Jorge Mira , una mente l¨²cida

Es de Baio porque el mundo se cre¨® para que alguien fundara esa poblaci¨®n donde hab¨ªa de nacer Jorge. El resto son simples circunstancias para llenar los anales de la historia universal. Y vino al mundo de Baio, en el ayuntamiento de Zas, bajo el signo de escorpi¨®n un treinta de octubre oto?al, cuando los aromas de los callos con garbanzos, propios de su pueblo, invitaban a amar la buena mesa y la vida tranquila de un lugar donde los ni?os a¨²n despertaban a los misterios de la existencia pegados a la naturaleza. En Par¨ªs andaban con la resaca del Mayo del 68 pero en Baio les preocupaba el crecimiento de la parroquia m¨¢s all¨¢ del puente sobre el r¨ªo Grande. Nada que ver con las algaradas de los universitarios franceses.

Jorge es hijo del 68 pero no pertenece a esa generaci¨®n de universitarios m¨ªticos. Cuando ¨¦l lleg¨® a la USC la savia de la democracia ya corr¨ªa por sus aulas. Forma parte de esas hornadas de gallegos que respiraron la tolerancia, despu¨¦s de la larga noche de piedra (Celso Emilio, dixit) y est¨¢n llamados a construir un mundo mejor. Y no tard¨® en destacar porque la gente de Baio, cuentan, son muy obstinados y tienen dos patronos religiosos nacidos en el lugar, el arzobispo Francisco Romero Lema y el obispo Ux¨ªo Romero Pose, s¨ªmbolos locales de ese empe?o. Pero yo creo que Jorge Mira es en realidad una mente renacentista sobre el poso de la fe religiosa para entender la vida. Y no es un elogio de hablar por hablar, es una certeza.

Catedr¨¢tico de Electromagnetismo en la Facultad de F¨ªsica de la USC, con un palmar¨¦s de premios cient¨ªficos en crecimiento continuo, se codea con los premios Nobel con la mayor naturalidad del mundo, sin embargo no tiene inconveniente en subirse a una pasarela y lucir una colecci¨®n de moda juvenil. Puede pasarse horas trabajando sobre el ferromagnetismo d¨¦bil o la influencia del tama?o en el magnetismo de materiales tipo R₂ Cu O₄ (R=lant¨¢nido) o en el invisible mundo de las nanopart¨ªculas de ferrita y luego acudir a una competici¨®n de ajedrez, de taekwondo, de esgrima o a una carrera pedestre. Porque, adem¨¢s de cient¨ªfico, Mira es deportista.

En eso del deporte, como vemos, empez¨® con los pies en la tierra, luego domin¨® el l¨ªquido elemento como nadador y complet¨® el conocimiento de la aventura surcando los cielos en parapente. Por tanto, este hombre no es un gallego de los que se quedan en el medio de la escalera. Es claro y transparente, obstinado y perseverante, atento y cordial, sabe escuchar y responder con acierto. Nada de ambig¨¹edades. Los pelda?os de su escalera est¨¢n hechos para ser subidos.

Es popular su verbo f¨¢cil y el caudal de conocimientos, capaz de transmitirlos en un medio de comunicaci¨®n de manera inteligente e inteligible. Como consecuencia de su presencia en la televisi¨®n y otras virtudes, le sigue un club de fans. Esto puede parecer fr¨ªvolo, no lo es tanto que le abrieran las puertas de MENSA, una organizaci¨®n internacional en la que solo 2 de cada 100 j¨®venes entran gracias a su capacidad intelectual. La llaman el club de los superdotados.

Ha medido la temperatura del infierno, ha plantado ¨¢rboles, ha escrito un libro, La ciencia en el punto de mira, y¡­ es un tipo que despierta pasiones.