Descalabrados y emergentes
"Casi todo lo que se lee y se oye estos d¨ªas acerca del PSOE tiene un com¨²n aire necrol¨®gico"
Casi todo lo que se lee y se oye estos d¨ªas acerca del PSOE tiene un com¨²n aire necrol¨®gico. Nadie da un c¨¦ntimo por el futuro ¡ªel inmediato al menos¡ª del partido despu¨¦s de las citas electorales de Galicia y Euskadi. Solo algunos bocazas del PP, no sin cinismo, abogan por la conveniencia, incluso necesidad, dicen, de su recuperaci¨®n, aunque omitan a?adir que lo quieren como replicante d¨®cil y subalterno. Los mismos portavoces y notables socialistas parecen abrumados por la profundidad de la sima a la que se han sido abocados, sin que, por cierto, nadie mencione sus propias responsabilidades ni dimita en un arranque de coherencia o verg¨¹enza torera. No es esa una pr¨¢ctica del pol¨ªtico al uso, tan proclive al enroque en el cargo.
En el Pa¨ªs Valenciano no ha habido elecciones que nos permitan calibrar la dimensi¨®n dom¨¦stica del descalabro, pero a nadie se le oculta que es una fatalidad anunciada para la pr¨®xima cita con las urnas, como ya se apuntaba en la ¨²ltima encuesta de Metroscopia publicada en estas p¨¢ginas. Analizar las causas de esta depresi¨®n y de sus remedios no es objeto de una improvisaci¨®n ni est¨¢ a nuestro alcance el diagn¨®stico, si bien resulta obvio que los socialistas tendr¨¢n que decidir un d¨ªa si son carne, pescado o ese h¨ªbrido ideol¨®gico que se ha quedado sin mercado ni se?as de identidad.
Cual meros observadores interesados en este tedioso proceso que ha sido la renovaci¨®n frustrada del PSPV tan solo podemos hacer c¨¢balas acerca de las oportunidades que se malograron, no tanto para propiciar su catarsis como para paliar al menos la decadencia que ya se evidenciaba. Una de ellas fue, por ejemplo, el desde?ado liderazgo de Ana Noguera, una mujer con discurso, madurez y coraje, pensamos, para insuflarle vitalidad y autocr¨ªtica al partido. Otra, la opci¨®n por Joan Calabuig para el Ayuntamiento de Valencia, donde poco falta para que ahora el socialista le haga la ola a Rita Barber¨¢. De haber prosperado la candidatura de Manuel Mata, que compiti¨® con aquel, podemos apostar que a la alcaldesa se le hubiera hecho muy larga y amarga la legislatura soportando el afilado lenguaje de su opositor. Y tambi¨¦n, la neutralizaci¨®n del mejor parlamentario que ha pisado el palacio de Benicarl¨®, decimos de ?ngel Luna, aparcado ahora en la sopa boba de un cargo mudo y bien retribuido.
En contrapunto a esta cr¨®nica de la desdicha nos reconforta comprobar c¨®mo se reafirma el fen¨®meno que significa M¨°nica Oltra, la diputada de Comprom¨ªs en las Cortes y hoy por hoy la pol¨ªtica mejor valorada por la opini¨®n p¨²blica entre todo el elenco valenciano. No viene al caso en esta ocasi¨®n abundar en sus m¨¦ritos, m¨¢s all¨¢ de subrayar el valioso capital que representa para las fuerzas de izquierda debido a la ins¨®lita confianza y atracci¨®n que proyecta su actitud, acreditada por el inconfundible marchamo de audacia y la rara sinceridad con que aborda los conflictos. Una fortuna para el universo partidario emergente, dotado como nunca de individuos pugnaces y cualificados. En lo que concierne a la referida diputada nada debe interferir su futura candidatura a la Generalitat, pues su elecci¨®n en el seno de la mencionada coalici¨®n no es una cuesti¨®n de aritm¨¦tica, sino de pragmatismo y de trellat. Confiemos en que una ocasi¨®n tan palmaria no sea malograda por los enanos que anteponen la codicia personal o los intereses de facci¨®n a los generales del partido y pa¨ªs.
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