Solidaridad y pol¨ªticas p¨²blicas
Las pol¨ªticas sociales no pueden ser mero asistencialismo
En el centro de una profunda crisis econ¨®mica multidimensional que est¨¢ generando una situaci¨®n angustiosa para miles de personas y familias, acabamos de elegir a 75 parlamentarios para que dirijan esta comunidad hacia el bienestar, hacia el bienestar individual y hacia la cohesi¨®n social. Esa es la gran tarea que hemos encomendado a esos convecinos nuestros, pero que no debe suponer dejaci¨®n de nuestras responsabilidades ciudadanas, porque ¨¦stas no deben admitir delegaci¨®n o dejaci¨®n.
El panorama social es sin duda desolador e inaceptable ¡ªparo, pobreza, exclusi¨®n social, desahucios, fracaso escolar, recortes, xenofobia...¡ª y la respuesta tiene que ser ciudadana y pol¨ªtica, y en todo caso con el instrumento fundamental de la solidaridad. La solidaridad es la virtud c¨ªvica que nos conduce al valor superior de la igualdad (N. Bilbeny) en el que se apoya, junto a la libertad, el valor supremo de la dignidad humana.
Nuestra respuesta personal solidaria supone reconocer, aceptar y sentir al ¡°otro¡±, a ¡°todo otro¡± en el respeto a su identidad y con exclusi¨®n siempre de la violencia. Ser solidario es luchar contra la discriminaci¨®n en cualquiera de sus formas, es esforzarnos por una redistribuci¨®n equitativa de bienes y afectos, es estar junto a los que sufren , no solo para acompa?arles y aliviar su situaci¨®n, sino para acabar con su sufrimiento y para establecer unas estructuras m¨¢s justas que les permitan una vida digna y un lugar aut¨®nomo en la sociedad.
La respuesta pol¨ªtica, la que encomendamos a nuestros representantes pol¨ªticos, supone colocar decididamente la solidaridad en el coraz¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas. Ante una continua fragilizaci¨®n del Estado social es preciso establecer unas prioridades pol¨ªticas, unas prioridades sociales que universalicen de verdad todos los derechos sociales sin discriminaciones por raz¨®n de g¨¦nero, procedencia, edad, cultura o identidad. La solidaridad demanda luchar por una igualdad real y efectiva de todos, aqu¨ª y en cualquier parte del mundo.
Todos tenemos derecho a la salud, a la educaci¨®n, al trabajo y/o a recursos econ¨®micos, a la vivienda, a la protecci¨®n social, a la cultura,... es decir, a los bienes prioritarios (J. Rawls), a las capacidades humanas b¨¢sicas (M. C. Nussbaum) para alcanzar el bienestar, el bienestar que es el objetivo esencial y la raz¨®n de ser de la pol¨ªtica.
Las pol¨ªticas sociales no pueden ser mero asistencialismo, sino un aut¨¦ntico compromiso con la igualdad. Las medidas de cohesi¨®n social no benefician solamente a los m¨¢s d¨¦biles, sino al conjunto de la sociedad. La solidaridad transformada en pol¨ªticas sociales no es simplemente un gasto, sino muy especialmente es una inversi¨®n esencial para la cohesi¨®n social en una sociedad en la que todos los ciudadanos tenemos derecho a una vida digna con sentido de pertenencia e inclusi¨®n, participando activamente en los asuntos p¨²blicos, con respeto a las diferencias.
La solidaridad en el centro de las pol¨ªticas p¨²blicas debe plantearnos c¨®mo y en qu¨¦ se gasta el dinero p¨²blico, qui¨¦n y c¨®mo se gestiona, y otras muchas cuestiones que no puedo abordar en esos apuntes elementales.
Ser solidario es asumir con generosidad un compromiso de apoyo mutuo en una comunidad de personas libres e iguales que persiguen metas comunes por medios democr¨¢ticos. Es, sencillamente, transformar las fronteras que nos separan en caminos por los que avanzar juntos.
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