Un traje a medida para Dr¨¢cula
Alberto Saavedra presenta las figuras que decorar¨¢n la fachada del Teatro Principal
Si la Semana de Cine de Terror de San Sebasti¨¢n es una cita ineludible para los cin¨¦filos amantes de lo fant¨¢stico, la fachada que decora el Teatro Principal es lo m¨¢s esperado entre el p¨²blico. Los cuerpos de los ni?os con traje diplom¨¢tico que el pasado a?o daban forma a los cuervos de Alfred Hitchock, este a?o ser¨¢n peque?os vampiros en ata¨²des en homenaje a la pel¨ªcula muda Nosferatu (1922). Si algo le impulsa al artista Alberto Saavedra (San Sebasti¨¢n, 1951), que cada a?o busca sorprender como decorador oficial desde la creaci¨®n del m¨ªtico festival de terror hace 23 a?os, es el reciclaje en tiempos de crisis. Desde la organizaci¨®n tiene carta blanca para crear pero siguiendo la estela de Mario Vaquerizo en el cartel de este a?o inmerso en el papel del Dr¨¢cula de Bram Stoker (1992) de Francis Ford Coppola, este a?o la est¨¦tica que imperar¨¢ en la balaustrada de piedra del teatro ubicado en la Parte Vieja ser¨¢ de vampiros, ata¨²des, mujeres v¨ªrgenes e inocentes y un gigante vampiro de 2,42 metros, sin contar con la chistera.
Saavedra muestra en su taller los ¨²ltimos retoques que est¨¢ haciendo a los personajes que decorar¨¢n el Principal. Seis peque?os nosferatus van encajonados en ata¨²des hechos a medida por un carpintero. Se parecen entre ellos pero la comisura de sus bocas y los colmillos difieren unos de otros. Las extremidades que asoman por las mangas decoradas con puntillas est¨¢n hechas siguiendo los moldes de las manos de los sobrinos del escultor donostiarra. Entre cortinas y tapetes de ganchillo, Saavedra no pierde el tiempo mientras habla para tenerlo todo a punto para que el mi¨¦rcoles comience a montarse el escenario callejero. ¡°Lo m¨ªo es un poco el S¨ªndrome de Di¨®genes. Lo guardo todo, acumulo cosas que no s¨¦ si valdr¨¢n pero que siempre acaban sirviendo¡±. El artista muestra la capa de terciopelo granate que viste el gigantesco dr¨¢cula. ¡°Una joya est¨¦tica de terror. Ni a prop¨®sito puede estar m¨¢s ro¨ªda de forma natural¡±, explica sin especificar el tiempo que ha pasado la prenda a la intemperie, ni los merodeadores que se han servido de ella como cobijo.
El dr¨¢cula de Saavedra tiene boca y colmillos de pez. ¡°No me gusta que las cosas sean predecibles. La gente tiene que encontrar un poco de chiste en mis figuras. Siempre intento salirme de lo normal, romper moldes¡±, reconoce. El coste del traje del gigante, unos 700 euros, confeccionado a medida por un sastre, ha sido con mucho lo que se ha llevado la mayor parte del presupuesto. Un montante que cada a?o se reduce m¨¢s y que en comparaci¨®n con las ediciones a finales de los a?os 90 se ha reducido una tercera parte por la falta de financiaci¨®n. ¡°No gano dinero con estos decorados pero es tal la satisfacci¨®n y la gente disfruta tanto que merece la pena. Se merecen una buena fachada¡±, se?ala Saavedra, que incluso un a?o trabajo sin presupuesto.
Nada se desperdicia en el taller de Saavedra. El artista que acaba de finalizar dos pottokas de tama?o natural de goma espuma para un colegio donostiarra y colabora con la Asociaci¨®n de Belenes de Gipuzkoa para quienes ha fabricado un horno de pan. Su estudio ca¨®tico, algo esperp¨¦ntico da pie para confeccionar cualquier cosa. Las u?as de dr¨¢cula est¨¢n hechas con el culo de una botella de pl¨¢stico de leche y los vestidos de las mujeres v¨ªrgenes con cortinas y puntillas que ha ido recogiendo en tiendas de segunda mano y casas de amigos. Saavedra muestra las ¨²nicas herramientas que necesita para dar rienda suelta a sus figuras, algunas de goma espuma, otras de corcho, un cuchillo largo m¨¢s parecido al de un jamonero y unas tijeras. ¡°Es un trabajo artesano, con cosas recicladas y hechas con mucho cari?o¡±, sintetiza mientras reflexiona si pintar a las damas que acompa?an a su dr¨¢cula con sangre o sin sangre. ¡°Quiz¨¢s las maquille en plan elegantes, antes de hincar el diente¡±, concluye.
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