El ¡®Oro¡¯ de Wagner m¨¢s espa?ol no brilla en Par¨ªs
El esperado nuevo ¡®Anillo¡¯ de la ?pera de la capital francesa se inicia con una propuesta esc¨¦nica pobre y est¨¢tica de Calixto Bieito
La relaci¨®n de Richard Wagner con Par¨ªs fue tensa e insatisfactoria. Siempre busc¨® triunfar en esta ciudad, que consideraba ¡°el coraz¨®n de la civilizaci¨®n moderna¡±, pero cosech¨® decepciones y fracasos, como el escandaloso estreno franc¨¦s de Tannh?user en 1861. Todav¨ªa se conserva el edificio donde vivi¨® ese aciago momento vital, en el n¨²mero 3 de la rue d¡¯Aumale, donde se puede ver una placa conmemorativa. Curiosamente, a partir de ese fiasco surgi¨® el poderoso wagnerismo franc¨¦s, impulsado por Charles Baudelaire, pero su magna tetralog¨ªa no se representar¨ªa en la ?pera de Par¨ªs hasta 1909, cuando se culmin¨® la primera producci¨®n del ciclo con su pr¨®logo El oro del Rin. Esa producci¨®n se revis¨® antes y despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial y en 1976 se inici¨® otro nuevo ciclo con el director de escena Peter Stein, que prosigui¨® Klaus Michael Gr¨¹ber siempre con direcci¨®n musical de Georg Solti, aunque qued¨® interrumpido a la mitad. G¨¹nter Kr?mer realiz¨® la segunda producci¨®n completa del Anillo en la ?pera de Par¨ªs entre 2010 y 2013, con Philippe Jordan como responsable musical.
En 2017, St¨¦phane Lissner anunci¨® una tercera producci¨®n en la instituci¨®n francesa de la tetralog¨ªa wagneriana, con Calixto Bieito como responsable esc¨¦nico. Sin embargo, este proyecto, que finalmente comenz¨® el pasado mi¨¦rcoles 29 de enero en el escenario de la ?pera de la Bastilla, ha sufrido m¨²ltiples incidencias. La m¨¢s importante fue la pandemia, que cancel¨® el estreno de El oro del Rin en abril de 2020 y oblig¨® a retomar el proyecto a finales de ese a?o, pero en versi¨®n de concierto. Entre medias, Alexander Neef sustituy¨® a Lissner y, poco despu¨¦s, Gustavo Dudamel se convirti¨® en director musical. Sin embargo, el venezolano opt¨® por abandonar abruptamente en mayo de 2023 y la direcci¨®n musical del ciclo se encomend¨® al granadino Pablo Heras-Casado, que hab¨ªa debutado con ¨¦xito en el Festival de Bayreuth. Para colmo, a principios de este a?o, el bar¨ªtono franc¨¦s Ludovic T¨¦zier cancel¨® su debut como Wotan por una gripe y hubo que recuperar al escoc¨¦s Iain Paterson, que formaba parte del reparto de 2020.
Todo este retraso acumulado ha permitido que la nueva producci¨®n de Bieito se vincule con el 150? aniversario del estreno de El anillo del nibelungo, que se celebrar¨¢ en 2026. Una efem¨¦ride que ha disparado la competencia entre teatros de ¨®pera con nuevas producciones de la tetralog¨ªa wagneriana en proceso: Barrie Kosky en el Covent Garden de Londres, Tobias Kratzer en la ?pera de Baviera y David McVicar en La Scala de Mil¨¢n. Sin embargo, Bieito ha revisado su propuesta esc¨¦nica sin alterar la escenograf¨ªa de Rebecca Ringst, que incluye una monumental jaula met¨¢lica multifuncional y llena de compartimentos, junto a diferentes telones gigantescos que ir¨¢n apareciendo en cada una de las partes del ciclo. El r¨¦gisseur burgal¨¦s ha incorporado las ideas de los fil¨®sofos James Bridle y Byung-Chul Han acerca del impacto de la tecnolog¨ªa y los macrodatos en nuestra sociedad. Seg¨²n aclara en el programa de mano, ha dise?ado una narrativa discontinua que entrelaza el pasado y el futuro: El oro del Rin se inicia ¡°en la luz oscura de la informaci¨®n total y la vigilancia en nuestra vida privada¡±; La valquiria ¡°salta a un apocalipsis emocional, a la guerra a todos los niveles¡±; con Siegfried llega ¡°el envenenamiento de los bosques primigenios¡± y en El ocaso de los dioses ¡°terminamos con la p¨¦rdida de la memoria y el futuro¡±.
En El oro del Rin, plantea la divisi¨®n del mundo en dos partes: por un lado, el de los ricos y poderosos que se creen dioses, y por otro, el mundo inferior de los nibelungos, que sue?an con ascender fabricando humanoides b¨ªpedos que funcionan con inteligencia artificial. Sin embargo, la idea que plantea Wagner del universo no termina de ajustarse bien a esta historia ni su ejecuci¨®n resulta convincente. Las hijas del Rin son tres buceadoras que abusan violentamente de Alberich hasta desquiciarlo y el oro es un tel¨®n que el nibelungo arranca para conseguir la tecnolog¨ªa necesaria para sus humanoides. Despu¨¦s veremos que el oro tambi¨¦n son monedas, una especie de m¨¢scara ritual (similar a la mic¨¦nica de Agamen¨®n) y el anillo es un collar¨ªn, pero todo el atrezo esc¨¦nico resulta demasiado simpl¨®n y ruidoso, con manzanas pisoteadas, cables arrastrados y el metal golpeado de la jaula, los cubos o la lanza de Wotan.
