?El ¡®Levante infeliz¡¯, un problema para el Estado?
"Ahora que la crisis fiscal arrecia, es imprescindible que los esfuerzos y los apoyos sean equitativos, equilibrados y justos"
La panacea del Levante feliz se derrumba, quiz¨¢s no haya existido nunca, al menos desde que yo estudio los datos oficiales y hace d¨¦cadas que los miro. De su observaci¨®n extraigo dos conclusiones: que el despliegue de los servicios p¨²blicos en el territorio valenciano era y sigue siendo mucho m¨¢s precario que en el conjunto del territorio espa?ol y que el Estado ha sido incapaz de ofrecer a los ciudadanos de las diferentes regiones, recursos equitativos para que accedan a unos servicios m¨ªnimos de ciudadan¨ªa equiparables. Objetivamente, en Espa?a algunos somos ciudadanos de segunda.
Tras m¨¢s 30 a?os de estado democr¨¢tico y auton¨®mico, los valencianos seguimos padeciendo un sector p¨²blico raqu¨ªtico (el peso del gasto p¨²blico por habitante: estatal, auton¨®mico y local de la Comunidad Valenciana es un 15% inferior al de Espa?a). Siempre fue as¨ª, nada deb¨ªamos necesitar siendo el Levante feliz, as¨ª sigue si¨¦ndolo y va a peor.
Y estamos completamente de acuerdo en que para intentar corregir este bajo nivel de servicios p¨²blicos sanitarios, educativos y sociales, no es razonable ¡ªni posible¡ª mantener sistem¨¢ticamente unas cuentas p¨²blicas auton¨®micas con elevados d¨¦ficits. El error no est¨¢ en el objetivo de acercar el d¨¦ficit a cero, sino en el origen de un sistema de financiaci¨®n auton¨®mico que ha sido incapaz de corregir, tras 25 a?os, una financiaci¨®n lesiva para las condiciones de ciudadan¨ªa de unos espa?oles que cumplen con sus obligaciones fiscales mejor que la media y que tienen un 12% menos de renta per c¨¢pita. No hay otra regi¨®n o nacionalidad en Espa?a, donde se d¨¦ esta sorprendente paradoja.
Sin atisbo de delirios independentistas, es leg¨ªtimo preguntarse como ciudadano: ?para qu¨¦ sirve un Estado que mantiene este orden de cosas? Sin embargo, vuelven las tentaciones recentralizadoras y la demonizaci¨®n de las Administraciones Auton¨®micas, cuyo comportamiento ha sido, en su conjunto y en este periodo de crisis, mucho m¨¢s eficaz ¡ªcomo veremos¡ª que el de la Administraci¨®n Central, sobre todo si consideramos que adem¨¢s prestan esencialmente servicios b¨¢sicos del Estado del bienestar, cuyo nivel de gasto es muy r¨ªgido porque est¨¢ en funci¨®n del n¨²mero de personas que deben atender.
Es cierto que hay ejemplos demoledores, mucho y justificado ruido con centenares de millones de euros de inversi¨®n en aeropuertos y auditorios auton¨®micos vac¨ªos, etc¨¦tera, pero tambi¨¦n lo es que hay demasiado poco esc¨¢ndalo sobre inversiones estatales milmillonarias de tramos de AVE, que transportan decenas de viajeros a la semana, y otros muchos etc¨¦teras.
?D¨®nde est¨¢ la eficiencia fiscal de la Administraci¨®n Central? Su gasto ha sido el origen del 79,9% del incremento del endeudamiento p¨²blico (d¨¦ficit p¨²blico acumulado) entre 2008 y 2011, cuando su tama?o representa menos del 35% del gasto del conjunto de las administraciones p¨²blicas. Y, por si acaso, aclaro, que el gasto por ¡°estabilizadores autom¨¢ticos¡± derivados de la crisis (paro, prestaciones, etc¨¦tera) explica menos del 60% de este incremento. En el citado periodo de crisis, las comunidades aut¨®nomas han generado el 19,9% del incremento del endeudamiento p¨²blico, cuando su tama?o es el 52% de total del gasto del total de las administraciones p¨²blicas. ?En qu¨¦ datos est¨¢ basada la brutal campa?a pol¨ªtica y medi¨¢tica de culpabilizaci¨®n y descr¨¦dito de las comunidades aut¨®nomas? ?A qu¨¦ intereses responde? No es razonable que la Administraci¨®n Central que gestiona un tercio del gasto p¨²blico total se atribuya un objetivo del 4,5% del PIB, y le imponga a las comunidades aut¨®nomas un objetivo del 1,5% del PIB, cuando estas gestionan m¨¢s de la mitad del gasto p¨²blico total.
