellos lucen barba de tres y cuatro d¨ªas. En ese recoveco de la antigua f¨¢brica de cervezas El ?guila permanecen hasta las ocho o las nueve de la ma?ana. A esa hora recogen sus pocos enseres y lo esconden en un parque cercano hasta la noche. Despu¨¦s salen a buscarse la vida por ah¨ª.
Todo el inmueble est¨¢ protegido por su valor hist¨®rico-art¨ªstico, al tratarse de unas obras de la expansi¨®n industrial de principios de siglo pasado. Comenz¨® a construirse entre los a?os 1900 y 1914, en lo que antes era el extrarradio de Madrid. El proyecto se encarg¨® al arquitecto Eugenio Jim¨¦nez Corera, simpatizante del estilo neomud¨¦jar. El ladrillo es el material b¨¢sico, seg¨²n explica el Gobierno regional en su p¨¢gina de Internet.
Un portavoz de la Consejer¨ªa de Empleo, Turismo y Cultura mantiene una versi¨®n distinta sobre la relaci¨®n de estos mendigos con los vecinos. Afirma que el Gobierno regional ha recibido muchas quejas de estos y que ya se han comunicado al Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y a la Polic¨ªa Municipal. ¡°Tambi¨¦n se ha avisado a los servicios de limpieza, para que adecenten la zona de vez en cuando y no se convierta en un foco de insalubridad¡±, explica el citado portavoz.
La situaci¨®n parece tener dif¨ªcil soluci¨®n porque los rumanos afirman que no quieren ir a un albergue, por lo que todo apunta a que se quedar¨¢n en la calle durante bastante tiempo.
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