Absuelto un minusv¨¢lido acusado de desobediencia

Jos¨¦ Miguel Esteban, un minusv¨¢lido al que los Mossos d¡¯Esquadra detuvieron por desobediencia durante una manifestaci¨®n, ha sido absuelto. Contra el criterio del agente que le denunci¨®, un juez de Barcelona sostiene que Esteban no intent¨® torpedear la actuaci¨®n policial, por lo que le absuelve de la falta de la que estaba acusado y por la que el fiscal le ped¨ªa el pago de 240 euros.

Los hechos ocurrieron el 2 de abril durante una manifestaci¨®n frente a la c¨¢rcel Modelo de Barcelona para pedir la libertad de cuatro j¨®venes encarcelados tras la manifestaci¨®n del 29-M. En un momento de la protesta, Esteban subi¨® con su silla de ruedas a la acera por donde desfilaban, junto a los manifestantes, furgonetas y agentes de los Mossos d¡¯Esquadra. Un subinspector crey¨® que estaba intentando obstaculizar la actuaci¨®n policial y, tras una discusi¨®n (no ha quedado del todo acreditado lo que ocurri¨® entonces, pues las versiones son contradictorias) decidi¨® detenerle.

La sentencia considera probado que el polic¨ªa apart¨® al hombre hacia la calzada, pero que este, ¡°zaf¨¢ndose de los agentes, nuevamente se dirigi¨® con la silla hacia el centro de la acera¡±. El juez sostiene que las grabaciones exhibidas durante el juicio demuestran que la actitud del minusv¨¢lido no supuso ning¨²n riesgo para ¨¦l ni para terceros. El acusado, sigue la sentencia, se situ¨® en un lugar suficientemente lejano como para que los veh¨ªculos policiales no tuviesen que hacer una maniobra brusca para detenerse.

Versiones opuestas

En el juicio, el mosso afirm¨® que Esteban anim¨® al resto de manifestantes a atacar el cord¨®n policial. La sentencia, sin embargo, resalta que su actitud no produjo ¡°una especial alteraci¨®n en los ¨¢nimos de quienes se manifestaban¡±. La sentencia no descarta que la versi¨®n de Esteban sobre los hechos (que el incidente se produjo por un problema de comunicaci¨®n entre ¨¦l y el subinspector) sea cierta.

Seg¨²n Esteban, se subi¨® a la acera porque pens¨® que era la forma m¨¢s r¨¢pida de dirigirse a la parada de autob¨²s y volver a casa, en la Zona Franca. Su mujer le esperaba porque estaba gravemente enferma (muri¨®, de c¨¢ncer, unos d¨ªas despu¨¦s) y necesitaba que su marido le diese la medicaci¨®n. El mosso dijo, por el contrario, que el hombre no le dijo nada. ¡°Su aparente renuncia a atender las instrucciones de los agentes no era tal, sino tan solo un intento de hacerse escuchar¡±, concluye la sentencia.