La escenograf¨ªa de Ringst, junto a las proyecciones de im¨¢genes de caras, estatuas y humanoides realizadas por Sarah Derendinger, resulta bastante pobre y, adem¨¢s, se explota poco a nivel dram¨¢tico. Bieito se centra m¨¢s en dar un perfil caprichoso a cada personaje, con la ayuda del vestuario de Ingo Kr¨¹gler: Froh parece Jesucristo Superstar, Donner combina la gorra de operario con un traje, Fasolt es m¨¢s elegante que el propio Wotan, Fafner es un vaquero y Loge con gafas de sol parece una sosia de Elon Musk. Saca algo m¨¢s partido a los dos personajes femeninos: Fricka se convierte en una mujer moderna maltratada por su marido y la atemorizada Freia, vestida con un dirndl alem¨¢n, vomita ante la posibilidad de ser entregada a los gigantes. Pero todo es muy est¨¢tico; no se aprecia la tensi¨®n dram¨¢tica de otras producciones de Bieito, con la excepci¨®n del incomprensible final, en el que Loge, que quiere recuperar su forma de fuego, se acerca con un zippo gigante a Freia, que se ha rociado de petr¨®leo.
El reparto vocal inclu¨ªa alg¨²n interesante debut y combina cantantes j¨®venes con voces con bastante solera. Pero esto no compens¨® las carencias esc¨¦nicas. El bajo-bar¨ªtono escoc¨¦s Iain Paterson fue un Wotan cansado y envejecido, con un timbre noble y bien matizado, pero con poco peso vocal y un vibrato excesivo. Mucho mejor result¨® la ambigua personalidad vocal de Loge que exhibi¨® el tenor neozeland¨¦s Simon O¡¯Neill, a medio camino entre el tenor de car¨¢cter y el heroico, a pesar de su excesiva nasalidad. Entre ellas sobresali¨® la vers¨¢til mezzosoprano ?ve-Maud Hubeaux, que compuso una interesante Fricka, aunque empez¨® con agudos algo tensos. La contralto canadiense Marie-Nicole Lemieux fue una convincente Erda, aunque le falt¨® magnetismo. Tambi¨¦n destac¨® la joven soprano Eliza Boom como Freia junto al tr¨ªo de hijas del Rin.
La mejor actuaci¨®n vocal de la noche fue la del mod¨¦lico Mime de Gerhard Siegel. El tenor alem¨¢n interpret¨® todos los elementos musicales creados por Wagner para caracterizar a este pat¨¦tico personaje. Le sigui¨® el veterano bajo surcoreano Kwangchul Youn, que dot¨® de empaque y musicalidad al gigante enamorado Fasolt, a diferencia de su malvado hermano Fafner, papel que cant¨® el bajo finland¨¦s Mika Kares con correcci¨®n, pero sin profundidad. El bar¨ªtono estadounidense Brian Mulligan fue el mejor a nivel actoral y tambi¨¦n ofreci¨® un interesante Alberich, a pesar de no tener la necesaria mordacidad vocal. Tambi¨¦n destacaron los dos j¨®venes Donner y Froh, Florent Mbia y Matthew Cairns, respectivamente, en sus solos de la cuarta escena.
La direcci¨®n musical de Pablo Heras-Casado tampoco consigui¨® dotar de brillo a este decepcionante Oro parisino. El granadino suena como sucesor de Dudamel en la direcci¨®n musical de la ?pera de Par¨ªs, lo que supondr¨ªa un verdadero hito en su carrera. Y, a juzgar por los aplausos del final, super¨® con ¨¦xito la prueba. Sin embargo, su gestualidad flexible y fluida result¨® m¨¢s efectiva para mantener el volumen de la orquesta al servicio de los cantantes que para crear momentos de tensi¨®n y emoci¨®n. La direcci¨®n tuvo algunos destellos, pero tampoco relanz¨® los interludios. Y sus dos horas y media de duraci¨®n transcurrieron sin que pudi¨¦ramos apreciar el admirable desarrollo org¨¢nico que plantea Wagner, desde el famoso acorde desplegado de mi bemol mayor, en el que se escucha el r¨ªo Rin, hasta el solemne re bemol mayor que la cierra, con la entrada de los dioses en el Walhalla.
A¨²n quedan las tres jornadas de este Anillo parisino, que se ver¨¢n en la pr¨®xima temporada como conmemoraci¨®n del referido sesquicentenario de la magna tetralog¨ªa wagneriana. De hecho, llam¨® la atenci¨®n la ausencia del equipo esc¨¦nico de Calixto Bieito entre los aplausos finales. ?Esperar¨¢n quiz¨¢ a culminar El ocaso de los dioses para recibir el veredicto del p¨²blico?
¡®El oro del Rin¡¯
Música y libreto de Richard Wagner.
Iain Paterson, bajo-barítono (Wotan); Florent Mbia, barítono (Donner); Matthew Cairns, tenor (Froh); Simon O’Neill, tenor (Loge); Kwangchul Youn, bajo (Fasolt); Mika Kares, bajo (Fafner); Brian Mulligan, barítono (Alberich); Gerhard Siegel, tenor (Mime); Ève-Maud Hubeaux, mezzosoprano (Fricka); Eliza Boom, soprano (Freia); Marie-Nicole Lemieux, contralto (Erda); Margarita Polonskaya, soprano (Woglinde); Isabel Signoret, mezzosoprano (Wellgunde); Katharina Magiera, contralto (Flosshilde).
Orquesta de la Opéra national de París.
Dirección musical: Pablo Heras-Casado.
Dirección de escena: Calixto Bieito. Opéra Bastille , 29 de enero. Hasta el 19 de febrero.
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