Adem¨¢s, el comportamiento del Estado se revela ineficaz en su doble papel de reequilibrador territorial de renta y riqueza, y de garante de la igualdad de acceso de los ciudadanos a los servicios p¨²blicos fundamentales. Como se observa en el gr¨¢fico, la actuaci¨®n del Estado corrige muy insuficientemente el reequilibrio de la cuenta de renta de los hogares espa?oles. Es una situaci¨®n dura e injusta, para los valencianos especialmente, y que cuestiona si de verdad el Estado nos ampara y nos garantiza al conjunto de los espa?oles un trato equitativo entre ciudadanos y entre territorios. Es una realidad que la estructura centralista mantuvo oculta mucho tiempo, y que desde que existen autonom¨ªas y estad¨ªsticas, diferentes estudios e investigaciones le est¨¢n poniendo cara hace a?os.
Los ciudadanos de los territorios forales, resultan ser ¡ªacab¨¢ramos¡ª los verdaderos espa?oles de primera. Si la ¡°anomal¨ªa¡± foral no existiera, o estuviera rigurosamente aplicada, no existir¨ªa tan claro fundamento para la irritaci¨®n de los catalanes, que con su propuesta del pacto fiscal pretenden replicar la anomal¨ªa y arreglar lo ¡°suyo¡±, desentendi¨¦ndose de lo de ¡°todos¡±. No es que ellos no est¨¦n en la recta de equilibrio, donde les toca, si no que se preguntan: ?Por qu¨¦ no ser como los vascos, navarros, c¨¢ntabros, castellanos o asturianos?, es una pregunta l¨®gica y leg¨ªtima, que tambi¨¦n deber¨ªamos hacernos ¡ªcon m¨¢s motivos¡ª los valencianos.
Un panorama muy preocupante, datos que invitan a la reflexi¨®n y que exigen un cambio profundo de las pautas de actuaci¨®n de todos los mecanismos de actuaci¨®n del Estado que inciden en este comportamiento: sistema tributario, pol¨ªticas de gasto estatal, financiaci¨®n auton¨®mica y financiaci¨®n local. Y es posible que resolver este problema nos conduzca a la necesidad llevar hasta el final la l¨®gica del Estado auton¨®mico, una opci¨®n cuasi-federal que ha evidenciado problemas y que necesita conjugar la equidad para los ciudadanos, el redise?o de los equilibrios territoriales y la racionalidad fiscal del Estado. Y hay en el mundo ejemplos no menores de sistemas descentralizados/federales que funcionan: Estados Unidos, Alemania, Canad¨¢, Australia. ?A qu¨¦ viene rasgarse las vestiduras, y negarse a mejorar lo que evidentemente no funciona y poner como ¨²nica alternativa volver al penoso pasado centralista?
Y para los que se pregunten ?es precisamente ahora, en plena crisis, el momento de plantear y empezar a corregir esta situaci¨®n?, la respuesta es un s¨ª rotundo. Los valencianos, hemos capeado demasiadas veces el rigor de las crisis s¨®lo con nuestras propias fuerzas. Y efectivamente, ahora que la crisis fiscal arrecia, es imprescindible que los esfuerzos y los apoyos sean equitativos, equilibrados y justos. Es necesario que no salgamos de ella, con m¨¢s desigualdades de las que entramos y que nuestras empresas, e instituciones tenga la oportunidad de ofrecer empleo y servicios fundamentales, con el mismo nivel que en el resto de Espa?a ?porqu¨¦ habr¨ªa de ser de otro modo?
Y volviendo al principio, ?seremos los valencianos alguna vez un problema para el Estado? o como hasta ahora seguiremos ocultos tras el maldito y falso t¨®pico del Levante feliz y seremos invisibles para ¨¦l y, lo que es peor, para nuestros representantes en ¨¦l.
Jos¨¦ Antonio P¨¦rez Garc¨ªa es economista y experto en financiaci¨®n auton¨®mica.
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