La roja (y gualda)
Espa?a es, as¨ª, una esencia. Catalu?a otra. El problema planteado no es, por tanto, pol¨ªtico. Es esencial
Cuando en los pasillos del metro se junta la l¨ªnea verde con la roja, el espacio queda colapsado por los usuarios de la concentraci¨®n del 12-O en la plaza de Catalunya. Estos habitantes de la Barcelona menos rubia avanzan con banderas espa?olas, camisetas de la selecci¨®n y, en el fondo de la garganta, ese sitio en el que nace la voz gol sur de los estadios, el llenapistas ¡°yo soy epa?¨®, epa?¨®, epa?¨®¡±.
Plaza de Catalunya, descripci¨®n. Prima la clase media que se cae hacia abajo y que, cuando no hace ruido en el golpe, igual es la mayor¨ªa silenciosa esa. Mucho se?or suelto. Mucha familia con hijos. Hay tambi¨¦n, menos, miembros del selecto pack pam¨ª-de-Diagonal-pabajo-es-Fort-Apache. En un rinc¨®n est¨¢ el inmigrante-sonriendo-con-bandera, que siempre hay en las manifestaciones con bandera en Barcelona. Banderas. Muchas. Hay banderas catalanas, espa?olas ¡ªmuchas¡ª y unas pocas de la UE. Un par de banderas con la gallina, una con el Sagrado Coraz¨®n y otra con el toro cabreado con la luna. Curiosidades vexilol¨®gicas: prima la bandera atada a un palo contundente. Pancartas. Una muy grande: ¡°Catalunya ¨¦s tamb¨¦ Hispanitat¡±. Hay pocas pancartas canijas ¨¤ la mode 15-M. Brillan con luz propia dos: ¡°Bar?a + Madrid = La Roja¡± y ¡°Los nacionalismos discriminan y enfrentan¡±, llevada por una se?ora que se pone encima otra bandera espa?ola y va y gana otro perrito piloto.
Nuevas Generaciones habla de 500.000, es decir, 80 personas por metro cuadrado, una estad¨ªstica de club de intercambio en hora punta
Se inicia la lectura de manifiestos. En catal¨¢n, castellano e ingl¨¦s. Curiosamente, el le¨ªdo con m¨¢s tono cuartelario es el ingl¨¦s. El manifiesto pluriling¨¹e presenta originalidades estil¨ªsticas que indican que, pase lo que pase, est¨¢ pasando un cambio de estilo tambi¨¦n en esta zona epistemol¨®gica. Verbigracias: no se citan los palabros Constituci¨®n y libertad cada dos segundos, como era habitual en esta escuela de pensamiento, si bien se rapta alg¨²n cl¨¢sico del izquierdismo ¡ª¡°tenemos derecho a saber la verdad¡±¡ª. Se pide una mejora de la financiaci¨®n para Catalu?a, en cuanto, como todo, la crisis lo permita. Se hace hincapi¨¦ en los mensajes positivos, ¡ª¡°rechazamos los planteamientos negativos¡±¡ª, como cualquier vendedor de cualquier producto a puerta fr¨ªa. Se habla de espa?olidad y catalanidad sincr¨®nicamente. Quiz¨¢s lo m¨¢s llamativo del discurso es la reiteraci¨®n de la palabra esencia. Espa?a es, as¨ª, una esencia. Catalu?a, otra. El problema planteado no es, por tanto, pol¨ªtico. Es esencial. Y esencialista; es decir, insolucionable. Posiblemente, el siglo XXI es un periodo rico en el planteamiento de esos problemas asociados a banderas, y no, como ya ha quedado visto, en el planteamiento de derechos pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos problem¨¢ticos.
La plaza estaba llena. La Guardia Urbana habla de 6.000 personas. La Delegaci¨®n del Gobierno de 65.000 ¡ªseg¨²n c¨¢lculos del digital Vilaweb, eso supondr¨ªa 10 personas por metro cuadrado, algo que ni siguiera se ha visto en un concurs de castells¡ª. Nuevas Generaciones habla de 500.000, es decir, 80 personas por metro cuadrado, una estad¨ªstica m¨¢s de club de intercambio en hora punta.
Esta reuni¨®n, en la que han participado tambi¨¦n Ciutadans, Falange, PxC, PP, alg¨²n miembro del PSC, organizaciones fascistas y p¨²blico importado en autocar, no es, posiblemente, el punto de arranque del unionismo en Catalu?a. A¨²n no se sabe de d¨®nde vendr¨¢ y qu¨¦ forma adquirir¨¢ ese concepto. ?Habr¨¢ un PSOE en Catalu?a? ?El unionismo ser¨¢ un Tea Party como el apuntado hoy? ?Algunas zonas de la ANC son Tea Party? ?Una sociedad puede con dos tea parties?
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