El oto?o del siglo
"El panorama es de escalofr¨ªo, y el recorta cuanto puedas es una especie de asesinato selectivo que antes o despu¨¦s tendr¨¢ acaso su merecida respuesta"
Ahora que el oto?o anuncia un invierno muy animado en su crueldad ser¨ªa conveniente empezar a tomar medidas a fin de evitar que a causa de los desahucios las aceras de extrarradio empiecen a llenarse de cuerpos suicidados, muchos de los cuales tienen el mal gusto adem¨¢s de dejar mujer e hijos en la calle, con la cantidad de problemas, acaso insolubles, que se ahorrar¨ªan caso de ser incinerados junto al fallecido. Claro que semejante medida requerir¨ªa de alg¨²n que otro acomodo en el conjunto de las leyes que nos rigen, pero son tantos los que se han perpetrado que uno m¨¢s no le importar¨ªa a casi nadie, salvo a las v¨ªctimas en el instante de arder como teas a la mayor gloria de los recortes. ?Una atrocidad? Me temo que no mayor de las que nos ofrece el cat¨¢logo de barbaridades que se est¨¢n cometiendo cada d¨ªa.
Ya s¨¦, ya s¨¦ que muchos de los hipotecados se metieron en l¨ªos en los que quiz¨¢s no debieron meterse, que cuando esto era Jauja cualquiera pod¨ªa convertirse en propietario de una vivienda a cambio de una hipoteca de nada manejada con astucias de trilero por constructoras y bancos, que el negocio fue de tal envergadura en su disparate que en cosa de poco tiempo constructores, bancos y titulares de hipotecas fueron todos a la ruina, pero tambi¨¦n que, como ocurre siempre, no se conoce ni un solo banquero que se encuentre en la puta calle ni un constructor que no disponga al menos de su chaletito en zona noble, as¨ª que basta de tonter¨ªas, porque ocurre que hasta la conducta impropia resulta por lo com¨²n m¨¢s onerosa para unos que para otros, de lo contrario a santo de qu¨¦ se habr¨ªa presentado Mario Conde a las elecciones gallegas a fin de redecorar su tierra, a qui¨¦n ya me contar¨¢n, con el coraz¨®n en la mano, qu¨¦ le importan minucias como la cohesi¨®n social, la estampida de excluidos o los hilillos de plastilina asesina del Prestige. Pura filfa.
Claro que sin un sistema bancario s¨®lido el pa¨ªs se va a la mierda, como si no lo hubiera hecho ya pese a que los bancos no pueden precisamente alardear de solidez y como si no acumularan miles de viviendas vac¨ªas con las que no saben qu¨¦ hacer salvo retenerlas por si acaso vuelven a venir bien dadas. Que se pudran los bancos (ya bastante se aprovechan del acopio de nuestras cada vez m¨¢s escasas n¨®minas: si al paciente lector le ingresaran en su cuenta un par de miles de n¨®minas ajenas al mes, tendr¨ªa la vida resuelta, a¨²n sin cobrar comisiones por sus servicios), pero bien podr¨ªa arbitrarse una soluci¨®n para los hipotecados por la vivienda que no fuera ponerlos en la calle, con lo mal que se duerme en invierno en un banco p¨²blico bajo la lluvia, o el incienso o el granizo y al alcance de los pijos de reposter¨ªa que al terminar la diversi¨®n nocturna se entretienen mancillando la soledad del indigente.
El panorama es de escalofr¨ªo, y el recorta cuanto puedas es una especie de asesinato selectivo que antes o despu¨¦s tendr¨¢ acaso su merecida respuesta. Y, por si no bastaba, la mayor¨ªa de los culpables de toda esta miseria est¨¢n contra el aborto; incluso hay chiflados que andan diciendo que es obra de Dios, (?de cu¨¢l de ellos?) si una mujer queda embarazada por una violaci¨®n. No sab¨ªa yo que tambi¨¦n Dios, el que sea, se dedicara a la procreaci¨®n con violencia por persona interpuesta. Mejor no nacer que encontrarse con todo esto y sin demasiada culpa.
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